Los dirigentes de los maestros disidentes que se entrevistaron con el presidente electo, López Obrador, coreaban sus consignas de batalla después de los diálogos: “De Chiapas a Sonora, la Coordinadora”. “Se ve, se siente, la fuerza de la CNTE”. Esta última resulta verosímil, corona una etapa de movilización e inicia otra, “institucional”, dicen los dirigentes que lograron reunirse con el futuro mandatario. Cosa que no habían conseguido en más de 40 años de brega política. A pesar de ello, los militantes de la Sección 22 protestaron porque se suspendió la consulta programada para el lunes 29 en Oaxaca. Allí querían ser jugadores solitarios; hubieran excluido hasta al gobernador.
Los líderes de las secciones 7, Pedro Gómez Bamaca; de la 9, Enrique Enríquez Ibarra; de la 14, Arcángel Ramírez Perulero; de la 18, Víctor Manuel Zavala Hurtado, y de la 22, Eloy López Hernández, tuvieron frente a ellos no sólo al Presidente electo, sino también a futuros altos funcionarios, entre ellos Esteban Moctezuma Barragán, futuro jefe de la Secretaría de Educación Pública.
A esos dirigentes no les importó mucho, pienso, que AMLO haya condicionado su relación con ellos. Según Reforma (29/10/18), “López Obrador adelantó a los dirigentes de la CNTE que tendrán que dialogar con otras organizaciones magisteriales, aunque no mencionó por su nombre a Elba Esther Gordillo o a Juan Díaz”. Los recibió, sí, pero no les otorga el monopolio de la representación. Es más, AMLO insistió en que habrá democracia sindical y en que él no tiene líderes favoritos.
No obstante, en este encuentro, la CNTE obtuvo la reivindicación de una lucha que comenzó hace seis años. El futuro presidente se comprometió a derogar la Reforma Educativa, acabar con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y eliminar toda la evaluación a los docentes. Incluso, piensa que lo puede lograr antes de tomar posesión. Aunque también dejó en firme que el pago de la nómina seguirá centralizado y que no regresará la doble negociación.
A reserva de lo que acuerde la CNTE en su congreso, puede suponerse que con este diálogo y compromiso de AMLO y su futuro gabinete habrá algo de paz magisterial por lo que resta del año. Los foros estatales de consulta ya terminaron, se acerca el puente Guadalupe-Reyes y los diferentes grupos perfilarán mejor sus expectativas. Las de la CNTE crecerán, pues ya obtuvo un triunfo donde predominó su simbolismo y fue encumbrada como una interlocutora, si no única, sí con privilegios.
Sin embargo, las facciones de la CNTE no bajarán la guardia, nunca lo hacen. Para ellas el diálogo fue una fase de su estrategia de éxito: movilización-negociación-movilización. Puedo pronosticar que en enero o febrero a más tardar insistirá en su demanda de que se regrese la nómina a los estados, en especial a aquellos en que son mayoría. No nada más quieren que se elimine la “evaluación punitiva”, que desaparezca el INEE e incluso que se entierre la Ley General del Servicio Profesional Docente, desean volver a tener recursos y poder. Quizá también quieran recuperar para ellos los métodos clientelares y patrimonialistas que les permitieron el control de la trayectoria de los maestros.
La futura etapa de movilización tal vez sea más concurrida, pues el reconocimiento que le hizo el futuro gobierno envalentona a los pocos, pero aguerridos, integrantes de la CNTE en otros estados. Es casi seguro que buscarán recuperar a los miembros que se alejaron por efectos de la reforma del gobierno de Peña Nieto y atraer a nuevos allegados.
Con todo, dudo que, ya en el gobierno, el presidente López Obrador quiera concederles tanta prerrogativa. Además, pienso que la propuesta de AMLO de agrupar al magisterio es sincera, aspira a tener un SNTE unido y, de ser posible, ligado a Morena. Y lo quiere alcanzar por medio de elecciones democráticas vigiladas por la Secretaría del Trabajo. Busca una amalgama de fuerzas que hoy se miran inconexas, divorciadas por motivos políticos, ideológicos e intereses gremiales.
Empero, estoy convencido de que a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación no le interesa la unidad ni desea convenios con las cuadrillas que comandan Elba Esther Gordillo y Juan Díaz de la Torre. Su aspiración mayor es convertirse en la fuerza hegemónica del SNTE. Por ello, pienso, continuará con su lucha, conseguirá sinecuras y recuperará territorios, mas no se subordinará al gobierno. Seguirá con su estrategia de movilización-negociación-movilización; está en su naturaleza.