Sergio Martínez Dunstan
El esperado anuncio sobre el regreso a clases se ofreció en la conferencia matutina. El ciclo escolar 2020 – 2021 iniciará a distancia el veinticuatro de agosto. Así lo hizo saber el Secretario de Educación Pública. En su intervención, destacó que la pandemia representa uno de los mayores desafíos, aunque todos deseamos volver a las aulas, y el riesgo para la salud sigue siendo alto. En México, señaló, las clases presenciales sólo se darán con semáforo verde conforme los estados (entidades federativas) vayan transitando de manera gradual. Las escuelas se mantendrán cerradas para prevenir los contagios. Es necesario mantener el aprendizaje pese a ello, dijo. La escuela real es el vínculo entre maestros y alumnos. Es mas fuerte incluso que el propio salón de clases. El trabajo a distancia en el sector educativo permite que la pandemia sea manejable hospitalariamente. La educación a distancia, por televisión, tiene una base pedagógica sólida y equitativa. Los libros de texto gratuitos son un medio para seguir los planes y programas así como lograr los aprendizajes esperados. Asimismo, dio a conocer el acuerdo de concertación con cuatro televisoras nacionales las cuales se integrarán a las del sector público y a la red de los entidades federativas para transmitir durante las veinticuatro horas del día de los siete días de la semana en todo el territorio nacional. Con ello, se pretende alcanzar la cobertura nacional, más de treinta millones de estudiantes de la educación obligatoria (inicial, preescolar, primaria, secundaria y media superior). Tendrá valor curricular y validez oficial y valor. Esteban Moctezuma Barragán informará diariamente los detalles específicos y responderá la preguntas del auditorio, de cinco a seis de la tarde. Para concluir, El Presidente de la República enfatizó: Que nadie se quede sin la posibilidad de estudiar, sin el derecho a la educación.
La síntesis anterior concuerda con la nota difundida en Profelandia.com sobre la la reforma a diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020, Acuerdo 12/06/20 mediante el Acuerdo Secretarial Número 14/07/20 el cual se publicará próximamente en el Diario Oficial de la Federación (https://bit.ly/2EEnZ5M). Coincide también con algunas de mis opiniones vertidas en este espacio en colaboraciones pasadas. En resumen, se ratificó la imposibilidad de iniciar el ciclo escolar de manera presencial y se planteó como vía alterna la educación a distancia en tanto las circunstancias y las condiciones sanitarias lo permitan. Con ello se disipó la posibilidad de una declaración sorpresa. Se establecerán los tiempos y procedimientos para cumplir con el propósito definido y en los ámbitos previstos. No hay nada oculto bajo el sol. En contraparte, se avizoran algunos desafíos por afrontar y ciertas problemáticas por resolver, verbi gratia:
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Se esperan deserciones masivas en la matrícula de las escuelas particulares ante la imposibilidad de los padres de familia de continuar pagando el servicio privado dadas las repercusiones económicas de la epidemia. Es, además de un drama empresarial y familiar, un problema grave que se le endosará a la educación pública.
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Se convierte también en un asunto de seguridad social para los trabajadores de la educación.
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De igual manera, altera las condiciones generales de trabajo que las organizaciones gremiales debieran de “pugnar”, es un verbo muy socorrido por los líderes sindicales para este tipo de situaciones, o hacerlo respetar.
También percibo otro tipo de situaciones irresueltas aún y, seguramente se acometerán, pero en mi parecer traerán consigo determinadas particularidades de política y de políticas públicas. Por ejemplo:
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La exposición mediática del Secretario de Educación se usará para restarle presión al Vocero Oficial del Gobierno para atender la epidemia del COVID 19 pero desgastará al funcionario y al tema educativo.
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La reunión del Consejo Nacional de Autoridades Educativas para transmitirles la instrucción presidencial a través del Secretario de Educación de la Federación deja entrever lo que pomposamente se le ha llamado la rectoría del Estado en materia educativa. No se permitirá, al parecer, ninguna otra sublevación o dejar que los gobernadores de los estados tomen decisiones que no les correspondan.
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El acuerdo de concertación con las televisoras privadas da apertura y manejo a una relación que se había tornado delicada por decir lo menos sino es que espinosa. Seguramente pasarán la factura mas tarde que temprano y no sólo con respecto al costo económico por el servicio sino también la tajada de pastel que exigirán desde el punto financiero y de poder político.
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La relación con los sindicatos o lo todo aquello relacionado con el tema sindical. Al parecer, ya pasaron a la historia aquellos días en donde el sindicato estaba presente y jugaba un papel preponderante para garantizar la correcta implementación de la política pública en cuestión. Se acordaban las condiciones para que el magisterio participara y se negociaban los cotos de poder para los líderes que lo facilitaran. Las situación laboral de los maestros se han convertido en asuntos particulares más que en demandas gremiales. De esta manera, se ha venido mermando la fuerza, la capacidad y la participación de las organizaciones gremiales restándole asumirse com correas de transmisión.
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La redefinición de la escuela y del proceso educativo. El riesgo de que la televisión, o mejor dicho las televisoras, le ganen la partida o la devoren. Puede que los intereses económicos impongan las prioridades sociales, educativas y/o escolares.
Por último, y no menos importante, mención aparte es la función que los docentes desempeñarán. Cobra vigencia hoy más que nunca el concepto del maestro como mediador, facilitador. La interacción pedagógica maestro – alumno estará mediada por el currículum oculto de las clases televisivas. Y, en otros casos, a través del padre de familia como intermediario. Se diluye la fuerza de la figura docente y se reduce su poder de influencia. Como mensaje político le veo muchas ventajas para el poder político pero me queda un sinsabor para la profesión docente.
Carpe diem quam minimun credula postero
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