Stefano Santorello
Introducción
Impulsar el enfoque de la Interculturalidad para Todos en el Sistema Educativo Nacional (SEN) de México, abarcando desde la educación básica hasta la superior, es el propósito del documento intitulado: “Una agenda intercultural para la educación nacional” (http://inide.ibero.mx/agenda-intercultural-para-la-educacion-nacional/) El documento lo elaboró un grupo plural y diverso de investigadores educativos adscritos a diferentes instituciones públicas y privadas, originalmente convocados por Beatriz Rodríguez (Directora de Investigación y Evaluación de la Coordinación General de Educación Intercultural Bilingüe CGEIB-SEP) y por Stefano Sartorello (investigador titular de la línea Educar para la Interculturalidad del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación –INIDE- de la Universidad Iberoamericana). Con este trabajo se pretende incidir en la formulación de las nuevas políticas educativas que implementará el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Durante poco más de un año, las y los investigadores que firmamos este documento, nos reunimos para analizar avances y retrocesos que la EIB ha tenido a lo largo de las tres últimas décadas en un país como el nuestro que, desde 1992, se reconoce pluricultural en su Constitución, sin embargo en la realidad cotidiana -tanto de las escuelas como fuera de ellas-, sigue siendo discriminador y racista con los pueblos indígenas (pueblos originarios, para ser políticamente correctos) y afromexicanos que lo habitan.
No cabe duda que, en las dos últimas décadas se han logrado avances importantes como: la creación de la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe (CGEIB) como instancia transversal de política pública intercultural; la parcial implementación de Parámetros Curriculares en lenguas originarias de parte de la Dirección General de Educación Indígena (DGEI); dar los primeros pasos para incluir lenguas y culturas originarias en la educación secundaria, así como la apertura de bachilleratos y universidades interculturales en varias regiones del país. No obstante, todavía hay grandes retos por enfrentar: la educación intercultural en la gran mayoría de los casos no atiende a todo el estudiantado del país, sino que se sigue focalizado preferencialmente a la niñez indígena, concentrándose en el subsistema denominado de educación indígena y en los niveles de educación preescolar y primaria y, por lo que atañe a la educación superior, únicamente en el subsistema de las universidades interculturales.
A partir de una extensa revisión de los hallazgos reportados por las investigaciones educativas realizadas en nuestro país, y luego de sendas discusiones y amplios debates sustentados en nuestras respectivas experiencias de investigación e intervención educativa, quienes integramos este grupo logramos ir más allá de las diferencias que nos caracterizan en cuanto colectivo plural y diverso para definir seis campos prioritarios de acción desde donde volver a promover el enfoque intercultural para todos en México. En un esfuerzo por traducir en acciones de política educativa los hallazgos que se derivan de las investigaciones educativas, asociamos a cada campo prioritario propuestas de acción dirigidas a interculturalizar el SEN, mismas que se entregaron en manos de los funcionarios educativos del gobierno entrante. A continuación, se señalan los seis campos y se destacan de cada uno algunas de las principales propuestas de acción.
Campos prioritarios y propuestas de acción para interculturalizar el Sistema Educativo Nacional (SEN)
- Estado, normatividad y políticas. En esta dimensión se argumenta la importancia de fomentar la construcción de políticas públicas “desde abajo”, escuchando e integrando a todos los actores diversos implicados, especialmente a los pueblos indígenas y afromexicanos. También se destaca la apremiante necesidad de asumir que las políticas de atención a la diversidad son para todos y no sólo para los pueblos indígenas, es necesario construir políticas diferenciadas que deben regir la relación entre el Estado y los pueblos y grupos sociales, culturales o lingüísticos diferenciados. Por ello proponemos revisar los indicadores educativos que miden el logro y la calidad educativa, para que éstos den cuenta de la riqueza de los pueblos indígenas y afromexicanos y de sus formas de aprender y ver el mundo, y para que no se sigan imponiendo criterios educativos homogeneizantes a través de las pruebas estandarizadas. Finalmente, con respecto a este primer campo, destacamos la importancia de retomar las Directrices para Mejorar la Atención Educativa de Niños, Niñas y Adolescentes Indígenas en Educación Básica emitidas por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), como insumo de diseño de políticas educativas.
- Enfoques teóricos, epistemológicos y metodológicos sobre EIB. En este campo se aboga a favor de una real valoración y dignificación de las lenguas y culturas indígenas en el ámbito educativo formal, lo que implica superar los planteamientos en pro de una educación inclusiva para la población indígena que, al ser considerada un sector vulnerable de la población nacional, tiende a desvalorar y victimizar a los estudiantes, sus lenguas y culturas desde una visión de déficit sociocultural, lingüístico y educativo. Lo anterior pasa inevitablemente por fomentar la participación de las comunidades, organizaciones, movimientos y pueblos indígenas y afromexicanos en la investigación, diseño, implementación, seguimiento y evaluación de procesos, programas y materiales educativos destinados a ellos y al conjunto de la población nacional, con el fin de contribuir a eliminar el racismo estructural y la discriminación que caracteriza las relaciones entre la sociedad nacional y los pueblos indígenas. También se considera prioritario promover la flexibilización y diversificación curricular, con el fin de adecuar la oferta educativa en todos los niveles educativos a las características socioculturales y lingüísticas de la población indígena y afromexicana. Asimismo, fomentar la creación y difusión de una producción científica diversificada e interculturalizada, que promueva métodos colaborativos, el activismo académico y la emergencia de equipos de investigación-intervención interculturales en los que participen integrantes de pueblos indígenas y afromexicanos.
