Lourdes González
Ante la escalada de contagio por COVID-19 en numerosos países como China, Italia, España que implica que una persona puede contraer el Covid-19 por contacto con otra que esté infectada por el virus, la estrategia educativa fue cesar temporalmente las operaciones escolares presenciales hasta nuevo aviso y ofrecer los servicios educativos en una modalidad virtual o por televisión (González, 2020b).
Paralelamente, el sistema educativo mexicano en un escenario de buena salud y a modo de prevención reproduce la estrategia de distanciamiento social y cierra hasta aviso oficial los planteles educativos de modalidad presencial para salvaguardar la salud de los maestros como titulares en clase a fin de prevenirles del contagio, lo mismo que a la comunidad estudiantil, como lo recomienda la organización mundial de la salud (OMS).
De momento y de forma oficial, el retorno a las actividades académicas presenciales, no será antes del 30 abril del presente y la solución que se ha encontrado para activar la comunicación entre académicos y estudiantes es a través de plataformas, medios digitales, redes sociales, correos, por WhatsApp o como hayan considerado acorde a los contextos y a los inconvenientes.
El caso es que la estrategia de comunicación para la educación, implico salir de las aulas a los hogares y colocar el conocimiento al servicio de la humanidad (Santos, 1995, 2010). En el complejo mundo de la educación, cada desorden afecta el proceso, pero de repente son oportunidades, saltan iniciativas, creatividad, también se hacen más visibles las competencias profesionales y la necesidad de ser más sabios (González, 2020a).
En México entre docentes y estudiantes se despliega la tendencia y el crecimiento del uso de objetos digitales de aprendizaje en línea para la continuidad del proceso educativo. Afortunadamente, el uso de las distintas herramientas tecnológicas y plataformas digitales de apoyo no son nuevas para la docencia, pero la es poca la tendencia de construir repositorios digitales (Gallardo, Alvarado, Lozano, López, y Gudiño, 2017). Tan es así, que en voces de muchos profesionales de la educación señalan que trabajan a marchas forzadas para ofrecer los contenidos digitales a las y los estudiantes o recibirlos, mientras que otros protestan para para presionar a que se consideren las limitaciones para el cumplimiento administrativo (Román, 2020).
Otra realidad a preguntarse es ¿cómo se presentarán los contenidos para captar la atención y la comprensión de los estudiantes hacia lo académico? Atendiendo a su relación con el tiempo, con los avances, con los recursos y por la edad de algunos estudiantes se añaden los elementos, supervisión, disposición y conocimiento de quien acompaña a las y los estudiantes en casa. Sin duda, la relación entre planeación y evaluación se hace presente (Otero y Viano, 2020).
La planeación para el profesorado es la reflexión y diálogo anticipado acorde a 3 momentos, inicio, desarrollo y cierre en la que se hipotetiza que con las actividades formuladas, las y los estudiantes superan las necesidades que tienen y logran los resultados esperados y que las experiencias para todos los protagonistas sean formativas. Es así, que la planeación no son meros cumplimientos administrativos. La pregunta sería ¿La planeación responde a las necesidades de las y los estudiantes, de la sociedad, sin descuidar a los profesionales de la educación? son parte de las interrogantes que pueden hacerse para mejorar la planeación desde la escuela.
Paralelamente, otras realidades que se trabajan en la planeación presencial enfrentan dificultades ante la virtualidad. Por ejemplo, los centros educativos reconocen los procesos educativos presenciales de las y los estudiantes sentados en el aula, así se trabaja en gran medida la relación entre los que aprenden, el que enseña y el conocimiento. Ahora con el traslado de las aulas al hogar es deseable que los espacios y las tareas cotidianas del hogar se incluyan al planear las actividades y las pausas activas, que hagan descubrir a la comunidad educativa lo que implica ser y convivir con diálogo, con el hacer y con conocer desde casa con ciencia y con conciencia. Aquí es oportuna una de las frases del profesor investigador, el Dr. Santos Guerra, “en los mares de las teorías, los ríos de las prácticas”.
Sin duda, los académicos tienen la tarea de enseñar y también el aprender de las experiencias, por eso los profesionales de la educación en presencial, ante el plan de confinamiento y el escenario que enfrentan se hace más visible el afrontamiento de la incertidumbre a la certeza, cuando regularmente se trabajó a la inversa, de la certeza y luego, a veces la interrogación (Santos, 2014).
