Los días 23, 24 y 25 de 2010, la SEP por conducto de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación realizó un Seminario Académico para la Reforma Curricular en las Escuelas Normales
Documento PDF (http://goo.gl/U1Nn6B).
Al año siguiente, esto es en el 2011 en una nota del Periódico La Jornada, fechada el lunes 6 de junio p. 39 se lee “Los secretarios de educación de las 32 entidades federativas acordaron que la reforma de la educación normal iniciará a partir de agosto…”
El día 27 de junio, en el mismo periódico se publicó en la p. 41 “La reforma de las escuelas normales que se instrumentará en el ciclo 2011-2012 a partir de agosto próximo, plantea el incremento de cuatro a cinco años … La nueva currícula se estructura con base en cuatro trayectos formativos: 28 por ciento está destinado a la formación sicopedagógica; 25 por ciento a la preparación para la enseñanza y el aprendizaje; 17 por ciento comprende comunicación y lenguajes; 18 por ciento es la vinculación con la práctica real (o profesional), y 12 por ciento está integrado por las materias optativas.”
La SEP da cuenta de los nuevos planes de estudio para las licenciaturas en: Primaria, Preescolar, Primaria Intercultural Bilingüe y Preescolar Intercultural Bilingüe, en los Acuerdos 649, 650, 651 y 652 respectivamente (ver http://www.dgespe.sep.gob.mx/reforma_curricular).
La Reforma Curricular de la Educación Normal recibió diversas muestras de rechazo, como fue el caso de la Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” (http://www.benv.edu.mx/normal/) y la sección XVIII de Michoacán (http://www.moreliactiva.com/noticia/2059/rechaza-seccion-xviii-reforma-curricular-para-las-normales-de-michoacan) que obligaron a la SEP a suspender la aplicación de los cambios curriculares en el ciclo escolar 2011-2012, según nota de del Periódico La Jornada del sábado 20 de agosto de 2011, p. 33.
Hoy la Reforma en las Normales está de vuelta y se anuncia su inminente implementación. Las noticias hablan de “profundas transformaciones” en la educación normal, lo cual hace renacer en mí la esperanza de que ya no penda sobre ellas -como espada de Damocles- la idea de cerrarlas.
Ansío fervientemente que se les restituya su proyecto original formativo de una de las más nobles profesiones imbricadas en el desarrollo humano y social de México; deseo con emoción magisterial que se las dote de nuevas tareas como la investigación educativa en serio, y de los laboratorios psicopedagógicos como instrumentos para la generación de nuevos conocimientos que les permitan ser autosuficientes y vender sus productos en vez de estar comprando capacitación a empresas y universidades privadas carentes de vocación y tradición pedagógica, causantes de que la educación haya perdido su carácter de “Derecho Humano” y se haya convertido en mercadería que compra el que tiene dinero.
Contabilizando las escuelas normales públicas, en sus diversas modalidades, tenemos la cantidad de 241, si agregamos las 190 normales privadas y las 64 Unidades de la UPN, advertimos un potencial enorme para el despegue definitivo de México impulsado por la educación; imagine una matrícula superior a los 130 mil estudiantes y una planta de docentes que rebasa los 16 mil, simplemente ¡No se puede desperdiciar todo este potencial! Pero se necesita una verdadera voluntad política, proyectos sólidos de mediano y largo alcance, visión de altura.
La reforma curricular no es suficiente, se necesita una verdadera revolución que abarque además: infraestructura, gestión y financiamiento. Las escuelas normales deben dejar atrás su visión autocomplaciente y su complejo de entes menores frente a las universidades, deben volver sus ojos a la ciencia dura: cuando menos en el dominio de la asignatura, la metodología para su enseñanza, y recursos de evaluación humanos y democráticos.
Las normales, deben ser replanteadas, despojadas de toda simulación y medra de oportunistas que en algunos sectores viven del ejercicio anual de movilizar a los estudiantes con propósitos lejanos a los fines y metas consustanciales a su elevada misión.
No estaría mal que las Secretarías de Educación estatales, se aliaran con las escuelas normales para realizar las tareas que ahora compran a particulares en un alto precio y que usualmente no tienen utilidad para la toma de decisiones. Hay un desprecio por lo propio, local y nacional; lo privado se considera mejor que lo público, lo extranjero se valora por encima de lo autóctono y eso, eso no está bien, refleja desraizamiento, vaciedad, falta de sentido de identidad y pertenencia.
