A Haleh Afshar
¿Cómo se puede arruinar la vida un científico de primer nivel y ganador del Premio Nobel? Queriendo hacerse el chistoso (humorous) y expresar algo políticamente incorrecto. Así le pasó por desgracia a Sir Tim Hunt (n.1943), quien en el congreso mundial sobre periodistas de ciencias, realizado en Corea, dijo: “Déjenme les digo el problema que tengo con las chicas. Hay tres cosas que ocurren en el laboratorio. Primero, te enamoras de ellas, luego ellas de ti, pero cuando las criticas, lloran”.
Aunque en público nadie, según él, lo interpeló o acusó de ser sexista luego de su comentario, las redes sociales (RS) empezaron a hacer su labor por medio del Twitter y entonces Hunt pasó de ser visto como un prestigiado científico a un patán sexista (sexist jerk). Incluso, se creo la etiqueta (hashtag) #distractinglysexy para mofarse de los dichos de Hunt, que volaba de regreso a Inglaterra mientras su esposa, Mary Collins, enfrentaba la reacción del University College London (UCL), institución de adscripción de ella y del Nobel. La UCL le sugería a Collins que o su esposo renunciaba o lo corrían (The Guardian, 13/06/15 nota de Robin McKie). Como se sabe, se optó por lo primero, pero ahí no paró la cosa.
El Consejo Europeo de Ciencias (CEC) también aceptó la renuncia de Hunt quien reaccionó diciendo: “Esto es muy doloroso; dejé de trabajar en el laboratorio para promover la ciencia en Europa y establecer el comité científico del CEC”. La prestigiosa Royal Society de Londres también dio entrada al retiro del destacado científico y en un elegante, pero duro comunicado dejó ver el error que cometió Hunt. “Los comentarios de Sir Tim Hunt en relación con el trabajo de las mujeres en la ciencia no tienen cabida. La Real Sociedad considera que muchos individuos talentosos no han podido alcanzar su potencial científico por temas como la discriminación de género y la Sociedad está comprometida en ayudar a que esto se corrija”. Las contribuciones de Sir Hunt son excepcionales, prosigue la Royal Society; su trabajo científico es respetado en el mundo, por eso sus comentarios fueron “tan decepcionantes”, comentarios que ahora él mismo reconoce que fueron inaceptables.
Como adulto que vive la democracia, Hunt reconoció su error. “Lamento profundamente los comentarios que hice. Acepto que en mi intento por hacer una broma auto-despectiva fui imprudente y para nada chistoso. Estoy muy mortificado por haber molestado a mis anfitriones, lo cual fue lo menos que quería. Acepto plenamente que las cosas, como fueron interpretadas, no tienen lugar en la ciencia moderna; me disculpo profundamente con todos aquellos amigos que creen que he dañado sus esfuerzos por dejar atrás los estereotipos”. Nunca quise, explica Hunt a la estación de radio BBC, degradar a las mujeres.
El penoso suceso ocurrido en Corea, penalizado en Inglaterra y difundido en el mundo deja varias lecciones. Primero, la fuerza que tienen las redes sociales para iniciar, en poco tiempo, el juicio de una figura ¿pública? Pero ¿somos los académicos de a pie figuras públicas o sólo los Nobel pueden considerarse como tales? ¿Tenemos que ser más cuidadosos los investigadores de las cosas que expresamos y hacemos en público?
Segunda lección, ¿qué cuida una universidad como la UCL que presiona a un Premio Nobel a renunciar por un comentario “irónico” y “jocoso” ? La reputación, la cual no sólo está afincada en tener premios Nobel como parte de su staff académico, sino también en cuidar y promover reglas orientadas a ampliar la equidad y la civilidad. De hecho, al comunicar la separación de Hunt, la UCL fue enfática y expresó que ésta fue la primera universidad en Inglaterra en admitir mujeres estudiantes en igualdad de condiciones que los hombres; por lo tanto, la salida del destacado científico es compatible con su compromiso relacionado con la igualdad de género.
Vaya lío en que se metió el gran científico que trabajaba en comprender la reproducción celular a partir de los erizos de mar y con ello, desarrollar mejores tratamientos contra el cáncer. Su defensa ha venido de diversos ex alumnos y sobre todo, ex alumnas, científicos y nada menos que del regente de la ciudad de Londres, Boris Johnson, quien escribió un artículo en el diario The Telegraph en donde afirma que, científicamente, está probado que las mujeres lloran más que los hombres; por lo tanto, hay que reconocer que existen “diferencias emocionales” y lo único que hizo Sir Tim Hunt fue lo de siempre: describir un fenómeno natural que había observado. Hunt, prosigue Johnson, no se merece ser puesto en la picota y debería ser reinstalado en sus puestos académicos.
¿Qué opina usted? Si bien es lamentable separar a mentes brillantes de la vida académica y científica, es igual de lamentable que con nuestras expresiones —o acciones— se refuercen estereotipos porque con ello corremos el riesgo de ver como “normal” o con indiferencia el sexismo, la discriminación y la desigualdad, sobre todo en países institucionalmente débiles como México. Como ocurre en las democracias consolidadas, Sir Tim Hunt está pagando las consecuencias de sus actos y tristemente, se siente acabado (I am finished), aunque reflexiona y dice que quizás ahora tenga más tiempo para cuidar su jardín y los árboles de membrillo.
Twitter: @flores_crespo