Los Foros de Consulta para revisar el Modelo Educativo, llevados a cabo en 2014, muestran resultados que pueden tener diferentes lecturas e interpretaciones y que se pueden usar con diversos propósitos. Aspectos donde puede haber coincidencias son que el análisis del modelo educativo no se agotó en dichos Foros, y que el perfil del modelo debe definirse en la práctica de gestión de las escuelas y sus comunidades escolares.
El Modelo Educativo está definido, en primera instancia, por los cambios introducidos en los últimos años, entre ellos: la enseñanza con base en competencias, los procedimientos de ingreso al servicio docente, la Ley del Servicio Profesional Docente, los cambios en el estatus del INEE y el planteamiento de la autonomía de gestión de las escuelas (Acuerdo 717).
¿Hasta qué punto estos cambios responden a las necesidades de los alumnos y de las comunidades escolares?, o aun más, ¿en qué medida los cambios son resultado de la construcción de consensos con directivos, docentes y padres de familia?, las respuestas a estas interrogantes van a determinar si las comunidades escolares se apropiarán de los cambios, o bien si existirán reticencias que abran la puerta para la construcción de propuestas diferentes.
La forma de procesar las diferencias, o puntos de vista alternativos, o bien como se dé cabida a las opiniones que surjan desde las comunidades escolares y de sus actores van a contribuir a direccionar el tipo de modelo educativo: para que sea vertical y jerárquico en su funcionamiento, o bien para que dé paso a nuevas formas de organización participativa y colaborativa. En otras palabras, la autonomía de gestión escolar no definirá por sí misma el estilo de gestión del sistema educativo en su conjunto.
La autonomía de gestión escolar implica cambiar la forma de coordinación entre las autoridades del sistema educativo y las escuelas. Para ello, se necesitan crear condiciones y mecanismos para que las necesidades, intereses, puntos de vista y experiencias de las comunidades escolares se transformen en acciones de política, no solo en las escuelas sino en el sistema educativo.
Para valorar la dirección que toma el modelo educativo podemos empezar por observar cómo se instrumentan respuestas a los temas que surgieron de los Foros de Consulta. Uno de esos temas es la capacitación que requieren los docentes para desarrollar una enseñanza con base en competencias.
Desde 2009 cuando empezó a introducirse el enfoque de competencias en la enseñanza se adoptó la estrategia de impartir cursos y talleres donde se instruyó, u orientó, a los docentes sobre cómo enseñar por competencias.
Los ponentes de los Foros de Consulta de manera reiterada señalaron que los cursos de capacitación impartidos no tenían efectividad. La realidad en las aulas es que varios de los docentes que recibieron capacitación aun practican métodos de enseñanza tradicionales. Adicionalmente, el reciente informe del Banco Mundial (titulado Profesores Excelentes)[1] anota las deficiencias en la docencia. Es decir, la implementación de la enseñanza con base en competencias no tiene una perspectiva halagüeña por las deficiencias en la docencia, por las fallas en la organización de los planteles, y en el sistema educativo, y por las estrategias que han sido poco efectivas para implementar los cambios.
La dificultad para introducir cambios en las prácticas enseñanza en el aula es que se trata de conductas, hábitos, que se adoptaron para responder a las exigencias de un modelo educativo diferente. Modificar la conducta es algo que requiere tiempo y no se trata de un problema de voluntad. Los docentes necesitan cambiar su forma de pensar que los lleve a cambiar su planeación y su didáctica.
Una de las propuestas de los Foros de Consulta es que cambie el enfoque de capacitación para que los propios docentes mediante trabajo colaborativo y con base en su experiencia puedan diseñar y construir nuevos métodos de enseñanza.
Considerar como opción el trabajo colaborativo de los docentes puede provocar reacciones de incredulidad. A primera vista, atendiendo los resultados del informe del Banco Mundial, parecería poco probable que sean los propios docentes quienes pueden crear condiciones de mejora e innovación. Sin embargo, el informe señala algunos elementos que permiten abogar en favor del trabajo en equipo.
