Juan Carlos Silas Casillas, ITESO Guadalajara
Luis Medina-Gual, Ibero CDMX
En estos momentos cuando la pandemia por la COVID-19 se encuentra en uno de los puntos más críticos, dos voces comenzaron a emerger sobre la posibilidad y necesidad que tienen los colegios particulares para regresar a la presencialidad. Aunque existen más instancias de representación y asociación de los colegios particulares en México, son la Confederación Nacional de Escuelas Particulares y la Asociación Nacional de Escuelas Particulares, las que representan dos posturas diferentes de cómo abordar este tema tan complejo y polémico.
¡Regresar a clases presenciales en febrero sí o sí!
La Asociación Nacional de Escuelas Particulares escribió una larga carta, signada por su presidente, el Ingeniero Alfredo Villar Jiménez, en la que detalla su postura respecto a la duda que plantea este texto y que finalmente muchos tenemos: abrir o no abrir las escuelas. Adicionalmente, su postura fue reportada por periódicos de circulación nacional electrónica como El Financiero (https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/colegios-particulares-amagan-con-regresar-a-clases-presenciales-en-febrero-si-o-si) en cuya nota se señala una frase del Ingeniero Villar: “Vamos a abrir con el reconocimiento de la Secretaría de Educación Pública (SEP), sin el reconocimiento, y aún contra la SEP porque el estado de derecho está de nuestra parte y lo vamos a hacer valer”.
Entre las ideas que fundamentan los argumentos de la ANEP, están la presencia de angustia, desesperación y aburrimiento en los estudiantes, que estarían redundando en problemas mentales y emocionales. Señalan también que las niñas, niños y adolescentes ya no quieren seguir estudiando por causa de la mala experiencia que ha significado el confinamiento.
Para fortalecer esta idea, aportan datos llamativos que, sin embargo, no parecen estar sustentados en estudios académicos u oficiales. Señalan que ya existía un nivel elevado de abandono escolar y refieren que más de un millón de estudiantes habían dejado las aulas antes del inicio del año escolar 2020-2021 y que en este ciclo lectivo habrá dos millones más dejando la escuela. Sin duda es un fenómeno serio y que debe considerarse con la seriedad del caso, justo por ello es importante aclarar la fuente de los datos.
En un elemento paralelo, la carta aduce que no abrir las escuelas genera desempleo en el sector educativo privado y calculan que cerca de 200 mil trabajadores en diferentes áreas, desde la docencia hasta la administración, se quedarán sin empleo. El dato alarmante que presenta la ANEP es que, en números cerrados, de las 48 mil escuelas privadas en todos los niveles en México, cerca de 20 mil cerrarán sus puertas. Calculan una reducción en la matrícula privada en todos sus niveles de la mitad, pasando de 5.5 millones a 2.3 millones de estudiantes. Sin precisar las proporciones, afirman que algunos estudiantes buscaron y buscarán inscripción en escuelas públicas, que ya están saturadas y no tienen mucha capacidad de absorción, mientras que otros alumnos no entrarán a ningún tipo e institución.
Lamentan la falta de apoyo del gobierno para sortear las dificultades educativas, laborales y económicas derivadas de esta inédita pandemia. Ante lo que ellos juzgan como inactividad del gobierno, proponen una participación activa de los diferentes sectores de la sociedad en la reactivación de las actividades escolares. Proponen ignorar las indicaciones del gobierno y que sea la sociedad la que promueva un nuevo concepto de escuela. Para ello lanzan una invitación a que todos los sectores de la sociedad, de manera inmediata, reanuden sus actividades y terminen con el confinamiento. Invitan también a todas las escuelas públicas a participar activamente y de manera presencial en la educación.
La parte central del mensaje es que las escuelas particulares deben iniciar las clases de manera presencial de forma inmediata, con la participación de todos los padres de familia y todos los sectores de la iniciativa privada. Se fundamentan en algo llamado “el estado de derecho” y apelan a la constitución para esta iniciativa. Señalan que es importante el respeto al derecho de impartir educación de las escuelas particulares, el derecho de los estudiantes de recibir educación, el de los maestros a trabajar y el de los padres el de llevar a sus hijos a la escuela. Por ello, acusan al gobierno federal de fomentar violaciones a estos derechos a través de las medidas de contingencia sanitaria instrumentadas.
