Recientemente la SEP informó que retomará el pago de los maestros “transferidos” a fin de evitar que algunos cobren indebidamente. Una vez más, la autoridad culpa a los maestros de su propia ineficiencia: ningún maestro puede cobrar sin que sea la autoridad la que libere su pago, y de eso, es la principal responsable.
El origen de la tremenda fuga de dinero del Fondo para la Atención de la Educación Básica (FAEB) está en las propias secretarías de educación de las entidades, eso lo sabe la SEP y la ASF, y saben también que la descentralización educativa fracasó, dejando entre sus saldos, una administración que se caracteriza por el incremento en la contratación de maestros en lugar de la asignación de plazas en propiedad, la “congelación” de plazas, el estimulo del retiro voluntario, un tremendo frenesí por las llamadas “escuelas de tiempo completo” que en la práctica dejan mucho que desear, y el desvío de recursos docentes para otros fines.
La descentralización educativa fue un sueño concebido como desconcentración (1973-1992). Don Jesús Reyes Heroles, Secretario de Educación (1982-1985) intentó hacer la descentralización, y dijo: “La descentralización que vamos a realizar se hará gradualmente, pensada y meditada, sin prisas que serían peligrosas; pero debe aclararse, sin embargo, que vamos a cometer errores.”
Ernesto Zedillo la hizo, aunque recurriendo al gatopardismo lingüístico, en mayo de 1992 suscribió con el SNTE, los gobernadores y el Testigo de Honor Carlos Salinas de Gortari, el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), que en el segundo de sus cuatro ejes, señala: “Reorganización del sistema educativo, con dos ejes: Federalismo educativo, que traspasa a los gobiernos estatales los establecimientos escolares, los recursos materiales y financieros de educación básica y normal, quedando al gobierno central la responsabilidad de la normatividad.” Ahí está el origen del FAEB.
Carlos Ornelas escribió sobre la descentralización: “En otras palabras, se centraliza el poder y se descentraliza la administración. Esa es la esencia del modelo formal de la descentralización educativa de México.” (1998) y Don Pablo Latapí señaló “A las entidades … corresponden sólo funciones accesorias o meramente operativas, casi siempre condicionadas y sujetas a la supervisión del centro.” (2000).
Hoy se anuncia como novedad, que hay maestros que cobran sin estar frente a grupo, sino comisionados, lo cual es cierto, pero esta práctica está monopolizada por los propios secretarios de educación y en menor cantidad por los líderes sindicales. Las auditorías realizadas al FAEB revelan preocupantes desvíos, sin que hasta la fecha se haya fincado responsabilidades a nadie. En septiembre de 2008 la Cámara de Diputados concluyó que: “La Auditoría evidencia que no existen controles adecuados para conocer con certeza el número de planteles, así como la matrícula de educación básica que existe en las entidades federativas…”
La realidad es que los billones que en los años recientes se han destinado a la educación, adolecen de un alto grado de concentración, deficientes mecanismos de control y auditación, y nula aplicación de responsabilidades. Es importante que se ponga orden en el uso de los recursos que reciben las entidades del Ramo 11; 25 y 33.
El asunto es sumamente complejo, pues el desvío de recursos docentes para la operación de las secretarías de educación de las entidades es enorme. Los comisionados sindicales son los menos, frente a la cifra realmente grande que tienen las obesas secretarías que carecen de recursos propios para operar, por lo que han comisionado a cientos de maestros en funciones técnico-pedagógicas- administrativas. En el momento en que todos estos maestros fuesen regresados a sus plazas, las secretarías se quedarían sin personal para operar y a las escuelas les sobrarían maestros. Solamente en el caso de Nuevo León, la cantidad de maestros comisionados en la propia Secretaría y sus Regiones, debe superar a los mil maestros mientras que el sindicato debe andar por encima de sesenta.
En una reunión reciente con los gobernadores, el presidente Enrique Peña Nieto les dijo que el gobierno federal considera necesario revisar el financiamiento a la educación pública, derivado de la descentralización educativa, y se comprometió a que ese punto sería incluido en la propuesta que presentaría en el paquete fiscal y también en la iniciativa de reforma hacendaria, cosa que ya hizo, y pronto se incorporará en las leyes de Coordinación Fiscal y General de Educación.
El problema de la Educación no que la SEP recupere la chamba de pagar a los maestros “transferidos”, eso no soluciona nada, el problema grande es que la descentralización fracasó y faltan políticas públicas y normas jurídicas que pongan orden al caos que vive la educación no solo en los dineros, sino en muchos otros ámbitos y escenarios.