De igual manera, es deseable que los docentes estimen las actividades y las evidencias que las y los alumnos van a trabajar porque impactan para la evaluación para que trasciendan de meros cumplimientos y reflexionen sobre a quién ayuda o a quién perjudica, así lo recomienda Santos (2014).
Es oportuno reconocer que los criterios de evaluación que se tenían previstos para los centros educativos cambian ante el plan de prevención para evitar el contagio por COVID-19 y seguro que no será la evaluación prevista, ya que habrá que adaptarla a las limitaciones de los recursos, las formativas y las de los contextos de los alumnos. Es deseable, evitar los trabajos mecánicos o repetitivos, que se trate de acabar con los programas para llevarlos al día, hacer los análisis también de los horarios y los tiempos (Santos 2010; Vallespín, 2020).
A lo anterior, sin duda es oportuna la mirada del profesor investigador, el Dr. Santos Guerra, cuando en entrevista señala que en evaluación es deseable educar a quien la hace y a quien la recibe (González, 2019). De igual manera, el título de otra de sus producciones que dice mucho “La evaluación proceso de diálogo, comprensión y mejora”.
Es así que la relación de la planeación con la evaluación implica tomar en cuenta a las y los estudiantes y también al currículo, a los métodos, los recursos, los materiales, al modo de plantear la evaluación y a las necesidades en voces del profesorado El profesor investigador Santos Guerra (1995) destaca que además en la evaluación diagnóstica, procesual y de término, le inquieta la reflexión cualitativa sobre cómo aprende un alumno porque menciona que solo se sabe que acabó aprendiendo o bien, que no lo hizo. Y añade que entre otras cosas que regularmente solo se evalúa el conocimiento y los valores, actitudes o formas de convivencia quedan silentes. Sin duda, algo que sería deseable considerar al momento de planear.
Paralelamente, la relación de la planeación con la evaluación virtual también encierra conectar o reforzar el vínculo entre docentes y familia. Incorporación de nuevos integrantes a contribuir en el proceso de análisis de formación, si bien la participación de madres, padres y tutores varía, unos más que otros, mostrarles el cómo hacerlo, para evitar tener voces en redes que dejan contra las cuerdas la labor docente, tal es el caso de una madre en Pekín quien a través de las redes sociales expresa “Es un trabajo que en clase le toca al profesor, y que ahora, tengo que hacer además del mío” (Vidal, 2020).
De igual manera, otra realidad es que se escuchan voces de muchos expertos y docentes preocupados por los efectos psicológicos del trabajo en casa (Otero y Viano, 2020; Vidal, 2020). El tema no es fácil, en momentos tan sensibles para contrarrestar la escalada de los niveles de ansiedad y de estrés en la comunidad educativa y el profesorado, conviene acompañar con propuestas o implementar mejoras, porque hacer nada empeora todo (Santos, 2014).
Otero y Viano (2020), mencionan otra voz que se suma en el escenario para atender dificultades a la virtualidad, Audrey Azoulay, la directora de la Unesco, que al calce dice “estamos entrando en un territorio inexplorado por emergencia sanitaria, trabajamos entre países para encontrar soluciones de alta tecnología, baja tecnología y sin tecnología para asegurar la continuidad del aprendizaje”.
Ante los escenarios y el diagnóstico que ofrecen las noticias, las voces académicas, sociales y la teoría de planeación, organización y evaluación toda vez que se regrese a lo presencial es deseable ponerse a trabajar para generar planes sostenibles en modalidad virtual a usarse en momentos de emergencia. De momento lo que resta es atender a las indicaciones oficiales, colaborar desde nuestro encierro y paciencia inmensa para favorecer la paz en la casa con los demás en familia.
Gallardo, K., Alvarado, M., Lozano, A., López, C. y Gudiño, S. (2017). Materiales digitales para fortalecer el aprendizaje disciplinar en educación media superior: Un estudio para comprender cómo se suscita el cambio educativo. REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 15(2), 89-109.
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Santos, M. (2014). La evaluación como aprendizaje, Cuando la flecha impacta en la diana. Madrid: Narcea.
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