Alberto Sebastián Barragán
La tercera sesión del Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales se realizó en Baja California Sur, los días 28 y 29 de agosto. Los delegados acreditados se reunieron en las cinco mesas temáticas de las dos sesiones anteriores con la finalidad de sintetizar los trabajos de las cinco líneas en un documento de 15 cuartillas.
El Congreso Nacional ha generado gran expectativa y crítica, tanta como para enjuiciar más el trabajo de los delegados, sin contrastarlo con el Plan Nacional de Desarrollo (PND), o el Programa Sectorial de Educación que apenas se avizora, o las delicadas versiones públicas y filtradas de Leyes secundarias. Queda también endeble la representatividad de los delegados como representantes de sus instituciones o sus entidades. Sin embargo, las tres ediciones del congreso han marcado esa curva de aprendizaje que también deja constancia de madurez en los trabajos colectivos para las Escuelas Normales.
En comparación con otros eventos donde se han abordado temas similares, este Congreso Nacional ha mantenido la participación de los delegados que dan mayor fundamento y solidez a los planteamientos, las propuestas apuntan hacia nuevas demandas en el orden de refundar a la formación docente. Tal vez mantener la denominación de “normalismo” obedezca más a la melancolía de la formación docente, con sus ejes de acercamiento a la práctica y procesos graduales de profesionalización; pero conservar el nombre no le quita nada a las propuestas. Y tampoco cambiar la nomenclatura sería la garantía de mejores profesores. La esencia está en atender las demandas de los resolutivos.
Lo que es un hecho, es que la postura delineada en la síntesis de las 15 cuartillas, o en los documentos en extenso, aluden a las funciones sustantivas de todas las instituciones de educación superior. Tan es así, que los acuerdos de las cinco mesas, hacen llamados que no se circunscriben a las líneas de política educativa trazadas desde el modelo actual de la SEP, o a las líneas giradas en los años de existencia de la DGESPE, sino que trascienden el marco existente.
Es necesario subrayar, que las demandas de los documentos son legítimas porque son construidas por sus actores en los canales abiertos para ello; por supuesto que necesitan fortalecerse por especialistas de los ámbitos pedagógico, jurídico, político y financiero. La estrategia tendrá que ser atendida en su justa dimensión para que trascienda y transforme la preparación de los maestros.
Desde el trabajo en las Escuelas Normales, en las fases estatales, o en las tres versiones del Congreso Nacional, los delegados señalan que existen elementos que limitan las posibilidades de la transformación, y si no se modifican, la estrategia para Escuelas Normales se quedaría en el nivel del “fortalecimiento”, con pocas opciones para los cambios necesarios.
Al momento de revisar la congruencia de los resolutivos del congreso con el PND, saltan a la vista obstáculos relevantes. Específicamente, el Eje de Bienestar, plantea un indicador de “Eficiencia del Sistema Educativo por nivel y tipo”, donde se desprenden algunas estrategias, que se limitan a operar con lo que ya existe en el sistema educativo, es decir, no se perciben rasgos de novedad o cambios trascendentales.
Las estrategias del PND, para el sector educativo, se remiten a: “Asegurar el acceso”, “Elevar la calidad”, “Revisar los Planes”, “Fortalecer la profesionalización”, “Mejorar la infraestructura”, “Promover la revisión y adecuación del marco normativo e institucional de la educación”.
Esa última estrategia nos lleva a revisar el marco normativo para el ámbito educativo: más obstáculos. De inicio, la última versión del artículo tercero, presentada el mes de mayo, requiere cambios para abrir las posibilidades de transformación de las Escuelas Normales. La propuesta de Ley General de Educación, también presenta limitantes para el sector normalista. La Ley General de Educación Superior, permanece ausente, pero la última propuesta requiere abrir un apartado específico para Escuelas Normales.
Para que pueda refundarse la profesión docente, se tiene que dar cabida a los resolutivos en los ámbitos necesarios. Y para que las Escuelas Normales estén en la primera fila de atención del sistema educativo nacional, requieren figurar en el gasto público para el ejercicio de los años siguientes. Esta inversión cerraría la pinza para garantizar el derecho a la educación, y el bienestar de la sociedad.
* Coordinador de Voces Normalistas.