Las distintas políticas públicas que rigen la educación superior en México, requieren de un cambio sustancial y mejoramiento de los sistemas de enseñanza, aprovechando la gran riqueza cultural e intelectual que existe, para lograr establecer herramientas y elementos que ayuden al desarrollo universitario, coincidieron académicos en la mesa de discusión “Las políticas de educación superior y las relaciones Universidad-Estado” durante el Simposio “La Universidad Pública a Futuro”, en la UNAM.
Germán Álvarez, investigador del DIE / Cinvestav, consejero editorial de Educación Futura y especialista en educación superior, afirmó que existe la necesidad de construir instituciones de educación superior con normas claras y objetivos razonables. Enfatizó “la importancia de que las universidades se adapten a las nuevas formas y modelos educativos”.
Hugo Casanova, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, indicó que al asumir un modelo neoliberalista, se pone en riesgo el compromiso con la educación, las universidades y el desarrollo nacional y ahora con el nuevo “Pacto por México” instaurado por el gobierno de Peña Nieto apenas habla de equidad y del mejoramiento de la calidad en la educación media superior y superior.Pero ese mejoramiento sólo concibe impulsar la formación a distancia, mejorar la calidad mediante la tecnología, la inserción de una cultura emprendedora, modelos de evaluación y certificación y aumento de carreras técnicas
El papel de la docencia y los retos de la educación superior
En otra mesa de análisis, especialistas coincidieron en que el papel de los docentes dentro de las universidades públicas es uno de los elementos principales para la verdadera trasformación de las instituciones y sus formas educativas, pues representan una de las fuerzas intelectuales y académicas más importantes del país. Sin embargo, enfrentan muchos retos estructurales que frenan el desarrollo universitario.
Etty Stévez, de la Universidad de Sonora, manifestó que las universidades deben brindar las mejores condiciones para el desarrollo de los académicos, que optimizan los recursos con los que se cuenta para lograr un mejor desarrollo de sus tareas. “La docencia tiene que ver mucho con las distintas pasiones que ello implica, un verdadero docente es aquel que se preocupa por mejorar su métodos de enseñanza, se vincula más con la investigación y repercute en el impacto de la sociedad”.
Laura Padilla, de la Universidad de Aguascalientes hizo hincapié en el relevo generacional del personal académico, indicando que en tan solo 17 años se ha incrementado la edad promedio de 39.2 a 49.5 años, lo que genera un choque generacional, pues muchos de estos académicos tienen en sus manos el poder de decisión de aceptación y formas de contratación de las nuevos académicos.
Para Jesús Galaz Fontez, de la Universidad Autónoma de Baja California, ser académico es toda una extensión institucional, pues son reflejo de un gran esfuerzo por sacar adelante las labores intelectuales. Sin embargo, los principales retos como el combate al nepotismo, poca transparencia y tráfico de influencias dentro de la academia, han mermado seriamente la credibilidad y confianza de los procesos burocráticos que también se ven involucrados dentro de la vida universitaria. Ante ello, propone la creación de una Asociación Mexicana de Académicos para hacer frente a los grandes obstáculos que se presentan, mejorar las condiciones de trabajo y buscar el beneficio colectivo sobre el particular.
Finalmente, Manuel Gil Antón, académico del Colegio de México, coordinador académico de Educación Futura y moderador de esta mesa, concluyó que se requiere una verdadera unión de esfuerzos contra las adversidades institucionales, reconociendo la gran diversidad y oportunidades que se pueden dar dentro de las aulas universitarias.