Las escuelas formadoras de docentes no están exentas de las demandas y presiones sociales del contexto internacional, nacional y local que enfrenta el ámbito educativo, argumentaron los normalistas Cyomara Inurrigarro Guillén, Míriam Elizabeth Sáenz García y Arturo Pérez Patiño, de la Escuela Normal Miguel F. Martínez, en su participación en los Foros de Consulta del modelo educativo en Educación Normal.
Desde 1984, señalaron, “con la contemplación de éstas como instituciones de Educación Superior la demanda y las expectativas de las Formadoras de Docentes se elevaron considerablemente, se tiene que ver el panorama internacional como parte de la visión de las normales”. La internacionalización exige el acercamiento “de las comunidades de intelectuales, docentes y alumnos que aporten enriqueciendo la cultura normalista. En todos los campos: docencia, investigación y difusión.”
En el caso de Latinoamérica, abundaron, “se han documentado también la transformación del perfil del aspirante a docente, a diferencia de los países mejor posicionados en las evaluaciones internacionales, la imagen y el estatus salarial de la carrera magisterial no es la óptima para captar a los ‘mejores’ candidatos”.
En la escena local, el Estado, tiene altos parámetros de demanda que exigen a los docentes noveles trabajar en ámbitos diversos, puede ser en el área rural o urbana, en comunidades marginales, trabajar con grupos diversos (migrantes), en fin, atender la heterogeneidad del contexto.
Bajo esta característica las instituciones formadoras de docentes han nacido y atienden a la diversidad. La formación docente “no debe quedarse restringida a lo que sucede en las mismas escuelas, debe salir de sus paredes y poner atención a lo que acontece cuando el maestro se encuentra laborando, cuando enfrenta la realidad”; vincular la experiencia de los primeros años de trabajo con la formación inicial es no sólo importante sino necesario para poder retroalimentarla, para que el egresado responda a las demandas propias de su ejercicio profesional, enfatizaron los normalistas.
Los resultados en la transformación docente no han sido los esperados, las escuelas normales están interesadas en indagar y aportar con respecto a esta situación, la importancia del seguimiento de docentes enriquecerá el proceso de formación inicial en nuestra institución; puede sin duda reducir el impacto del choque que enfrenta el novel al incorporarse a la realidad e impulsar el ejercicio profesional de los docentes en sus primeros años y por ende en su desempeño posterior.
Se encontró que la práctica docente fue un elemento clave, determinante en la formación del docente normalista, ya que se convirtió en el puente entre la teoría y la práctica, la vida académica y la profesional.
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