Por último, proponen que la solución de la crisis sanitaria, económica y social actual, vendrá del sector educativo y sus actores, razón por la que bajo el cobijo de lo que conciben como su legítimo derecho, convocan a los directores de las escuelas particulares a abrir ya las escuelas, retomar el servicio y unirse a la exigencia a través de instancias jurídicas
Esta argumentación tiene sin duda preocupaciones legítimas de fondo. Es innegable que estamos viviendo la peor crisis sanitaria, económica y social de los últimos 100 años. A esta se puede sumar la educativa. En este sentido, es claro que las escuelas privadas lo están pasando mal y han debido enfrentar el confinamiento con sus propios medios en un entorno de astringencia económica. Sin embargo, sin soslayar la trascendencia de la educación presencia en la vida de las niñas, niños y adolescentes y el papel de apoyo que tienen las escuelas en las familias y comunidades, es importante evitar la toma de decisiones acelerada, ya que los efectos negativos de abrir las escuelas de forma masiva y pronta están claramente documentados.
La prudencia nos ayuda a atenuar la situación
Otra postura es la expresada por la Confederación Nacional de Escuelas Particulares (CNEP), cuya presidenta es la Hermana María de Jesús Zamarripa Guardado. Instancia con más de 80 años de existencia y con representación de federaciones de colegios particulares en cada estado de la república que suman a más de 3500 colegios afiliados. En el comunicado publicado el 25 de enero de 2020 (https://drive.google.com/file/d/1egsm9id68r02zG7CiU6bHyH_iNVSiTsL/view), la Confederación habla sobre la necesidad de extremar las precauciones al tiempo que reconocen la complejidad de las condiciones socioeconómicas e invitan a las instituciones afiliadas a continuar con las actividades de manera remota.
Es importante mencionar que en pasados meses, la Confederación Nacional de Escuelas Particulares realizó un estudio a nivel nacional donde encuestó a directivos de colegios afiliados con la finalidad de comprender el impacto de la pandemia. Esta encuesta fue levantada con apoyo de la Ibero, CDMX y del ITESO de Guadalajara.
Aunque tampoco se muestra un panorama muy alentador, las estimaciones reportadas por la CNEP se encuentran alejadas de las cifras compartidas por la ANEP en el artículo del Financiero. Un primer dato que contrasta es la estimación del porcentaje de disminución de matrícula. En el estudio de la CNEP, la encuesta revela que sí, existen algunos colegios que afirman que pueden perder la mitad de su matrícula, pero en realidad, el promedio nacional estimado se encuentra en una tasa de pérdida de matrícula del 18.4%. Para comprender este dato es importante focalizar el análisis y mostrar que la mayor pérdida de matrícula se estima en el caso de preescolar que sube a un 20.5% en contraste con primaria 17.7%, secundaria 15.9% y media superior con el 13.2%.
En el estudio, también se muestra que prácticamente la totalidad de los colegios particulares han ofrecido algún tipo de apoyo a las familias siendo que 8 de cada 10 colegios han ofrecido descuentos y 7 de cada 10 facilidades de pago. Ahora bien, quizá el dato más revelador es el hecho de que antes de la pandemia, la mora de los padres de familia oscilaba en el 20%, ahora se encuentra en el 50%. En otras palabras, el estudio revela que más allá de considerar al regreso a la presencialidad, como una estrategia para combatir el que los padres saquen a sus hijos de los colegios particulares, en realidad, este problema parece ser más bien estructural y va continuar, independientemente de si el colegio permanece en lo presencial o la distancia.
Finalmente, el último dato contradictorio con lo expresado por la ANEP, es la cantidad de escuelas particulares con riesgo de cerrar. En el artículo del Financiero, la ANEP afirmaba que la mitad de los colegios cerrarán. Sin embargo, la encuesta levantada por la CNEP muestra que esta cifra en realidad es del 8.6%. Todavía es más interesante, el hecho de que, al ver quiénes son estos colegios, son colegios de menos de 100 estudiantes (colegios chicos) que sólo ofrecen preescolar y en algunos casos primaria.
En síntesis, dos caras de la misma moneda: la ANEP, que urge por regresar a la presencialidad con el argumento central del cierre de las escuelas y la CNEP, que invita a continuar con la modalidad a distancia para salvaguardar el bienestar de los miembros de la comunidad educativa. Se entiende que hay dos posturas, e incluso entre académicos y políticos no hay un consenso. Sin duda hay beneficios y retos en ambas y es necesario plantear las ideas desde un debate abierto, pero al mismo tiempo argumentado y buscando lo mejor para todos los miembros de la sociedad.