En el contexto internacional, el número de universidades de clase mundial, investigadores, revistas científicas y publicaciones son indicadores de que las sociedades contemporáneas apuestan por una economía basada en el conocimiento. Cierto o no, el paradigma de la economía del conocimiento está dándole impulso a políticas educativas y científicas, e imprime lógicas a las instituciones.
En este marco internacional y nacional el Conacyt a partir del 2007 creó una clasificación o Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica para reconocer a las revistas por su calidad y excelencia. Originalmente, como lo decía Rodolfo Rodríguez (2008) el índice de revistas del Conacyt tenía 99 revistas. Actualmente, según la página oficial del Conacyt, el Índice tiene en su conjunto 137 revistas impresas y electrónicas: 11 revistas del área de Físico Matemáticas y Ciencias de la Tierra; 14 de Biología y Química; 5 del área de Medicina y Ciencias de la Salud; 32 del Área de Humanidades y Ciencias de la Conducta; 50 de ciencias sociales; 09 del área de Biología y ciencias agropecuarias; 11 de ingenierías; y 05 multidisciplinarias.
En porcentajes básicos, el 63.6% de revistas son del área de las ciencias sociales, humanas, de la conducta y multidisciplinarias. Mientras el 36.4% son de las revistas denominadas ciencias duras. Sin duda, llama la atención que la mayor cantidad de revistas sean de las ciencias sociales y humanas, pero también llama la atención la cantidad de revistas sobre educación de calidad y quiénes la editan.
Según el índice de revistas de investigación científica y tecnológica del Conacyt, son apenas 9 revistas educativas de calidad y excelencia reconocidas: Innovación Educativa, del IPN; Perfiles Educativos, de la UNAM; Revista de la Educación Superior, de la ANUIES; Revista Electrónica de Investigación Educativa, de la Universidad Autónoma de Baja California; Revista Iberoamericana de Educación, de la UNAM y la red Universia; Revista Latinoamericana de Investigación en Matemática Educativa, del Comité Latinoamericano de Matemática Educativa; Revista Mexicana de Investigación Educativa, del COMIE; Revista, Sinética, Del Instituto de Estudios Superiores de Occidente (ITESO); y la Revista Apertura, de la U. de Guadalajara.
Es aquí donde se valora que la Revista de la Educación Superior (RESU) de la ANUIES regrese nuevamente al índice de revistas de investigación científica y tecnológica del Conacyt, porque es la única revista mexicana que tiene como contenido central la educación superior y los problemas de las universidades. Hay otras revistas que abordan la educación superior con mayor regularidad, como Perfiles Educativos o la Revista Iberoamericana de Educación, pero estas revistas su contenido principal y general es la educación.
La RESU en su género es una de las revistas más longevas, fue creada por la ANUIES en 1972 y ha vivido distintos momentos que reflejan el pulso de la educación del país. En casi dos décadas la RESU se avocó al tema de la educación superior en el país y en parte reflejaba las noticias de lo que sucedía en el mundo de la educación en el exterior. Posteriormente en la década de los noventa empezó a cambiar su perfil para adaptar estándares de publicación arbitrada. Finalmente a partir de la última década la RESU ha entrado a otra dinámica acorde con políticas educativas y científicas nacionales e internacionales donde está el índice de revistas de investigación científica y tecnológica del Conacyt, cuya primera convocatoria se lanzó en el 2006—2007
En ese sentido, es comprensible cómo en los últimos años, la RESU ha modificado aspectos formales, (portada, sitio oficial, criterios de evaluación), de edición y distribución (publicación ininterrumpida, distribuirse nacional e internacional), arbitraje (de investigadores reconocidos y especialistas) y de contenido (artículos, reseñas y productos de investigación correspondientes o coherentes a la temática de la revista).
¿Difícil entrar al índice de revistas del Conacyt y a un sistema internacional de conocimiento? Por supuesto. En ese sentido, cabe reconocer que si la RESU en algún momento tuvo vaivenes que la dejaron fuera o no le permitieron entrar al índice, es indiscutible su calidad y excelencia. Por ende, en hora buena el retorno de la RESU al índice de revistas del Conacyt que le beneficia al estatus y prestigio de la revista, de los investigadores que publican en ella y sobre todo de los lectores que acceden a investigaciones originales.