Reynaldo Rivas Vargas.
En los años 90’s siendo estudiante de la Lic. En Economía un profesor nos expresaba en una de sus clases magistrales, muy probablemente con la intencionalidad de irnos introduciendo en el contenido, dijo que esta ciencia era como la minifalda, no sé si fue de manera irónica, de burla o si la utilizó para ejemplificar lo que nos vendría en esa trayectoria. La elocuencia fue tal que quedó muy grabado en mis anales aquello que aquel profesor nos dijo sobre esta rama. Aquel señalamiento al que hago tanta pompa imprimía “que la economía es como la minifalda porque quien la lleva puesta, enseña gran parte, pero no la más importante.” Les confieso que ese axioma caló muy hondo en mis reflexiones y, que después de algún tiempo no creí que hoy tuviera un efecto colateral a tal grado, que la usaré como pretexto para hablar de los riesgos si no se atiende, la evaluación en el “Marco curricular y Plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana.”
Basándome en la anécdota y en el quehacer que realizo actualmente dentro de la educación, uno de los temas que he notado que más pesadumbre provoca en las filas de la docencia, es hablar de evaluación y con mayor puntualidad, de la evaluación formativa? (P. 39) Al observar en los docentes de EB en sus rostros, sus gestos, su expresión corporal, descubro que, cuando de evaluar se habla, existen ciertos rescoldos que no dejan ver claramente del cómo la realizan.
Es importante puntualizar que muy probablemente no sea el caso para todos los docentes de Educación Básica, pero, considero que tras ciertas imprecisiones observadas en la experiencia (P.P. 20) que he alcanzado y al estar rumiando sobre este tema, puedo decir que la evaluación, así como la economía, son como esa minifalda, porque al mostrar sus resultados los docentes nos enseñan gran parte, pero no lo más importante. Tras estos barruntos que comparto, me han permitido sospechar que los profesores no la alcanzan a hacer clara en el aula de clase. Por citar, cuando se les interroga ¿qué instrumentos utilizan? o ¿en qué técnica se basan? para puntualizarla y socializarlas con sus estudiantes y que, como resultado de ese diálogo con ellos, les permite manifestarse en el producto pensado, siendo la respuesta al aprendizaje que se espera lograr, después de la intervención que hace con sus estudiantes.
Quizá suene jocosa la comparación que establecí entre evaluacion (formativa) en educación y una ciencia como lo es la Economía, porque a los economistas pudieran no agradarles tremenda igualación. Pero quiero aclarar que la intencionalidad epistemológica no es minimizar a esta gran ciencia, sino, advierto que solo pongo esta nostalgia como pretexto, para que pueda indicar qué en las formas y los resultados que se han vivido desde hace algunas décadas (1973) hablar del cómo se evalúa en las aulas de clase, se ha venido traduciendo a un mandato, por lo que no ha permitido evidenciar ¿cómo se hace? y solo nos deja ver paradójicamente, lo que al evaluador le encaja, o se le exige para comprobar sus resultados.
Es importante dejar en claro que mi intencionalidad no es decir que los docentes (EB) no saben evaluar a los estudiantes, sino, lo que inquiero es hablar del ¿por qué y para qué se evalúa? Cuidando lo que Bachelard (2003) decía tener vigilancia epistemológica ante lo que busco aclarar.
Comenzaré a exponer para comprender por qué es una tarea nodal en la dinámica de aula. Primeramente, no solo se trata de tener en claro que hará con loa alumnos, a través de un plan de clase, de un proyecto, no es la única tarea, porque para hacer una adecuada planeación de lo que va a desarrollar con sus alumnos, tendría que emerger de manera paralela la forma en que va a evaluar. Puede ser a través de la técnica y el instrumento (P.P. 60-61) adecuado (rúbrica, lista de cotejo, examen escrito, etc.) cuya implementación tendría que favorecer a la mejora en cuanto a los aprendizajes de los estudiantes. También es importante que los docentes (EB) diferencien entre evaluacion formativa, devoluciones, situaciones auténticas, evaluacion sumativa y que sería como una obligación ponderarla en el documento de trabajo 2022.
Por otro lado, un espacio adecuado para potenciar esta deuda, son los Consejos Técnicos Escolares (P. P. 14-20) porque han servido como pretextos para ir abonando y para fortalecer ciertos sesgos que se generan por citar, entre una evaluación del aprendizaje y una evaluación para el aprendizaje. (Evaluación formativa y evaluación sumativa). Pero que en la dinámica del Consejo no se trabajan tan a fondo.
Como un segundo momento, he podido observar que existe cierta opacidad cuando se dialoga con el profesor sobre ¿Qué tipo de evaluación desarrolla? ¿con qué instrumento la lleva a cabo? Ravela (2017) parafraseándole decía “sí tengo claro hacia dónde voy, lo más probable es que lleguemos” y es que, en las andanzas de los profesores, se da por de faul, que es un quehacer que se tiene que realizar y no hay un detenimiento en el cómo se realiza en las aulas de clase y en ocasiones se dan los resultados, por ciertos gustos, rechazos o preferencias en cada uno de sus estudiantes.
En un tercer momento, tomando como base la prospectiva “El marco curricular y plan de estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana”. Documento que soportaré para pensar en lo que se vendrá en este tema de la evaluación y en particular de la formativa y que su pertinencia pudiera dar algunos atisbos para pensarse y ser atendido y a partir de lo que he expuesto.
El enfoque formativo de evaluación de los aprendizajes implica documentar sistemáticamente información acerca del desenvolvimiento de las niñas, niños y adolescentes en las actividades y experiencias que se promueven en el aula, la escuela, la casa y la comunidad, así como de las condiciones en las que se desarrolla el trabajo educativo en dichos espacios. Esto permite hacer valoraciones y tomar decisiones en relación con el proceso educativo del que forman parte las y los estudiantes y las y los docentes.
Trabajar en la formación de los docentes en materia de la evaluación, considero que es una deuda que se ha mantenido vigente por varias generaciones en la Educación Básica en México y, que como esa vieja anécdota que les he platicado, solo se ha patentizado y dejado ver hasta ahora gran parte de lo que sucede en las aulas, pero aún falta que se muestre lo más importante. La tarea es complicada, si a ello le sumamos ahora buscar conocer estos planes y programas de estudio y que un efecto metodológico profundo los lleve a comprender y trabajar en y para la comunidad, se arriba aún más complejo.