El referéndum de la Gran Bretaña por permanecer o salir de la Unión Europea fue ganado por los partidarios de esta última posición por un margen de 4 puntos (52 vs. 48 por ciento), entre más de 30 millones de votantes. Esta participación, con un porcentaje cercano a 72%, fue la mayor desde las elecciones generales de 1992.
El impacto sobre las universidades británicas y sobre la vida académica europea no será inmediato, pero puede ser ciertamente significativo.
Por regiones, solo Northern Ireland (56%), London (60%) y Escocia (62%) votaron por permanecer (Bremain).
Sin embargo, socio-demográficamente se mostró una muy estrecha correlación entre nivel educativo y voto. A mayor nivel educativo, mayor porcentaje sufragó por permanecer. Poblaciones por encima de 30 % de los habitantes con escolaridad de nivel superior votaron mayoritariamente por Bremain.
Menos estrecha la correlación, pero aún significativa lo fue entre ingreso y sentido del voto. A mayor ingreso, mayor la tendencia por la permanencia.
Más cerca de Europa están los jóvenes, profesionales y solteros, quienes favorecieron permanecer vinculados a la UE. En tanto, mayores, casados, con menos educación y menores ingresos, viviendo lejos de las metrópolis, se inclinaron por la ruptura.
El voto dividió generaciones y estratos socioeconómicos: 60% de los mayores de 65 años votaron por la salida. En tanto 75% de los jóvenes entre 18 y 24 votaron por la permanencia en la UE. De la población entre 25 y 59 años 56% votaron por la permanencia. Ésta se volvió minoritaria a partir de los votantes de 50 o más años.
En ciudades universitarias como Oxford, Cambridge y Manchester el apoyo a permanecer fue similar: 70.3%, 74% y 60.4%, respectivamente
Los jóvenes y educados, que son minoría votaron mayoritariamente por permanecer en la UE, dijo Tim Farrow, líder de los Demócratas Liberales, “Votaban por su futuro, pero éste les fue arrebatado”.
“Ganó la salida de la Unión sin tener un plan para ello” sentenció el expresidente español Felipe González. Y ese “sin plan” involucra a las universidades y el aparato científico académico de la Gran Bretaña.
Julia Goodfellow, presidenta de las universidades de la Gran Bretaña dijo que la salida de la UE representará un reto mayor para las universidades. No es claro aún que ocurrirá, pero se generará una gran incertidumbre entre personal, estudiantes e investigadores de universidades británicas.
La relación entre la Unión Europea y Gran Bretaña beneficia particularmente a la ciencia inglesa. Gran Bretaña obtiene mayores beneficios de la UE (15% de los fondos para investigación) en relación con lo que aporta (12%). Entre 2007 y 2013 los ingleses recibieron cerca de 10 mil millones de dólares de la UE para investigación científica.
De ahí que las principales prioridades para las universidades hacia delante sea asegurar el financiamiento de la UE a las universidades de Gran Bretaña, así como garantizar el status de los investigadores continentales trabajando en la isla.
Susan Lea, profesora de Microbiología de la escuela Sir William Dunn de Patología de la Universidad de Oxford, piensa que esta decisión (dejar la UE) afectará el reclutamiento, la colaboración, el financiamiento y la capacitación científica en la Gran Bretaña.
La decisión de salir ha generado gran temor de que alrededor de 150 mil estudiantes de la UE actualmente en el Reino Unido, equivalente a 5% de la matrícula y el 15% de los trabajadores académicos y administrativos decidan salir de la isla.
Los rectores de las principales universidades británicas alertaron, entre otras cosas, que la pérdida de 35% de estudiantes no pertenecientes a la UE puede representar un severo impacto sobre las finanzas universitarias. El ingreso en riesgo, solo por cuotas, puede exceder más de un mil cuatrocientos millones de dólares por año.
El problema es real, en tanto de acuerdo con un sondeo de la Agencia de Estadística de la Educación Superior más de 80% de estudiantes de la UE en Gran Bretaña considerarían no estudiar ahí si el voto fuese por la salida. De los no provenientes de la UE, 40% reconsiderarían su decisión.
Por el lado británico, más de 200 mil estudiantes provenientes del Reino Unido han sido beneficiados por los programas Erasmus de intercambio.
El ministro de Educación y los rectores de las principales universidades británicas han sido enfáticos en asegurar que los promotores de la salida siempre fallaron en explicar cómo los vínculos que se desvanecen con la UE serían reemplazados.
El caso es que, como lo expresaron rectores de 103 universidades británicas días antes del referéndum, existe una enorme preocupación de que la salida como miembros de la UE pueda significar una severa erosión de la posición británica como líder global en la ciencia y la tecnología y empobrecer los campus universitarios. Una decisión dejada en manos de quienes están más lejos del conocimiento.
Académico del Instituto de Investigaciones Económicas, UNAM rangel@unam.mx