La actual reforma educativa establece reglas formales (RF) claras para poder ingresar, ser promovido y permanecer en el servicio docente en los niveles de educación básica y media superior. Ante las reglas informales (RI) que existían (venta y herencia de puestos públicos), esto es un avance.
Pero, ¿acaso el Compromiso Social por la Calidad de Educación (CSCE 2002) no establecía que los puestos públicos debían ser concursados? Sí, sólo que al no haber un recurso legal para cumplir lo estipulado, la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) se hizo ojo de hormiga y decidió no cumplir. Faltó a la palabra empeñada como es su costumbre (Latapí).
¿Y la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE 2008) no proponía lo mismo que el Compromiso? Sí, nomás que algunos panistas encargados de la política educativa se durmieron en sus laureles. En lugar de diseñar y empujar un marco normativo consistente para la realización de los concursos nacionales, asumieron que sus aliados político-electorales les cumplirían poniendo en marcha tales acciones y ¿qué creen? “Les pintaron pajaritos en el aire”, como dice la canción de Alberto Barros.
Por ello, establecer reglas formales claras, como lo ha hecho esta administración, es, repito, un avance y puede pavimentar el camino hacia un “cambio institucional” (Ornelas); sin embargo, habría que recordar que las reglas formales no bastan y que recurrentemente entran en juego con las reglas informales. ¿Ha pensado la Secretaría de Educación Pública (SEP) en qué reglas informales debería construir para darle un mejor cauce a la reforma educativa? “Esto añade otro nivel de responsabilidad a la SEP” (Mendoza).
Las reglas informales, según Gretchen Helmke y Steven Levitsky (2004), pueden ser definidas como reglas socialmente compartidas, usualmente no escritas las cuales son creadas, comunicadas, sancionadas y refrendadas fuera de los canales oficiales. Para estos autores, las reglas informales no son manifestaciones de la “cultura”. Tampoco se refieren a instituciones débiles, conductas irregulares u organizaciones informales (mafias).
Helmke y Levitsky señalan que hay cuatro tipos de instituciones (reglas) informales que continuamente entran en combinación con las de tipo formal arrojando resultados variados (véase cuadro).
Resultados |
Instituciones formales eficientes |
Instituciones formales ineficientes |
Convergentes |
1. Complementarias |
2. Sustitutas |
Divergentes |
3. Acomodadizas |
4. Rivales |
Como puede verse hay distintas combinaciones. Por ejemplo, cuando las reglas informales complementarias convergen con las formales dan como resultado instituciones formales eficientes. En el caso de la reforma educativa esto equivaldría a que no sólo las leyes se cumplan, sino que se instaure al mérito como la base del progreso individual y social y se cree la confianza y el hábito de observar y cumplir la ley.
Por otro lado, cuando ambas reglas convergen en sus resultados, pero las reglas informales suplen a las formales, se da paso a las instituciones formales ineficientes. Esto precisamente fue el caso del sistema educativo con la venta y herencia de los puestos públicos. Había paz política (resultado convergente) pero al sustituir la norma con una regla informal (nepotismo, clientelismo y patrimonialismo) construimos un sistema educativo de mala calidad. Este escenario es común cuando, según Helmke y Levitsky, las instituciones del Estado son débiles y las “autoridades” están ausentes y yo agregaría, cuando no son socialmente vigiladas y sancionadas.
Otra combinación entre reglas informales y formales puede ser que aunque sean divergentes en sus resultados, si las primeras se adaptan a las segundas puede haber un equilibrio positivo en las instituciones, pero si ambas chocan y son rivales, volveremos a la ineficiencia. Desde mi punto de vista, en este último escenario podría caer la reforma educativa de México si no se intenta un cambio institucional por la vía de la creación de reglas informales. ¿Y cómo se logra esto?
Quizás lo primero sería reconocer que las reglas informales tienen una centralidad en el proceso de cambio y que no todos los tipos de reglas informales son susceptibles a modificarse a partir de la introducción de un marco regulatorio o legal, como bien señalan Helmke y Levitsky. En resumen, no siempre lo formal repercute sobre lo informal. Habrá que hacer un esfuerzo mayor para identificar y desarrollar las fuentes del cambio institucional informal.
Una de estas fuentes es mejorar la eficiencia administrativa de la SEP para organizar los concursos y de que ésta trabaje en conjunto con los gobiernos de los estados para que se asignen a tiempo y con transparencia las plazas. Las secciones sindicales del SNTE, por su parte, tendrán que convencerse que mentirles a las maestras, maestros y a la sociedad en general, les acarrea más perjuicios que ventajas. Pero, ¿cómo se sanciona la mentira en México?
Otro camino que podrían tomar los diversos funcionarios del Estado es tratar de renovar su discurso para que comuniquen claramente que sin una cultura del mérito no se puede cumplir el derecho a una educación de calidad, ni tampoco se pueden crear instituciones eficientes. Aquí, su ejemplo va a contar. La reforma educativa entró ya a otro terreno.
Publicado en Campus milenio