Víctor Manuel Silva Galaviz
El pasado lunes 7 de junio se emplazó a las escuelas de educación básica a volver a los salones de clases de manera semipresencial, considerando que se cumplían los tres principales requisitos necesarios: que se estuviera en semáforo verde en el estado correspondiente, tener ya los maestros vacunados y que fuera la asistencia de los alumnos de manera voluntaria por parte de los padres de familia.
Los resultados: muy pocos alumnos volvieron y un cumplimiento de las normas de sanidad requeridas muy austeras. En algunos estados que cumplían los requisitos las autoridades educativas locales se retractaron a última hora y además se adelantó el fin de ciclo escolar para al 24 de junio y no el 9 de julio como está en el calendario oficial.
Ya se tenía contemplado que una vez que ocurriera el retorno a las aulas, que si se confirmaba un contagio, todo el plantel o en su caso el grupo donde fuera detectado el caso positivo deberían irse a cuarentena y de ser posible continuar con las clases a distancia, se han dado casos positivos en alumnos y docentes, se ignora si fueron contagiados en las escuelas o en otro lugar, pero se debe aislar a la persona para frenar la cadena de contagios.
Aunado a lo anterior, de lo que poco se habla es de la brecha que se está ampliando cada día entre asistir a una escuela de sostenimiento privado donde se están dando las clases híbridas y los alumnos que están en escuelas públicas con educación a distancia; entre ambos sistemas educativos hay una gran diferencia, además los colegios particulares en su mayoría no sobrevivirán otro ciclo sin tener clases semipresenciales, por lo que harán todo lo posible para regresar a las instalaciones y un aliciente más es que todo el personal de colegios están conscientes que no regresar a clases presenciales es estar al borde del desempleo en una situación económica donde el menor de los males ha sido la pobreza laboral en que están los profesionales de la educación privada.
En conclusión, son dos realidades de una misma situación y es lamentable que se tenga tanta diferenciación de una escuela a otra, la solución idónea no existe, se deben buscar en la comunidad escolar las acciones viables, más el compromiso de iniciar el regreso a los planteles, entre más se posponga más será en perjuicio de la educación de nuestros alumnos e hijos.