En días recientes me encontré con un texto titulado: Difusión y fomento de la cultura de la evaluación, imprescindible fue su lectura y análisis, particularmente por su énfasis en cuanto a la importancia que tiene completar el ciclo de la evaluación con decisiones que coadyuven la mejora de los procesos que se están evaluando y de los cuales empiezan a conocerse sus resultados.
La reforma educativa 2013 establece entre sus postulados la necesidad de realizar una evaluación a profundidad del sistema educativo mexicano en su conjunto, partiendo de actores educativos, estructuras, mecanismos de intervención…, para tal fin se creó el Sistema Nacional de Evaluación Educativa (SNEE) delegando la responsabilidad de su conducción al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) estableciendo también a éste como autoridad máxima en esta materia. Esto último a través de una tarea conjunta con la Autoridad Federal (representada por la SEP) y las Autoridades Locales (representadas por las Secretarías o Institutos de Educación de cada entidad federativa).
De esta manera, comienzan a organizarse los procesos de evaluación, siendo quizás los relacionados al quehacer docente los más difundidos y conocidos, pero no necesariamente los únicos y por ende, inevitablemente comienzan a fluir los resultados de los mismos, hagamos una breve recapitulación de estos procesos:
2014
-Evaluación para el ingreso al servicio docente en educación básica y media superior.
2015
-Evaluación para la promoción en el servicio docente en educación básica y media superior.
-Aplicación del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea) en la educación media superior.
-Evaluación para el ingreso al servicio docente en educación básica y media superior.
-Evaluación diagnóstica para el personal que ingresó a las funciones docentes en 2014, a través de exámenes de oposición.
De esta manera, podemos identificar que hasta la fecha tenemos resultados de procesos diferentes pero cuyos actores educativos son esenciales: docentes y estudiantes. Pese a ello, ¿qué revelan estos resultados? Sin duda alguna, en un primero momento es importante saber que hay una mejora sustantiva en los porcentajes de idoneidad de los candidatos a ser docentes, esto comparando los resultados entre el 2014 y el 2015; preocupante conocer que únicamente 4 de cada 10 candidatos a funciones directivas son idóneos para tales puestos; y trágico saber que solo uno de cada 10 estudiantes de educación media superior se encuentran en el sitio en el cual deberían estar todos.
Más allá de las cifras o de los sesudos análisis, el énfasis debe girar entonces en identificar si estos resultados reflejan situaciones educativas o asociadas con la educación, cuestiones ampliamente comentadas, particularmente, por las dificultades por las cuales atraviesa nuestro país en diferentes ámbitos. Ahora bien, la lectura del texto arriba citado me permitió fortalecer la noción de que:
para que una evaluación funcione y cumpla con sus fines, resulta imprescindible promover una mirada diferente sobre ella, despojando sus condiciones punitivas situación para la cual considero ni el sistema mexicano ni la sociedad en su conjunto estamos preparados, ejemplo de ello es el linchamiento mediático del cual han sido objeto los profesores de México, sin precisar o dimensionar de manera adecuada la complejidad de esta profesión.
Mención aparte el señalamiento a los estudiantes y sus resultados, como si estos no fuesen en su conjunto evidencia de lo que no solamente la escuela, los profesores han dejado de hacer, sino eximiendo de responsabilidad a sus familias, a la sociedad y particularmente a las autoridades responsables de generar condiciones para abatir las marcadas inequidades sociales, económicas, culturales en las cuales viven éstos.
De la misma manera, es necesario enfatizar que es clave que la evaluación contribuya a la mejora continua del sistema en su conjunto, enriqueciendo los procesos asociados al quehacer educativo. Por lo anterior, me parece será esencial, en fechas próximas, conocer las acciones que estarán encaminadas al fortalecimiento de los procesos educativos en México una vez conocidos los resultados de las evaluaciones, situación que es clave para apostar hacia la consolidación de una nueva cultura de la evaluación, en la cual no solo se pregonen resultados y se señalen culpables, sino más bien todos aquellos que incidimos de manera directa e indirecta en estos procesos asumamos una responsiva, hagamos propuestas y sobre todo planteemos acuerdos que contribuyan a una toma de decisiones que coadyuve a la mejora educativa de nuestro país.
Twitter: @IDHE85
Licenciado en Educación Primaria, maestro en Ciencias de la Educación y doctorante en Educación. Es asesor técnico pedagógico en la SEG y docente en el nivel superior y posgrado en la Universidad IEU.