Enseñar matemáticas mediante textos que no incluyan simbología, no involucren suposiciones de proposiciones que no han sido demostradas, ni se apoyen en definiciones que los estudiantes no comprendan, es la propuesta de Alejandro Garciadiego Dantan, académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Garciadiego quien elaboró su propuesta a partir del proyecto de investigación “La historia como herramienta para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje de las matemáticas”, explica que ésta atiende a la cotidianeidad, a entender que debemos recurrir a nuestra experiencia de cada día, para comprender los conceptos matemáticos.
Por ejemplo, para entender el concepto de base numérica, usamos el reloj y el calendario, entre otros instrumentos. De tal manera, el alumno aprende que hay un concepto matemático apoyado en un problema real, al que se le pueden dar distintas respuestas, “y lo que nosotros debemos hacer es seleccionar la mejor respuesta”.
Con esta alternativa nueva el docente pretende mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje de las matemáticas, sin recurrir a las características del modelo original empleado desde hace casi dos mil 500 años, sustentado en Los elementos, libro que el griego Euclides escribió particularmente para filósofos y matemáticos profesionales, no para niños y jóvenes.
La obra sugiere que todas las personas tenemos capacidad para comprender un lenguaje simbólico, para seguir argumentos lógicos y para hacer suposiciones, como sería un axioma (expresión lógica usada en una deducción para llegar a una conclusión) o un postulado (hecho no comprobable que se convierte en una verdad tácitamente aceptada), y, a partir de ahí, generar conocimiento.
No obstante que ese modelo de enseñanza de las matemáticas es equivocado, como lo demuestra la actitud universal de los estudiantes, muchos profesores que imparten esta materia dan por hecho que para aprenderla bastará con que los alumnos memoricen ciertos símbolos, “y eso es un error garrafal. El estudiante primero tiene que comprender qué quiere decir ese símbolo y qué es lo que representa”.
La realidad es que los exámenes de ingreso a la educación superior muestran que es extraordinariamente bajo y limitado el nivel de conocimientos matemáticos con que entran a la universidad los estudiantes, no sólo quienes ingresaron a licenciaturas que están relacionadas con las matemáticas, sino en general los de cualquier carrera.
Frente a esta situación, en un mundo actual que obliga a todos a tener un conocimiento matemático mínimo, “tenemos que buscar modelos alternativos que sí estén dirigidos a gente joven; estén interesados o no en las matemáticas, y requieran o no de una formación matemática”.