Fidel Ibarra López
El modelo a distancia que propuso la SEP podrá mantener el ciclo escolar en pie, pero con respeto a los aprendizajes, hay serias dudas.
Se había anunciado inicialmente que el regreso a clases iba a ser a través de un modelo híbrido -clase presencial y virtual- (XLIX Reunión Ordinaria del Consejo Nacional de Autoridades Educativas, 23 de julio del 2020); pero al final ni lo uno ni lo otro: va a ser a distancia y con el apoyo de las televisoras. Este modelo despierta varias interrogantes. Y para muestra lo siguiente: si ya se había anunciado un modelo híbrido que incluía la educación virtual, la pregunta es, ¿qué fue lo que ocurrió? ¿Por qué se desechó la vía virtual -si ya se había contemplado- y se recurrió, en su defecto, a la alianza con las televisoras? A decir del propio Esteban Moctezuma Barragán en la conferencia vespertina del 3 de agosto, la idea fue del presidente López Obrador. Y es a partir de esto que el acuerdo genera suspicacia, porque se puede leer como una vía con la cual se busca “suavizar” la posición de las televisoras contra el gobierno Obradorista. Y más cuando no queda claro el nivel de recursos públicos que recibirán las cuatro televisoras privadas (Televisa, Tv Azteca, Imagen y Multimedios). Ese número permitiría poner en perspectiva, en términos de costos, qué hubiera sido más adecuado: si invertir en la infraestructura tecnológica que se requería para desarrollar el ciclo escolar por la vía virtual; o esta vía a distancia, a través de la televisión.
Por otra parte, con el anuncio del modelo de la educación a distancia se garantiza el próximo ciclo escolar, no así el aprendizaje de los alumnos. Y lo afirmo por lo siguiente: ¿cuál va a ser el rol del docente en este modelo de educación a distancia? ¿Qué tipo de práctica docente va a desarrollar? ¿Cómo va a ser el proceso de retroalimentación a los alumnos y a través de qué medios? ¿Cómo va a verificar la autoridad educativa que se esté cumpliendo, en términos de aprendizaje, con los niños, niñas, adolescentes que van a cursar el próximo ciclo escolar a distancia? Hasta el momento no se tienen respuestas a estas interrogantes. La experiencia del programa “Aprende en Casa I” debió de haber proporcionado la experiencia suficiente para identificar las contradicciones internas del modelo, sobre todo en lo referente al aprendizaje de los niños. No obstante, al parecer no se tiene sistematizada esa experiencia. En la primera conferencia vespertina de Esteban Moctezuma Barragán se le formuló una interrogante en ese sentido y no hubo respuesta. Y cuando se recurre a la revisión de los documentos que publica la SEP, la información se remite a la parte cuantitativa -número de programas transmitidos por la SEP (1,140); 66 mil cuadernos de trabajo fueron distribuidos en alumnos de educación media superior que no tienen acceso a internet; 40 mil consultas de asesoría académica; etc.-; pero no se aporta evidencia en cuanto a la parte cualitativa. De ahí pues que se afirme que en términos de aprendizaje se tiene un gran signo de interrogación.
Sin embargo, no es lo único. La escuela pública va por este modelo a distancia; pero la educación privada no. En los últimos meses del pasado ciclo escolar, en la escuela privada se realizó un ejercicio de migración de la educación a las plataformas digitales. Y con esa experiencia previa, para el ciclo escolar 2020-2021 van a seguir por esa vía. Así, estaremos con dos modelos educativos en un mismo proceso escolar: un modelo de educación a distancia en la escuela pública; y un modelo de educación virtual -o en línea-, en la escuela privada. Y los resultados en términos de aprendizaje van a ser diferenciados.
Agregamos otro elemento: De acuerdo con el Subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, la pandemia va a ser larga. Y, eso significa entonces, que bien podría abarcar todo el siguiente ciclo escolar -o más-. Y si no se construyen las condiciones para que “aprendan” los niños, niñas y adolescentes que van a cursar las clases con un modelo a distancia, entonces podríamos tener un escenario muy grave en materia de aprendizaje. Por otro lado, los niños que van a cursar el ciclo escolar con un modelo virtual -o en línea-, bien que mal van a adquirir competencias digitales. Y en este campo, las brechas se van a ahondar todavía más entre los niños de la escuela privada con respecto a los de la escuela pública.
Termino con este último punto: se asegura que en el sistema público se tienen las condiciones para hacerle frente a una posible “migración” de niños de la escuela privada a la escuela pública. Y para tal efecto, se aporta la numeralia: 200 mil escuelas públicas y 1 millón 200 mil maestros se tienen disponibles para hacerle frente a este problema. Dos apuntes al respecto: desde hace un tiempo en este espacio hemos señalado que se iba a presentar este fenómeno migratorio por la gravedad de la situación económica; pero hasta este momento se está aceptando. Antes se desestimaba que se fuese a presentar migración alguna. Ahora ya se acepta, qué bueno. Ahora bien, si las clases van a ser por televisión, entonces por supuesto que le puedan hacer frente; pero… y si hay regreso a la clase presencial, ¿ahí cómo le van a hacer…?
Lo más conveniente es que en esta difícil coyuntura, el gobierno federal coadyuvara con la escuela privada con el tema de la matrícula. Si bien, el apoyo no tendría que ser directamente a los empresarios, sino a los padres de familia, para que no se entendiera como un apoyo a la empresa privada -un anatema en este sexenio-. El presidente en la mañanera del 3 de agosto aseguró que sí se iba a coadyuvar; pero no dijo cómo ni cuándo. Y por la tarde, Esteban Moctezuma aseguró que la SEP no está facultada para eso. Dos mensajes en sentido contrario, pero con una misma intención comunicativa.
Lo cierto es que no se les va a apoyar. Las escuelas privadas están solas en esta gravísima situación. Sin embargo, aún en estas condiciones, hay un escenario de oportunidad: la oportunidad de diferenciarse a través de la calidad educativa. La coyuntura obliga a innovar, si no se corre el riesgo de desaparecer del mercado. Esa posibilidad de innovación no se tendrá en la escuela pública. Y eso tendrá un costo para los alumnos. Mientras que en la escuela privada se transita hacia un modelo de educación en línea, en la pública se opta por la bancarización de la educación utilizando como instrumento a la televisión.