Lourdes González
El profesor investigador, Miguel Ángel Santos Guerra, (enlace) con trayectoria ejemplar, con la extraordinaria virtud de conectar con una inmensa mayoría, siempre envuelto en el afecto de colegas, discípulos y académicos y con una gran producción intelectual sobre el sistema escolar, las prácticas docentes, la evaluación educativa, accedió amablemente a contestar unas preguntas y a enviar unas líneas al respecto.
Hoy en día, ante las medidas de sana distancia y ¡Quédate en casa! implementadas en México para evitar la propagación de COVID-19 y para mantener una buena salud se modificó la modalidad de prestación de los servicios educativos de presencial a distancia. El profesorado y los investigadores de la educación con los medios disponibles desde sus hogares se conectan con las y los estudiantes para ofrecer el acompañamiento, la preparación académica y con ello existen ciertas preocupaciones que resultan en el proceso ¿Qué compartiría con los profesionales de la educación por los escenarios teniendo en cuenta que la educación a distancia difiere mucho de unas comunidades a otras?
El Dr. Miguel Ángel Santos Guerra, saluda y precisa que le hubiera gustado disponer de más tiempo para hacer más extensas las contestaciones.
– Por la situación que estamos viviendo jamás se había tenido que impartir la docencia desde las casas, jamás se había realizado la evaluación de todo el sistema educativo a distancia. Jamás se había desarrollado el currículum desde una institución virtual diseminada en el espacio y en el tiempo.
Este hecho ha obligado a los docentes a dar respuestas de forma rápida, creativa e improvisada a unas demandas para las que, salvo excepciones, no estaban preparados.
Han tenido que trabajar más, han tenido que adaptar el trabajo a la nueva situación y han tenido que responder a las exigencias de los alumnos y de las alumnas que no disponen de los medios necesarios para realizar el aprendizaje. No olvidemos que la brecha digital es muy grande y que tendremos familias sin cobertura, sin computadoras o con una sola para varios hijos e hijas y sin los conocimientos necesarios para su uso.
Este hecho es muy importante porque va a incrementar las diferencias que ya existían en la enseñanza presencial y habrá que corregirlas de manera urgente y eficaz.
En las obras, “Cadenas y sueños” y “Entre bastidores”, Usted menciona la escuela está cargada de significados, ¿Qué dificultades encierra el traslado a la casa y cómo recomienda resolverlo?
– He trabajado durante muchos años, dedicado a la investigación, escribiendo varios libros e impartiendo clases sobre la importancia de la organización escolar como institución que acoge la planificación, el desarrollo, la innovación y la evaluación del currículum. Pero ahora por los escenarios, la organización escolar es solo virtual, no es física. Partiendo de un ordenador o de un teléfono inteligente compartimos el aprendizaje y la convivencia.
¿Qué hacer? Ahora conviene trabajar y potenciar las dimensiones virtuales de esa comunidad de aprendizaje que es una escuela. El Proyecto Educativo sigue existiendo. La comunidad educativa, aunque diseminada, es real y debe fortalecerse. La participación se realiza de otras formas y las relaciones adquieren unas nuevas dimensiones.
La escuela sigue existiendo, sus propósitos, sus integrantes, sus cometidos, su currículum, sus estrategias y sus evaluaciones, siguen ahí, menos visibles físicamente, pero no menos reales.
He escuchado a profesores que me dicen que en esta etapa se han sentido acompañados, apoyados y sostenidos por la comunidad.
– ¿Cómo hacer para que las experiencias sean más formativas para todos los protagonistas?
La finalidad esencial de la escuela es alcanzar la formación integral de las y los estudiantes. No basta llenar la cabeza de conocimientos. Y, menos aun, de datos estériles. Si todo el conocimiento que se adquiere en las escuelas sirviera para dominar, engañar y explotar mejor al prójimo, más nos valdría cerrarlas.
Por eso es muy importante que las experiencias de aprendizaje que se desarrollan a distancia sean ricas y formativas.
En cada escuela deberíamos tener este lema como orientación prioritaria de la acción: tenemos que formar no a los mejores del mundo, sino a los mejores para el mundo.
– ¿Cómo hacer para que los productos se relacionen más con aprendizajes esperados, o se cumplan y no se vuelvan un procedimiento administrativo?
El quehacer esencial de la escuela tiene que ver con la formación de la mente y el corazón de los alumnos. Multiplicar las actividades burocráticas o pobres intelectualmente es empobrecer, la esencia del trabajo docente.