- El bilingüismo como tema prioritario en las políticas lingüísticas y educativas. Se destaca la importancia de revisar a fondo las políticas lingüísticas y educativas vigentes y abrirlas a la participación de las poblaciones indígenas. Sensibilizar de manera consistente y práctica la presencia indígena en toda la República y la diversidad lingüística y étnica que ello implica. Aumentar los materiales didácticos de apoyo y propiciar el uso de las lenguas originarias en diferentes ámbitos de uso, donde predomina mayoritariamente el español. Aprovechar el paisaje lingüístico para el uso de la lengua escrita de las lenguas originarias en sus localidades y regiones, lo que contribuiría a contar con personas bilingües más competentes. Concientizar a los padres de familia, a los maestros y a los niños de las llamadas escuelas bilingües (sobre todo las urbanas) del valor de todas las lenguas y de su poder comunicativo.
- Formación de docentes e investigadores para la EIB Este campo busca argumentar la necesidad de integrar equipos de profesionales e investigadores indígenas y no indígenas para fortalecer y re-construir las instituciones y las propuestas de formación inicial y continua de docentes para el medio indígena que consideren el derecho a la educación de los pueblos basada en sus procesos de decisión, saberes y expectativas de vida. También recuperar los recursos humanos –profesionistas e investigadores- que se han formado en el campo de la educación indígena, la educación intercultural y en el de la atención a la diversidad sociocultural y lingüística, para fortalecer y trabajar en propuestas de formación de docentes para la educación básica general que contemple el tema de la diversidad y la diferencia con sentido de equidad y derecho. Fortalecer el trabajo en las instituciones encargadas de la formación inicial indígena (escuelas normales), en la reformulación de las concepciones curriculares sobre la diversidad, la inequidad, la injusticia cultural y las implicaciones de los procesos escolares en escenarios multiétnicos y multilingües; consolidar a la UPN (Universidad Pedagógica Nacional) en cuanto institución encargada de la nivelación y profesionalización de docentes indígenas, en sus dimensiones institucionales, curriculares y en el ámbito del trabajo con los formadores de docentes.
Impulsar trabajos en equipos de docentes, especialistas, padres de familia y agentes educativos vinculados a la educación escolar indígena, que contribuyan a redefinir modelos de evaluación de los aprendizajes escolares de niñas, niños y jóvenes indígenas en perspectivas que reconozcan diversas formas de aprender y habilidades de diversos tipos. Impulsar procesos de investigación sobre las prácticas docentes y los procesos de formación de docentes para el medio indígena y el general, en contextos de diversidad y desigualdad.
- Interculturalidad en básica y media superior Se propone ampliar la estrategia educativa intercultural en zonas urbanas y metropolitanas, de tal manera que el profesor o profesora bilingüe (español-lengua vernácula) trascienda su papel como intermediario-traductor. Considerar la situación sociocultural de desigualdad que condiciona la formación escolarizada de los estudiantes, la cual debe ser un punto de partida para fundar una estrategia de reconocimiento y respeto distinta a la culturalista. Retomar experiencias y proyectos educativos de corte crítico, la mayoría no escolarizados, para el enriquecimiento y contextualización del sistema educativo y de su propuesta intercultural.
- Interculturalidad en la educación superior. En este campo las propuestas de acción abarcan tanto a las universidades convencionales como a las universidades interculturales. En cuanto a las primeras, se propone de posicionar en las agendas institucionales y de políticas de educación superior la necesidad de reconocer la diversidad del estudiantado de las universidades convencionales a través de acciones concretas y coordinadas con enfoque de derechos. Generar un diálogo interinstitucional y al interior de cada universidad para construir espacios formativos que den cabida al pluralismo epistemológico y lingüístico en las diversas disciplinas.