Las mejores experiencias educativas debieran gestarse en las escuelas anexas a las normales, pues resulta paradójico que éstas hayan caído en la inercia de la “certificación” externa, que sólo sirve para colocar grandes lonas en el frente de la escuela anunciando estos logros efímeros e inútiles, sería más que suficiente que los catedráticos cumplieran las normas y reglamentos y que las autoridades fincaran responsabilidades cuando esto no ocurriera. No se requieren certificaciones cuando abunda la vocación, el compromiso y el amor a la educación y a los niños (desde luego me refiero al eros pedagógico, no la pederastia)
Las escuelas normales pudieran llegar a ser en el corto plazo, solidarias aliadas de las autoridades en la realización de las políticas educativas, y útiles laboratorios para las Secretarías de Educación, si tan sólo retomaran del ideario de Torres Bodet (1946) que sintetizo en:
a) Elevar y perfeccionar la cultura general y la pedagógica (teoría y práctica) de los maestros tanto en su formación inicial como en la continua, coadyuvando con los Centros de Maestros que hasta ahora no han logrado los objetivos para los que fueron creados;
b) Capacitar a los maestros para las funciones de dirección y supervisión, incluso para asesorar a los Secretarios de Educación que en muchos casos son la antítesis de lo que se esperaría que supiera y documentara quien dirige la educación del país o de las entidades; y
c) Hacerse cargo de los estudios de posgrado con el rigor y orientación que el país reclama, pues a estas alturas, el sistema está infestado de maestrías y doctorados de todos los tufos y aromas, nacionales y extranjeros, virtuales y de turismo veraniego.
Cuando Elba Esther Gordillo habló de cerrar las normales, Miguel Ángel Granados Chapa escribió: “…Hay que procurar, pues, transformar el normalismo, actualizarlo, no despreciarlo y menos aún sepultarlo.”
Hago votos porque los foros anunciados (del 7 de febrero al 16 de junio) no retomen el “Documento de Trabajo” que se utilizó anteriormente, que tenía cuatro capítulos: el I presenta los antecedentes que sustentan su construcción; el II está destinado a “un análisis curricular de la educación de maestros”; el III, describe el Modelo Curricular para la Formación Profesional de Maestros de Educación Básica; y el IV describe el Modelo para la Formación Profesional y el Desarrollo de Competencias del Maestro de Educación Básica implícito en el modelo curricular, y expone su modo de instrumentación en los nuevos planes y programas de estudio, así como las ocho competencias que se supone debe poseer el maestro de educación básica. Francamente, creo que fue un documento desafortunado, por decir lo menos.
Ojalá que, quienes estarán en la consulta de la educación Normal: Alberto Arnaut, Rosa Ma. Torres, Concepción Tirado, Olga Maya y Liliana Lira escuchen las voces de maestros nuevos y viejos, y las sentencias antiguas, como la de Frank Tanenbaum (1933 autor de la obra “La paz por medio de la revolución”) que sentencia “Ningún resultado de la Revolución Mexicana es tan trascendente como su movimiento de educación rural”; o la de John Dewey (1936-maestro de Moisés Sáenz Garza) que escribió: “No hay movimiento de educación en el mundo que presente un espíritu más íntimo en las actividades escolares y la comunidad, que el de la escuela rural mexicana”; o la del senador Shepard del Congreso de Estados Unidos (marzo 16 de 1938) quien dijo refiriéndose a la educación rural “El nuevo sistema de la educación en México es uno de los logros más notables de su Revolución”.
Esta tarea no es de uno, esta tarea es de todos: ¡Ubuntu! *
¡Estos sueños míos! Siempre me da por lo imposible, pero ni modo, soñar es cosa noble y ser un soñador me satisface: soy feliz.
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*) Un antropólogo propuso un juego a los niños de una tribu africana. Puso una canasta llena de frutas cerca de un árbol y les dijo a los niños que aquel que llegara primero ganaría todas las frutas.
Cuando dio la señal para que corrieran, todos los niños se tomaron de las manos y corrieron juntos, después se sentaron juntos a disfrutar del premio.
Cuando él les preguntó por qué habían corrido así, si uno solo podía ganar todas las frutas, le respondieron: UBUNTU, ¿Cómo uno de nosotros podría estar feliz si todos los demás están tristes? UBUNTU, en la cultura Xhosa significa: “yo soy porque nosotros somos.”