No hay nada más absurdo que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada. Es esencial es aprender a pensar y aprender a convivir. No hay que ocupar a los niños y a las niñas en actividades meramente administrativas.
Y no se puede olvidar la dimensión afectiva, tan decisiva en la educación. Los alumnos aprenden bien de aquellos docentes a los que aman. Mi último libro, de este mes de mayo de 2020, se titula “Educar el corazón. Los sentimientos en la escuela” (Editorial Homo Sapiens).
En el caso del profesorado con estudiantes que necesitan el acompañamiento de las madres, los padres o algún adulto para realizar los deberes escolares ¿Cómo hacer para aprovechar la experiencia, para conectar más las y los progenitores y lograr que se sumen a colaborar?
La participación de los padres y las madres es fundamental en la enseñanza presencial. También sobre este tema he escrito varios libros. Y es más importante en esta modalidad virtual de enseñanza porque los alumnos y las alumnas realizan su tarea en el ámbito doméstico. Los padres y las madres deben:
– Valorar el trabajo que realiza la escuela y que llevan a cabo los docentes.
– Proporcionar a los hijos un espacio adecuado para el trabajo.
– Facilitarles los medios que necesiten para realizarlo.
– No comparar a unos hijos con los otros.
– Darles ejemplos de trabajo.
– Dialogar con los docentes cuando sea necesario.
Todas las piedras que lancen los padres y las madres sobre el tejado de la escuela, caen sobre la cabeza de los alumnos y alumnas.
– ¿Qué dificultades encierra la evaluación?
Sobre evaluación he escrito 12 libros. El último se titula “Evaluar con el corazón” (Editorial Homo Sapiens). No es posible resumir su contenido en unas líneas.
- La evaluación revela, expone sobre el tapete todas las concepciones, actitudes y principios del evaluador. De modo que se podría decir lo siguiente: dime cómo evalúas y te diré qué tipo de profesional eres.
- Es importante que no se confunda la evaluación con la calificación.
- Tienen que potenciarse las tareas más ricas porque una evaluación de naturaleza pobre favorece un proceso de enseñanza y aprendizaje pobre.
- Es preciso utilizar instrumentos variados, sensibles para captar la complejidad y adaptados a los contextos y a las personas.
- Hay que potenciar la evaluación continua y no hacerla al final del aprendizaje.
- Es muy importante que la evaluación sirva para motivar, aprender, mejorar, dialogar y animar. Y no tanto para controlar, comparar y torturar.
- Los alumnos tienen que participar en la evaluación y autoevaluarse.
- No se pueden olvidar las dimensiones éticas de la evaluación.
Suelo decir que en la escuela se evalúa mucho y se cambia poco: algo falla.
¿Cuáles son las preguntas qué tendrían que hacerse los académicos, los directivos, los investigadores educativos en este momento por los escenarios que se viven?
Para todos es muy importante poner en tela de juicio las prácticas, hacerse preguntas, cuestionarse. La duda es un estado incómodo, pero la certeza es un estado ridículo. Aconsejo la lectura de mi libro “La escuela que aprende”, no la que enseña, sino la que aprende.
Después, hay que compartir esas preguntas. Y responderlas a través de la investigación para poder comprender y tomar decisiones de mejora.
También considero importante escribir sobre esos procesos y luego difundir esos escritos para que sirvan de ejemplo, de estímulo y de debate.
– ¿Cuáles son los desafíos en las prácticas docentes, directivas y en el fortalecimiento de la evaluación?
En los tres ámbitos (docente, directivo y evaluador) el principal reto es la reflexión rigurosa sobre las prácticas. Es decir, investigar sobre ellas, con el fin de comprenderlas y de mejorarlas en su racionalidad y en su justicia.
– ¿Qué se necesita para mejorar?
Hace falta poner en funcionamientos tres triángulos:
- El de las estrategias de mejora, que tiene tres vértices:
-Investigación -perfeccionamiento -innovación
- El de los contenidos, con sus tres vértices:
-concepciones -actitudes -prácticas.
- El de los requisitos, que tiene estos tres vértices:
-querer -saber -poder
- El de los ámbitos, con estos tres vértices:
-escuela -familia -sociedad
Sin un vértice, no hay triángulo. Es fácil para las y los lectores hacer todas las combinaciones posibles. Por ejemplo, en el triángulo de los requisitos: si quiero y puedo, pero no sé, no funciona. Si quiero y sé, pero no puedo, imposible la realización. Si puedo y sé, pero no quiero, no es posible…
Seguro habrá motivos de preocupación para el regreso presencial a los colegios ¿Qué podría comentar al respecto?