En las observaciones por escuela que analizaron los investigadores del Banco Mundial observaron diferentes estilos de docencia, para organizar una clase, dentro de una misma escuela. Así, concluyeron que algunos docentes son excelentes en sus tareas, lo cual comprobaron con los resultados que obtienen los alumnos en exámenes estandarizados y también porque los docentes lograron involucrar a todos los alumnos en la dinámica de la clase. Por ello, como señala el informe, se debe considerar por parte de las autoridades educativas que sería menos costoso procurar que los buenos profesores compartan sus métodos, para preparar e impartir clase, con los otros profesores del plantel que no están alcanzando buenos resultados. Esto en lugar de movilizar a los docentes y contratar instructores para ofertar cursos de capacitación (véase página 23 del resumen del Informe citado).
Las propuestas de los Foros de Consulta y el informe del Banco Mundial señalan dos aspectos relevantes:
Primero, sí es posible encontrar docentes comprometidos y motivados en los planteles. Este grupo de docentes es el aliado que necesitan las autoridades educativas para liderar a otros docentes con disposición para emprender acciones de cambio.
En segundo lugar, introducir el enfoque de competencias en la enseñanza no significa que sea obsoleta la experiencia de los trabajadores educativos. Es un error desestimar esa experiencia ya que a partir de ella los docentes, particularmente los comprometidos, pueden construir y pensar las nuevas prácticas de enseñanza. Este es el sentido de las propuestas de los Foros de Consulta.
Organizar a los docentes en un trabajo colaborativo, entre pares, para crear un proceso de cambio en las prácticas de enseñanza en el aula implica utilizar una estrategia de aprendizaje de la organización. Ésta última no se contrapone con una estrategia de capacitación individual pero el aprendizaje organizacional permite aprovechar la experiencia acumulada en un plantel y, particularmente, la motivación de los docentes comprometidos.
El trabajo colaborativo, o en equipo, no es un método de trabajo nuevo con el cual se pretendan realizar experimentos sociales pues las organizaciones basadas en el conocimiento utilizan el trabajo en equipo de manera intensiva.
Las escuelas son organizaciones basadas en el conocimiento ya que la enseñanza en el aula depende del conocimiento que el docente tiene de las capacidades de cada uno de sus alumnos. La exigencia de proveer una enseñanza de acuerdo con la situación de cada alumno es mayor en el enfoque por competencias. Por ello, la experiencia de los docentes y el conocimiento que tienen de las necesidades y capacidades de sus alumnos, los coloca en una mejor situación para desarrollar los instrumentos y métodos apropiados para la enseñanza en un nuevo modelo educativo. En este sentido, es importante pensar en estrategias que faciliten y fomenten la colaboración, el trabajo en equipo, entre los docentes comprometidos de una escuela o de varias escuelas.
Las propuestas de los Foros de Consulta señalaron varias acciones para promover el trabajo colaborativo, pues además de los grupos de trabajo se mencionó la creación de redes de docentes, seminarios o foros, donde puedan presentar, analizar y discutir sus experiencias entre pares y con especialistas e investigadores de la educación. La profundidad y amplitud con la cual se desarrollen estas formas de trabajo colaborativo pueden definir el tipo de modelo educativo que se desarrollará en los próximos años.
El trabajo colaborativo es una pieza fundamental para un nuevo modelo educativo, el cual necesita articularse con otros componentes del sistema, como son: el trabajo colegiado en los Consejos Técnicos y en las Academias; un sistema y servicio de carrera que reconozca el trabajo colaborativo al igual que las aportaciones individuales al proceso de enseñanza. Estos son algunos de los aspectos relevantes mencionados en los Foros de Consulta con los cuales se construirá el perfil del modelo educativo.
[1] Bárbara Burns y Javier Luque (2014), Docentes excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe, resumen, Washington, DC, Banco Mundial. Consultado el 31 de julio de 2014 en:
La auotora es Profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Cuajimalpa.