Hemos estado abordando a los museos a partir de la estrategia creativa “6 sombreros para pensar” de Eduard de Bono. Es momento de ponernos el sombrero negro, éste representa el pensamiento crítico, por lo que ahora vamos a buscar los problemas y los desacuerdos que hay en los museos. Tomemos en cuenta que hay personas que suelen usar este sombrero de forma muy natural, trabajadores que marcan todas las cosas negativas que pueden suceder si se aplican determinados proyectos y acciones.
Identificaremos las barreras, los peligros, los riesgos y otras connotaciones negativas. No hay que olvidar que el propósito del sombrero negro es de crítica constructiva, por lo que podremos proyectar una idea en el futuro para verificar que podría ir mal o podemos confrontar una idea con el pasado para verificar si encaja en lo ya sabido.
Vimos que si bien, contamos ya en esta primera veintena del siglo XXI, tanto en México como en la mayor parte de los países del mundo con una oferta cultural que abarca cinco generaciones de museos y otras tantas generaciones de visitantes que contactan con estos espacios en sus diversas modalidades; sin embargo, hay varios puntos no tan afortunados que podríamos destacar sobre los museos, su infraestructura, colecciones, actividades, innovación, divulgación y educación.
Los museos si bien, abren sus puertas al público y las exposiciones en su sitio, la atención que se brinda es parcial, pues no cuentan con la infraestructura humana para atender a todos los visitantes, dada la demanda, hay estadísticas de visitantes que destacan la afluencia a una exposición en miles, pero no nos cuentan la calidad de su atención, dada la falta de personal vemos peregrinar a los visitantes por las salas de exhibición sin atención real, solo observando pasivamente las piezas y de formación especializada en los públicos.
Los museos de primera generación, desde hace ya varios años están incluyendo elementos tecnológicos que manejan las nuevas generaciones, pero diseñados desde paradigmas tradicionales, videos que exponen contenidos, equipamientos que nos proponen dinámicas de ensayo y error, juegos en donde el visitante está contemplando o solo manipulando y no “interactuando” equipamientos informativos como cedularios e información hipertextual. Se quiere innovar sin innovar realmente.
Los museos cuentan con un buen número de piezas dentro de su acervo, muchas de ellas guardadas en bodegas, y de las que como visitante realmente desconocemos su existencia, los museos no se avocan a circularlas aunque sea haciendo uso de formatos virtuales; exponerlas abiertamente se ve como un peligro para las propias colecciones. Mostrarlas y que los visitantes conozcan todo su acervo y no solo se exhiban las piezas más taquilleras, tanto en el país como fuera de él, sabemos de los costosos seguros y la itinerancia de las muestras.
Los museos de primera generación presentan ciertos objetos patrimoniales como un elemento emblemático, lejano, inamovible en su concepto e incluso estereotipado, (el objeto por el objeto) y el público ya lo ubica de una determinada manera aprendida, por ejemplo la Piedra del Sol; ésta visión limita las posibilidades de lecturas alternas sobre un tema o elemento. El considerar que el visitante reconozca y experimente el proceso que llevó al investigador a tales conclusiones implica ver al objeto y a la cultura y a sí mismo como algo cambiante que se sigue investigando. Desde esta posición de sombrero negro parece que se ve como una posición de riesgo que el visitante pueda reflexionar, cuestionar, comparar lo que sabe y piensa con respecto a determinado tema u objeto.
El conflicto que ven los investigadores o curadores de perder el rigor científico por incluir muestras didácticas con reproducciones o equipamientos o actividades que contacten a las personas con su inteligencia emocional y se rompa la solemnidad y el respeto al patrimonio. Otras generaciones de museos al no contar con colecciones que sirvan de eje, los visitantes pueden quedarse en el punto de la interacción con los equipamientos y no ir más allá en la indagación sobre el contenido del que se habla o el caso delos Museos Comunitarios que estuvieron muy en la vanguardia y sin embargo después de varias décadas han quedado casi en el olvido frente a las grandes exposiciones, por lo que el patrimonio más cercano como el comunitario, el escolar, el regional o familiar queda diluido en el marisma entre tecnología y modernidad porque maneja otro ritmo y contexto.
La mayor parte de las generaciones de museos pese a los cambios que tanto nos han emocionado, desde el sombrero negro, no se aprecia un cambio sustancial en la relación que museo y visitantes, entre los conceptos teóricos de cambio y evolución desde la museología y la práctica, la realidad de a pie de los museos, desde la investigación y la realidad de los mismos, un buen número de museo no han logrado establecer una relación realmente dialéctica entre el museo y sus públicos
La complejidad de la oferta cultural que los museos proponen a los visitantes es amplia y competitiva con otras opciones que hay en el mercado y en ocasiones vemos que no concuerdan con la misión (vocación) del museo, por ejemplo, vemos espectáculos de trova en museos históricos o talleres, incluso en museos de cuarta y quinta generación que no se diferencian de ofertas en otros centros culturales con reproducción de modelos que limitan la expresión creativa de los participantes.
Las actividades educativas de los museos se centran en los públicos infantiles y principalmente en las visitas guiadas y talleres, siendo uno de los objetivos principales del museo: educar, ésta sigue siendo una educación industrial y no una educación digital para todos (niños, jóvenes, adultos) que permita la experiencia horizontal de los visitantes por este abanico de museos y generaciones y pueda sacar lo mejor de cada uno, ampliando sus posibilidades; sin embargo, en buena medida las áreas educativas necesitan renovar sus sustentos teóricos y visiones a futuro de acuerdo a los cambios generacionales, hay incongruencia entre educación y la experiencia de museos.
Ahora, desde el sombrero negro te pregunto:
Si bien los museos interactivos y los Centros de interpretación tienen al juego como una estrategia, ¿qué tan efectivos son en la detonación de saberes? ¿Qué de la forma en que se presentan no encaja en nuestro conocimiento y experiencia?
Los museos de cuarta generación como los parques temáticos o ciudades vivas ¿Por qué crees que no funcionarán? ¿Destaca lo que no se acomoda a la experiencia o al conocimiento aceptado o cuales son las imperfecciones de su diseño?
Para los museos de quinta generación. ¿Cuáles pueden ser los riesgos, peligros, deficiencias y problemas potenciales que podrían surgir en el futuro?
La voz de nosotros como visitantes también es importante para que junto con los profesionales podamos transformar al museo, sea de primera, segunda, tercera, cuarta o quinta generación; una educación colaborativa, reflexiva y dialogal en el contexto del museo es fundamental.
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