La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es una agencia multinacional creada en 1961 e integrada, en ese momento, por 21 países desarrollados europeos. Posteriormente, se suman otros países hasta conformar 34 países miembros, dentro de éstos se encuentran México y Chile que se anexan en 1994 y 2010, respectivamente.
Una de las funciones de la OCDE es realizar diversas clases de estudios expertos que sirven para hacer recomendaciones de política. En ese sentido, la OCDE es una de las agencias que junto con la UNESCO y el Banco Mundial producen más estudios sobre políticas públicas, alrededor de 270 estudios por año según su página web oficial.
En el caso de México, tan sólo en el sexenio 2006-2012, la OCDE suma 28 estudios entre política social, proceso presupuestario, políticas agropecuarias, pesqueras, educación, competitividad, gestión, innovación, derecho y economía.
Este año la OCDE ha publicado un documento denominado, Estudios Económicos de la OCDE México 2015. El estudio sin duda causará un seguimiento por los tomadores de decisión, expertos e investigadores. Pero para una persona normal, este estudio también podría llamarle la atención, sobre todo por una pregunta que plantea, ¿qué hace felices a los mexicanos?
Según la OCDE México y otros países latinoamericanos pronostican mayores niveles de bienestar-felicidad. ¿Pero cómo pueden darse mayores niveles de felicidad en países en vías de desarrollo cuando no existen los niveles de bienestar adecuados? Tres ideas surgen. La primera, que es una cuestión cultural, es decir, los mexicanos somos felices porque como decían Carlos Monsivais y Octavio Paz, amamos la fiesta y el relajo. La segunda, que para el caso de los mexicanos no existe correlación entre los indicadores objetivos de bienestar e indicadores subjetivos (la felicidad).
La tercera idea, que se apega más a la lógica de la OCDE, es que el los mexicanos pueden ser más felices en la medida en que tengan mayores niveles de bienestar. Este es un momento perfecto para que la OCDE resalte en su estudio económico el paquete de Reformas (educativa, energética, hacendaria, etc.) que se han emprendido en México.
Pero regresemos al punto, la OCDE afirma que los mexicanos podríamos ser más felices en la medida en que tengamos mayores niveles de bienestar. En ese sentido, esta agencia multinacional considera un elemento econométrico donde combina elementos subjetivos (la felicidad) con elementos objetivos (criterios). Básicamente la OCDE menciona seis elementos objetivos o criterios para medir el bienestar: 1) ingreso, 2) educación, 3) desempleo, 4) minorías, 5) balance vida-trabajo, y 6) movilidad intergeneracional.
Sintéticamente, resulta que el mexicano es más feliz en la medida en que tiene un trabajo, sus ingresos son más altos, cuenta con mayores niveles de educación, mantiene un balance en la vida y el trabajo, y alcanza a tener una vida mejor que sus padres. Huelga decir que tener una vida mejor que los padres implica tener mejores oportunidades educativas, empleos o ingresos, y a todo ello se refiere el criterio movilidad intergeneracional.
Como contraste el mexicano se siente menos satisfecho y feliz si tiene ingresos bajos, si se encuentra desempleado, tiene nulos o bajos niveles educativos, pertenece a una minoría étnica con menor acceso a oportunidades, tiene mayores niveles de estrés laboral y menos tiempo dedicado a actividades físicas, familiares y relaciones de amistad, y al mismo tiempo considera que vive igual o peor que sus padres.
La OCDE concluye “aumentar los ingresos, mejorar los resultados educativos y de salud, y reducir el estrés relacionado con el trabajo no sólo contribuirá a un mayor crecimiento económico, sino que también aumentará el nivel de felicidad en México”. ¿Una lección obvia?