Pocos pensamos que la alternancia política iba a generar tantos problemas e inconformidades políticas. La llegada de un partido diferente y de un candidato no convencional no ha sido bien visto por todos aquellas personas que mantienen una mentalidad conservadora. Es obvio pensar que con el PRI y con la PAN, nos fue muy mal durante más de ochenta años bajo la llamada “dictadura perfecta”. (según lo dijo Mario Vargas Llosa)
El actual estado de cosas que vivimos hoy en día, es de una guerra de posiciones entre aquellos que no han querido irse del todo y los que llegan pero no han podido llegar cabalmente. El clima social de este momento es de disputas y turbulencia por asuntos ligados al poder (mantenerlo, disputarlo, adquirirlo) y por asuntos ligados con la riqueza y las relaciones que generan riqueza.
A la educación también se le confunde y se le utiliza como moneda de cambio, los grupos políticos utilizan todo lo que está a su alcance para sacar provecho de sus posiciones y poder desplazar o derrotar a sus adversarios. Bajo este clima de disputa política permanente es en donde cualquier cosa sirve de pretexto para criticar o para descalificar a los adversarios o por el contrario para intentar hacer avanzar el proyecto nuevo de nación que encabeza el presidente López Obrador.
Cuando digo en el encabezado de este artículo que hay que re-pensar a la educación, lo digo a partir de reflexionarlo en un sentido más profundo, de visualizar a la educación como estrategia para resolver conflictos en la disputa política, como mecanismo de convivencia civilizada entre los mexicanos y mexicanas (independientemente de sus filiaciones políticas, religiosos e incluso sexuales); el fundamentar cualquier proyecto o cualquier iniciativa a partir de los elementos que nos hacen comunes como nación, como mexicanos, como latinoamericanos, etc.
La educación deberá re-pensarse en los círculos políticos y los mismos círculos políticos deberán re-educarse incluso aquellos que hoy han llegado al poder.
Aunque pudiera pensarse como una perspectiva pragmática, la educación sirve para muchas más cosas de las que hemos utilizado en nuestro país, es en el único punto en donde se debería estar de acuerdo en todos las filiaciones y es a partir de ahí desde donde se podría desplegar una serie de estrategias para resolver el resto de los conflictos a través de realizar una serie de mediaciones significativas en donde las partes deberán aprender a ceder o a ganar perdiendo.
El problema de fondo también es que no existe una autoridad educativa que sea capaz de asumir un liderazgo potente y colocarse por encima de los conflictos y servir como mediador, es decir, como un verdadero educador que sabe resolver conflictos o facilitar estrategias para la resolución de los mismos.