Con respecto a las universidades interculturales, se propone otorgarles autonomía para academizar sus procesos y órganos de toma de decisiones fortaleciendo la vida colegiada bajo el principio de respeto a los aportes epistémicos en un plano de igualdad. Redefinir la participación de la SEP (CGEIB y SES) y de los gobiernos estatales como parte de Consejos Consultivos que vigilen la calidad de los procesos formativos y que democraticen el espacio de toma de decisiones del desarrollo académico institucional, evitando intervenir como piezas-actores dominantes de sus Consejos directivos, ya que hasta la fecha excluyen por completo la participación de académicos y de estudiantes. Crear nuevas universidades interculturales en regiones que carecen de esta oferta educativa, como por ejemplo en Oaxaca, Yucatán y Campeche, privilegiando criterios de pertinencia social y académica, que desplacen presiones de grupos de poder. Consolidar y ampliar la financiación compartida entre la federación y las entidades federativas a las universidades interculturales, para que puedan profundizar sus procesos de fortalecimiento y su autonomía; invertir en aspectos clave de la operación de las universidades interculturales, como por ejemplo la infraestructura básica de bibliotecas, internet, laboratorios, comedores y dormitorios (teniendo en cuenta la procedencia socioeconómica de la gran mayoría de sus estudiantes). Diseñar e implementar programas específicos de basificación de sus docentes como Profesores de Tiempo Completo (PTC), dándoles acceso en términos equitativos a los fondos federales de SEP-PRODEP, de CONACyT, SNI, etc. e integrando a las universidades interculturales en términos equitativos en la atención que todas las Instituciones de Educación Superior reciben por la Secretaría de Educación Superior de la SEP, para así poner fin a la discriminación institucional de las universidades interculturales. Impulsar la creación de un Centro de Investigación y Enseñanza sobre Lengua y Cultura, proyectado hace años como parte del modelo intercultural, cuyas acciones promuevan la aplicación de los derechos lingüísticos de los pueblos originarios en la educación superior mediante la implementación de estrategias de normalización lingüística.
Educar para la interculturalidad
Nuestros análisis y propuestas coinciden en destacar la apremiante necesidad de interculturalizar las políticas y prácticas educativas de todos los niveles y modalidades educativas del SEN para que en las escuelas, colegios y universidades donde estudian niños, niñas y jóvenes mexicanos se enseñe y se aprenda a valorar la diversidad sociocultural y lingüística que caracteriza nuestra hermosa nación. Estamos convencidos de que la diversidad que caracteriza a la sociedad mexicana contemporánea no puede ni debe seguir siendo percibida por el sistema educativo nacional como un problema o como un obstáculo. La diversidad cultural, étnica, lingüística, de género, de identidad sexual, de cosmovisiones y religiones, de edades y de clases sociales es una característica inherente a toda sociedad contemporánea. El SEN tiene que aprender a aprovechar la diversidad como un recurso de aprendizaje, como un método de enseñanza y como un enfoque transversal de todos los niveles, modalidades y subsistemas, de las edades y regiones atendidas por la educación pública mexicana.
Las propuestas de acción señaladas apuntan a generar una nueva política educativa intercultural que enaltezca a los pueblos indígenas y afromexicanos. Ello supone ofrecer una educación de primera calidad, cultural y lingüísticamente pertinente, a las niñas, niños y adolescentes de estos pueblos en donde sea que éstos se encuentren, y a la vez asegurar una educación intercultural para toda la población y en todos los niveles educativos, que asegure que la riqueza de nuestra diversidad se conozca y se valore.
Las y los jóvenes del país requieren de un enfoque intercultural que forme a todas y a todos para convivir, respetar y apreciar al otro diverso, que genere capacidades y competencias interculturales, tan necesarias para la inclusión, pero también para la pacificación de la sociedad mexicana. Estas competencias no se generan mediante un único enfoque, sino que los saberes y haceres requeridos para convivir entre culturas, lenguas, géneros y otros, necesariamente se desarrollan desde abajo, partiendo de los diferentes contextos de diversidad locales y regionales. No puede haber respuestas educativas idénticas para situaciones tan heterogéneas como las que caracterizan los contextos rurales y urbanos, indígenas y mestizos, comunitarios y migratorios.
Por ello, una nueva generación de políticas educativas incluyentes e inteligentes, pensadas e implementadas desde un enfoque de derechos, debe partir del reconocimiento de la deuda histórica que el sistema educativo, científico y tecnológico mexicano tiene con los pueblos originarios, cuyos saberes han sido expropiados, folklorizados o silenciados por la Conquista, la Colonia y luego por la sociedad criolla y mestiza. Esta deuda de origen que persiste hasta la actualidad se expresa en desigualdades de acceso, equidad y pertinencia educativa, en la exclusión de las lenguas, culturas y saberes indígenas y afromexicanos del SEN y en el desconocimiento y desaprovechamiento de la riqueza de la diversidad cultural y biológica, del “patrimonio biocultural” por parte por la sociedad mexicana. Partiendo de este reconocimiento, la política educativa deberá distinguir entre, por lo menos, tres tipos de contextos de diversidad que corresponden a desafíos educativos y destinatarios diferenciados:
- Persiste la urgencia de atender y resolver la desigualdad sobre todo de infraestructura y socio-económica que sigue caracterizando las relaciones entre poblaciones indígenas y no-indígenas, mediante políticas para lograr una mayor cobertura, equidad, y calidad de la educación básica, media superior y superior.
- Es igualmente necesario atender y reconocer la diferencia étnica, cultural y lingüística como expresión legítima de los pueblos indígenas y afrodescendientes, a través de políticas de pertinencia cultural del curriculum escolar como de oficialización y normalización de las lenguas indígenas como medios de aprendizaje y de comunicación educativa.
- Para el futuro de la educación y para la cohesión y paz social, urge atender y aprovechar la diversidad de diversidades (culturales, étnicas, religiosas, de género, de generación etc.) como un recurso estratégico para toda la nación mexicana.