- Según la evidencia mundial lo que sucede fuera de la escuela es más importante que lo que sucede en ella para explicar variaciones en desempeño en una proporción 60/40. Acabar con la pobreza es más importante que elevar la calidad de los maestros. Pero mejorar la economía se enfrenta a dos desafíos: crecimiento de la población sobre una base grande y una sucesión interminable de malos gobiernos. De estas dos variables la única endógena es la segunda. Por tanto, la mejor manera de mejorar la educación es con una sucesión de buenos gobiernos que genere las condiciones iniciales para el crecimiento. En la historia primero comimos y luego leímos.
- En el terreno reducido de la política educativa, sólo los Estados autoritarios administran sistemas tan centralizados. No es posible controlar desde un escritorio la educación escolarizada de 36 millones de mexicanos. La política educativa debe descentralizarse hacia los estados, municipios y familias. 94 años de centralismo y paternalismo son suficiente evidencia para saber lo que no funciona.
- La SEP debe ser más pedagoga y menos economista. Pero la SEP no es pedagoga en realidad. La pedagogía se practica en la escuela y el hogar. Entonces, ¿en dónde está la función pedagoga de la SEP? En permitir que la pedagogía del aula y la familia funcione bien. Argumentos de los políticos y empresarios: “hay malos maestros que les hacen daño a los niños”. Respuesta: “hay malos políticos y empresarios que les hacen daño a los niños y a los adultos”. Necesitamos mejores maestros pero también mejores políticos y administradores. Pero necesitamos una política pública que permita que la pedagogía adecuada (no existe la mejor pedagogía) fluya en el aula. No necesitamos maestros con doctorado; requerimos maestros bien intencionados y dedicados, con un aparato sólido de apoyo local.
- El Estado debe reformar las reglas originales de las representaciones sindicales. La única medicina en contra de los líderes corruptos, en cualquier sector, es la democracia con alternancia y reglas claras, transparentes y verificables de entrada y salida. Los monopolios succionan el excedente del consumidor.
- La formación de maestros debe abrirse a la competencia. La reforma de 1983-1984 de otorgar al oficio magisterial el nivel universitario no fue suficiente porque no horadó la capa superficial de normales protegidas de la competencia. No creo que la solución sea desaparecer a las normales, ni tampoco imponer un modelo; la política pública debe permitir que otras instituciones superiores establezcan sus escuelas de formación docente en igualdad de condiciones de contratación de egresados. En ese nuevo mundo, las normales crecerán, fusionarán, integrarán, evolucionarán en universidades o desaparecerán.
- Los directores y maestros de las escuelas deben ser empoderados para atender no sólo asuntos escolares, sino comunitarios. Cuando un niño llega a la escuela golpeado o desnutrido, la pedagogía puede hacer muy poco o nada. Las políticas públicas para el desarrollo social deben aliarse con las escuelas para asegurar, a nivel local, que los niños lleguen a la escuela con cerebros relajados para el aprendizaje.
- Se debe parar el obsesivo impulso de regalar computadoras, tabletas y pizarrones electrónicos. La evidencia demuestra que esto es inútil. Que los datos de pruebas estandarizadas y cuestionarios de contexto indiquen una relación entre altos resultados y computadoras en la casa y la escuela, no quiere decir que lo segundo causa lo primero. Son las escuelas y los maestros, y no los funcionarios, los que deben decidir qué se necesita en el aula. Si el tema es la pobreza, la pobreza no se acaba con una tableta en casa, sino con un buen empleo para papá y mamá.
- Un INEE de sabios siempre es mejor que un INEE sin sabios; pero la educación no necesita una superestructura de evaluación para la calidad. No existe ninguna potencia educativa con una autoridad de evaluación tan poderosa y centralizada como la dictada por la Reforma. No se trata de decir no a la evaluación; pero ésta debe ser formativa y cercana al aula. Lo mismo va para la evaluación de maestros.
- Las potencias educativas cubren la casi totalidad de la matrícula con escuelas públicas. Algunos países han optado por esquemas mixtos como las escuelas charter o voucher. La escuela en México está rota porque ha sido un instrumento para perpetuar pobreza, segregación e inequidad. La mira de la política pública debe ser que el sistema educativo ofrezca la misma alta calidad a todos los educandos.
- El Estado debe implementar una perestroika educativa; un desmantelamiento del poder federal que balcanice la educación; para acercar la escuela a la comunidad y la autoridad local al aula. ¿Cuál será la pedagogía en este mundo descentralizado? Eso lo decidirán las autoridades locales, maestros y papás.
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