Necesitaremos todavía mucho tiempo más para combatir el virus. Tendrá que haber desinfectantes, jabones, mascarillas y respeto a las decisiones de las autoridades políticas y sanitarias. Tendrá que respetarse la distancia física entre las personas. Tarde o temprano, habrá que ir recuperando la normalidad. Hasta ahora nos hemos escondido del virus, después tendremos que convivir con él.
La responsabilidad de cada escuela, de cada profesor y de cada alumno va a ser decisiva. Ojalá que el paso por esta crisis nos haga mejores. En mi blog, El Adarve, he dedicado varios artículos (nueve hasta el momento) sobre las lecciones que nos está brindando la crisis, a ellos me remito.
Ante el día de los y las maestras ¿Qué mensaje les compartiría?
Quiero recordarles que su tarea es la más importante, más hermosa y más difícil que se le ha encomendado al ser humano en la historia. Educar no es solo una forma de ganarse la vida; es, sobre todo, una forma de ganar la vida de los otros. Como homenaje en ese día especial, quiero dedicarles esta hermosa y significativa anécdota.
El gran magistrado Pericles, cuya personalidad marcó todo el siglo V antes de Cristo, hasta el punto de conocerse a éste como Siglo de Pericles, entendió de forma cabal, la misión del maestro como forjador de la personalidad y la conciencia de los pueblos.
En cierta ocasión, mandó reunir a todos los genios y artistas que habían contribuido a engrandecer Atenas. Fueron llegando los arquitectos, los ingenieros, los escultores, los guerreros que defendieron la ciudad, los filósofos que propusieron nuevos sentidos a la vida… Estaban todos allí, desde el matemático que descubría en el número el sentido helénico de la exactitud hasta el astrónomo que se asomaba al universo para contemplar la armonía de las estrellas.
Pericles cayó en la cuenta de una ausencia notable: faltaban los pedagogos, personas muy modestas que se encargaban de llevar a los niños por el camino del aprendizaje.
– ¿Dónde están los pedagogos?, preguntó Pericles. No los veo por ninguna parte. Vayan a buscarlos.
Cuando, por fin, llegaron los pedagogos, habló Pericles:
– Aquí se encontraban los que, con su esfuerzo, embellecen y protegen a la ciudad. Pero faltaban ustedes, que tienen la misión más importante y elevada de todas: la de transformar y embellecer el alma de los atenienses.
¿Se lo podría explicar alguien de forma convincente a nuestros políticos de hoy? No solo lo que Pericles pensaba y sentía de la educación. También su forma de vivir honestamente. Porque gobernó de forma justa e intachable durante más de un cuarto de siglo. No hay forma más bella y más eficaz de autoridad que el ejemplo.
Santos, M. (2020a, Mayo 8). La cruel pedagogía del virus. El adarve. La opinión de Málaga https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2020/05/08/la-cruel-pedagogia-del-virus/
Santos, M. (2020b, Mayo 2). El dentista del cocodrilo. El adarve. La opinión de Málaga https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2020/05/02/el-dentista-del-cocodrilo/
Santos, M. (2020c, Abril 25). Aun es posible la alegría. El adarve. La opinión de Málaga https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2020/04/25/aun-es-posible-la-alegria/
Santos, M. (2020d, Abril 18). Su suerte es nuestra suerte. El adarve. La opinión de Málaga https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2020/04/18/su-suerte-es-nuestra-suerte/
Santos, M. (2020f, Abril 4). Morir en soledad. El adarve. La opinión de Málaga https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2020/04/13/morir-en-soledad/
Santos, M. (2020g, Abril 4). Docentes en tiempos de coronavirus. El adarve. La opinión de Málaga https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2020/04/04/docentes-en-tiempos-de-coronavirus/
Santos, M. (2020h, Marzo 28). A un enfermo de coronavirus. El adarve. La opinión de Málaga https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2020/03/28/a-aun-enfermo-de-coronavirus/
Santos, M. (2020i, Marzo 21). Aplausos al anochecer. El adarve. La opinión de Málaga https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2020/03/21/aplausos-al-anochecer/
Santos, M. (2020j, Marzo 14). Lecciones del coronavirus. El adarve. La opinión de Málaga https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2020/03/14/lecciones-del-coronavirus/