Desafortunadamente, el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAES), recibe cada año más apoyo de jóvenes que no han alcanzado un lugar en las Universidades Públicas que existen en la Ciudad de México.
El problema cada vez es mayor: cada año, miles de estudiantes que realizan su examen de admisión para centros educativos públicos como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN) o la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), son rechazados y obligados a incorporarse a centros laborales o a ingresar a escuelas o carreras que no son de su agrado; lo que genera una gran deserción.
“El objetivo es que este movimiento desaparezca, que ya no sea necesario. Eso significaría que todos los jóvenes que terminan la educación media superior tengan un espacio digno para continuar con sus carreras. Tristemente, sucede todo lo contrario”, señaló en entrevista Axel Melendez, estudiante del último año de la carrera de Psicología en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza de la UNAM, quien señaló que gracias a este movimiento, él pudo ingresar a la carrera pues fue rechazado por la Máxima Casa de Estudios.
Este año, la forma de protesta es peculiar: visitaron las sedes de las rectorías de cada una de las principales universidades públicas de la Ciudad de México en dos días, exigiendo que los representantes de estas, se integren al diálogo para poder ofrecer soluciones a sus peticiones. Además, realizaron un campamento en el Parque Hundido, al sur de la capital, pues sólo tomando las calles “el gobierno podrá tomar en cuenta este movimiento”, señaló el estudiante.
La iniciativa denominada 30 horas – 30 kilómetros, es una manifestación previa a la reunión que se tendrá con autoridades de la Secretaría de Educación Pública para tratar de establecer acuerdos con las universidades.
Las alternativas propuestas hasta ahora, señala, no son viables: el impulso a las instituciones de carácter técnico y tecnológico y las modalidades abierta y a distancia, promovidas por la SEP y las diferentes instituciones públicas de educación superior, pero estas no cubren las necesidades que los jóvenes requieren.
“Estas supuestas alternativas en realidad representan una trampa, en lo que se refiere a las opciones de formación técnica y tecnológica, consideramos que éstas no son en realidad universidades (que cumplan con las tres funciones básicas de docencia, investigación y difusión de la cultura) sino centros de capacitación para el trabajo, basados en la concepción de un profesionista deshumanizado, y que basan sus perfiles profesiográficos y sus planes de estudio en las necesidades de las empresas enclavadas en su localidad”, explica.
Por su parte, agrega, la alternativa de la educación a distancia no puede ser vista como la solución al problema de la cobertura, no sólo por la falta de acceso de un gran espectro de la población a una computadora con internet, sino porque sólo representa una posibilidad para algunas carreras y para algunos sectores de la población que, por su edad o sus ocupaciones, prefieren optar por una modalidad semipresencial.
Las demandas: claras y lógicas
Lo que pedimos, dice Rocío Chávez, integrante de este movimiento y egresada del Colegio de Bachilleres, son puntos muy claros y lógicos que bien puede resolver la SEP.
El problema, reitera, es que cada año son más los estudiantes que se quedan sin un espacio en una universidad pública, hasta 200 mil en la Ciudad de México, y realmente “el gobierno no demuestra capacidad y voluntad para resolver el problema.
Las peticiones son las siguientes, y esperan plantearlas ante las autoridades el próximo 12 de agosto.
- Garantizar el derecho a la educación media superior y superior, pública, gratuita y de alto nivel académico para todos los jóvenes que lo soliciten y que hayan concluido el nivel de estudios inmediatamente anterior.
- Aumentar de inmediato la matrícula en la UNAM, IPN, UAM, UPN, UACM y en el conjunto de instituciones públicas que imparten educación media superior y superior en la Ciudad de México y su área metropolitana, hasta lograr el acceso de todos los aspirantes.
- Construir nuevas instituciones públicas de educación superior que ofrezcan una excelente formación en la docencia, investigación y difusión de la cultura, de acuerdo con el modelo universitario de la UNAM, IPN, UAM, UPN y UACM.
- Cancelar el examen de admisión como mecanismo para el ingreso a la educación media superior y superior. Abrir un debate público y una consulta democrática para diseñar un nuevo procedimiento, basado en la justicia y la equidad, para el ingreso de todos los aspirantes.
- Aumentar de manera inmediata el presupuesto destinado a la educación pública, de tal forma que se garantice un alto nivel académico de las instituciones y el acceso de todos los aspirantes al nivel medio superior y superior.
- Incorporar al Colegio de Bachilleres como sistema metropolitano de bachillerato a la Universidad Autónoma Metropolitana, garantizando el pase directo de los egresados del Colegio de Bachilleres a las licenciaturas de la UAM.
- Incorporar todos los planteles de carácter técnico del área metropolitana como son el CETIS, el Conalep y Cecytem, a un sistema de bachillerato tecnológico del IPN, garantizando el pase directo de los egresados de este bachillerato a los estudios profesionales en el IPN.
- Incorporar a las Preparatorias Oficiales del Estado de México y los Colegios de Bachilleres del Estado de México (Cobaem) al bachillerato de la UAEM, garantizando el pase directo de los egresados de este bachillerato a las licenciaturas de la UAEM.
- Incorporar al Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal (IEMS) como sistema de bachillerato de la UACM, formalizando el pase directo de los egresados del IEMS a las licenciaturas que la UACM imparte.