¿Habrá o no habrá nueva reforma educativa? Esa es la pregunta. En mi opinión, al final del camino, tendremos una nueva reforma educativa. Quizá no tan opuesta a la anterior, quizá no tan centralizadora en la SEP, pero habrá reforma.
Entonces, ¿por qué tanto ruido? Bueno, se trata de un “juego” de “Alta Política”. Todas las reformas de gobierno de alto impacto, pueden ser analizadas bajo el modelo de Alta y Baja Política, en este caso, educativa. Le pido prestadas estas expresiones a las relaciones internacionales, y que conspicuamente fueron utilizadas por Kissinger (ex-secretario de Estado en Estados Unidos) para explicar la naturaleza del conflicto en el Medio Oriente en la década los 70 del siglo pasado, y del reparto en las decisiones de poder con relación al mercado petrolero y la OPEP.
Con ese mismo marco de análisis hoy podemos observar, una vez más, un juego de Alta Política Educativa, entre la CNTE, el Gobierno Federal, el Legislativo, el SNTE, y algunos otros entrometidos, como la ex-líder nacional del Sindicato, que a “río revuelto, ganancia de pescadores”. Las declaraciones de uno y otro lado de la mesa son propias de un juego de póker (amenza y alarde). Se mandan mensajes, afilan navajas y utilizan los medios a su alcance: por el lado de la CNTE, las calles, y a través de las calles a los medios; por el otro lado, las declaraciones, desde el presidente hasta sus alfiles, para influir sobre la opinión pública, una vez más a través de los medios.
Utilizarán, como lo hicieron en el pasado, un lenguaje que parece educativo y hasta pedagógico. Pero su debate no tiene que ver en nada con la educación de la niñez o la juventud de México, sino con su posicionamiento de poder. Al final, se sentarán a la mesa y negociarán; o romperán comunicación y el sistema quedará inestable hasta que vuelvan a sentarse y así ad infinitum. Por ejemplo, uno no podría prever un escenario con posiciones e ideologías más opuestas que la de Peña y la CNTE durante la implementación de la reforma educativa del 2013. Aún así, y después de mucho jaloneo, al final, según lo sugiere la evidencia, como la expongo en mi libro Democracia, Transparencia y Educación, llegaron a varios arregleros que retiraron a la CNTE de las calles y le permitieron a la SEP unos meses de relativa paz para avanzar con la ejecución de la reforma educativa.
Ahora sucede que tenemos tres reformas que están en veremos: 1) La reforma que cancelaría la reforma de Peña y nos llevaría a la educación ex-ante; 2) la reforma del 2013 (de Peña) actualmente vigente; y, 3) la reforma en ciernes de AMLO. Pase lo que pase, al final del día no le sucederá realmente nada a la educación y menos al aprendizaje. ¿Por qué? Porque la educación y el aprendizaje son algo que sucede fuera de la mesa de la Alta Política Educativa; sucede en los hogares mexicanos y en los escritorios y pupitres de las escuelas mexicanas. Es algo que sucede entre papás, alumnos y maestros. Ellos son lo que realmente tienen el poder pedagógico.
Esperemos a que los políticos y los jugadores de poder terminen de jugar para que las aguas se asienten. Mientras tanto, papás, alumnos y maestros, vamos a la escuela porque hay mucho que aprender, entre otras cosas, el lenguaje de los jugadores políticos.