Los comentarios son contundentes: “un desastre educativo”; “el proceso educativo formal mexicano no puede estar peor”. Los importantes comentaristas sobre la educación en México están de acuerdo respecto a los resultados de las pruebas de aprovechamiento académico Planea administrados por la SEP a todos los estudiantes de tercer año de preparatoria.
Observaciones seleccionadas al respecto:
- “de 1 millón 16 mil estudiantes evaluados, sólo 124 mil consiguen colocarse en el sitio en el cual deberían estar todos”…. “los exámenes dirán lo esperable, y los medios acusarán al magisterio.” (Gil Antón)
- Hernández Eugenio lamenta “el linchamiento mediático del cual han sido objeto los profesores de México, sin precisar o dimensionar de manera adecuada la complejidad de esta profesión”.
- “En suma, los resultados nacionales de Planea MS son un horror, pero un horror del que teníamos ya amplísima noticia.” (Heredia)
Resumidas cuentas, los resultados de Planea reproducen resultados de exámenes académicos anteriores como PISA en 2012, que colocaron a los estudiantes mexicanos en los últimos lugares entre países OCDE, y encendieron un debate nacional sobre la competitividad del recurso humano mexicano culminando en una profunda reforma constitucional y legal en la educación. Planea confirma que sólo el 12% de estudiantes demuestran destrezas académicas adecuadas. Y como falta entendimiento sobre el significado de estos datos y planes remediales coherentes, los medios de comunicación tienden a culpar a los maestros.
No es de sorprenderse que los resultados de Planea no revelan mejoría alguna comparado con pruebas anteriores. Aún no se ha organizado a los docentes para tomar acciones específicas diseñadas a mejorar el aprendizaje estudiantil. Sin embargo, no hay que ignorar lo valioso de los esfuerzos realizados a la fecha.
Lo que se ha hecho es cambiar poco a poco un sistema educativo que no permitía cambios, un monstruo que tragaba inmutable las iniciativas de mejoramiento. El sistema educativo veía con recelo que un maestro se responsabilizara por los resultados de su labor, y asignaba y confirmaba continuidad de plazas docentes por lealtades políticas en vez de habilidades para causar aprendizaje. Un líder escolar que perseguía cambios para mejorar el nivel académico de su escuela solo se le esperaba frustración y sinsabores.
La evaluación educativa y docente plantea que los maestros fomentan el aprendizaje de sus estudiantes, y el liderazgo educativo estimula al óptimo desempeño del equipo de los maestros en el centro educativo, organizando, coordinando y evaluándolo. Es muy limitado lo que puede hacer un maestro como individuo para cambiar todo un sistema. Pero ahora que el sistema está cambiando, hay evaluación de los alumnos (Planea y múltiples indicadores adicionales) y los maestros también se evalúan. Podemos cultivar la expectativa de que los maestros harán lo posible para que sus alumnos aprendan.
Quedamos esperando el apoyo decidido de las autoridades educativas para que los líderes escolares organicen, escuela por escuela en diálogo con sus profesores, planes específicos a su centro educativo diseñados para mejorar el aprendizaje. El plan de mejoramiento de cada escuela debe basarse en un análisis profundo de evaluaciones de desempeño de sus estudiantes y encuestas de opinión de los diferentes actores de su comunidad educativa. Hasta que esto suceda, no esperen resultados mejores en Planea, ni PISA, ni en cualquier otra medida de desempeño educativo. No es lo mismo hacer posible el cambio que hacer el cambio.
Twitter: @ejspin
Doctor en Liderazgo Educativo por la Universidad de Alabama. Profesor y Director de distintos colegios en América Latina.