Por Ignacio Guerrero
Toda evaluación es subjetiva, ya que en los hechos es prácticamente imposible concentrar en un solo número la totalidad de las variables que corresponden a las actitudes y a la evolución de los conocimientos de un ser humano, eso lo sabe cualquier profesor con algunos años de experiencia.
Peor aún, rompamos mitos, para el caso de los estudiantes, actualmente el mejor no siempre es el que obtiene un diez de calificación, porque ahora con tantas formas de burlar cualquier supervisión o filtro impuesto los resultados de la evaluación que se les aplica a los jóvenes son menos confiables, cada vez son menos representativos de la realidad/verdad. La tecnología, mal aplicada por cierto, está jugando un papel importante en ello.
Cuando los profesores “evaluamos” a nuestros alumnos, a veces lo hacemos con un simple examen, eso por supuesto que no es una evaluación, es una simple medición que arroja un resultado parcial del contexto global y personal del joven. Medir no es evaluar, medir es parte del proceso de la evaluación. La evaluación de un alumno requiere considerar muchos aspectos aunados a un examen, por ejemplo: su actitud respecto al trabajo que debe realizar al interior del aula y fuera de ella, tareas cumplidas, exactitud y pulcritud en las mismas, actitud respecto a sus compañeros, comportamiento al interior del grupo, puntualidad y asistencia a clases, disciplina, disposición para el trabajo en equipo, tolerancia y solidaridad con los demás, respeto a sus pares, respeto al profesor, etc.
Así pues, si evaluar alumnos es complicado por la serie de variables que conlleva el proceso y por el elevado número de jóvenes que cada profesor debe atender, entonces evaluar a un profesor se vuelve un tema extraordinariamente complejo. Al respecto tengo duda de si el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y/o la Secretaría de Educación Pública (SEP) tendrán la capacidad y los recursos materiales y humanos suficientes para llevar a cabo una evaluación siquiera satisfactoria de los maestros, o si solo lo harán con los limitados resultados obtenidos de algunos modestos cuestionarios. Pero eso seguramente lo veremos más adelante cuando nos corresponda a los profesores de la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (DGETI) ser evaluados y entonces hablaré de ello.
Una excelente evaluación del profesor sin duda estimulará una mejor educación en la parte que corresponde exclusivamente a su desempeño académico, aunque debe tenerse perfectamente claro que en el mejor de los casos tal proceso, bien realizado, resolvería sólo una parte -y sólo eso- del complejo problema educativo del país.
Con el propósito de ilustrar un poco acerca del tema de la evaluación de los profesores, a continuación señalo los elementos o variables que he visto a lo largo de mis años de servicio, mismos que si se desea realizar una buena evaluación deberían estar contemplados en la misma.
Para evaluar a un profesor con justicia las variables que tendrían que medírsele (no están ordenadas por grado de importancia) son:
El total de alumnos que atiende/atendió.
El número de alumnos al interior de cada grupo que atiende/atendió.
El número de materias que imparte/impartió.
El aprovechamiento general que obtuvo de los alumnos que atiende/atendió.
Los niveles de reprobación que obtuvo en su materia.
El porcentaje de reprobación de los alumnos que atiende/atendió en relación con sus pares que imparten/impartieron clase al mismo grupo.
Las circunstancias del grupo que atiende/atendió.
Su puntualidad para presentarse en el aula que imparte/impartió cátedra.
El orden/disciplina que obtuvo en los grupos que atiende/atendió.
Si entregó a sus alumnos al inicio del curso la lista del material y equipo que requerirían para la consecución adecuada de la asignatura o submódulo.
Si explicó a sus alumnos al inicio del curso la forma en que los evaluará/evaluó.
El número de elementos que considera/consideró en la evaluación de sus alumnos.
Si entregó resultados de la evaluación a sus alumnos, previo a su captura en medios electrónicos para su manejo administrativo.
Si es/fue puntual en la captura de calificaciones en los medios electrónicos dispuestos para ello.
Si tiene/tuvo un plan de clase diario, semanal, mensual o semestral.
Si existe/existió compatibilidad entre el plan de clase general y lo que realmente desarrolló en el curso.
Si practica/practicó una evaluación a sus alumnos o sólo les realizó una medición.
Qué opinión tienen de él sus alumnos.
Cómo desarrolla su cátedra (exposición, claridad, profundidad acorde al nivel, apoyos proporcionados a los alumnos).
Si diseña material y recursos didácticos para explicar mejor su cátedra.
Si es experto en la asignatura, o submódulo que imparte.
Si utiliza tecnología multimedia al interior de las aulas, como son: cañón, laptop, tableta.
Si obtiene de la escuela la infraestructura, material y equipo adecuados para prácticas de taller o de laboratorio.
Su puntualidad al ingreso y salida de la escuela.
Su puntualidad en la entrega de documentación requerida por la administración de la escuela.
Su asistencia, puntualidad y permanencia en reuniones citadas por la administración.
Su asistencia, puntualidad y permanencia en cursos de actualización y/o superación acreditados, comisionados por la escuela.
Su asistencia, puntualidad y permanencia en cursos de superación y/o actualización académica por decisión propia del profesor.
Si construye elementos complementarios a su cátedra utilizando tecnología digital (Blogs y/o páginas web).
Con qué frecuencia actualiza su Blog y/o página web.
Si los temas desarrollados en el Blog y/o página web son originales, copiados o son antologías.
Si construye grupos de trabajo en redes sociales.
Si entrega al alumno material impreso o digital de temas originales (desarrollados por él) relacionados con el curso.
Si transmite datos/archivos a los alumnos mediante telefonía celular, tableta o similares (uso de bluetooth, correo, etc.).
Si lleva a cabo reuniones con padres de familia.
Si tiene buenas relaciones con sus alumnos.
Si cubre asesorías a alumnos.
Si diseña prototipos, y/o remodela aparatos electrónicos o electromecánicos.
Si coordina a alumnos para la elaboración de prototipos.
Si diseña software de aplicación en la escuela. Innovaciones.
Si invierte recursos propios en su profesionalización.
Si invierte recursos propios en actividades académicas (dentro o fuera de la escuela).
Si invierte recursos propios en aparatos electrónicos de uso personal para el mejor desempeño de su cátedra.
Si tiene un desfasamiento de horarios (tiempos repartidos en dos turnos y horas “ahorcadas”).
Si lleva a cabo una atención personalizada de alumnos.
Si cubre actividades adicionales en relación con sus alumnos.
Si cubre actividades adicionales en relación con la administración.
Si cubre actividades adicionales en relación con la academia dentro y fuera de la escuela (Presidente, Secretario de academia).
Si persevera en su desempeño académico.
Si tiene faltas no justificadas a la escuela.
Si cubre tiempo extraordinario comprobable dedicado a la docencia dentro (fuera del horario de trabajo) y fuera de la escuela.
Si asiste a concursos escolares y obtiene buenas posiciones.
Si tiene alumnos tutorados y les brinda atención personal.
Si asesora a alumnos en proceso de titulación.
Si presenta incidencias de salud (cigarro, alcohol, drogas).
Si ha formado clubes de alumnos para el ejercicio de actividades académicas y/o de orientación formativa.
Si el INEE y/o la SEP consiguen realizar una evaluación que incluya los factores mencionados, bien medidos, con elementos comprobables de que así fue, entonces diré que sí se realizó un buen trabajo de evaluación del profesor.
Texto publicado en El espacio del ing. I. Guerrero