El marco institucional educativo que plantea el Desarrollo Comunitario en nuestro país, busca promover el trabajo a través de proyectos que generen experiencias en las que se involucren los habitantes de las comunidades y se enriquezcan las prácticas de aprendizaje tanto de los actores educativos como del trabajo en comunidad que enriquecen la construcción de ambientes de aprendizajes solidarios y colaborativos educativos y el bienestar comunitario.
El Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) plantea un ciclo de trabajo en el desarrollo de proyectos comunitarios a partir de ciertas preguntas generadoras que lo guían:
1.- ¿Qué queremos cambiar? Se intercambian opiniones y comentarios sobre sus intereses y necesidades que viven en la comunidad, los analizan para priorizarlos y el colectivo elige el primer problema o necesidad a resolver.
2.- ¿Qué necesitamos saber? En un proceso investigativo, el colectivo se organiza para buscar, seleccionar y difundir, información relacionada que apoya el proceso de intervención. Posteriormente y mediante tutorías, desarrollan sesiones de trabajo y se capacitan en talleres utilizando los principios que están disponibles en el esquema elemental de la práctica de Gabriel Cámara.
3.- ¿Cómo lo vamos a lograr? Organizados en asamblea se proponen diferentes formas de participación, formas de resolver o atender los intereses donde los participantes proponen diferentes formas de resolver o atender los intereses y necesidades elegidas, con el fin de generar un plan de intervención social del colectivo.
4.- Manos a la obra. Se realiza la intervención social con actividades de difusión, promoción o acción directa para resolver o atender las necesidades o intereses.
5.- ¿Cuánto avanzamos? Reunidos en asamblea, todos evalúan los logros alcanzados en la atención a sus intereses y necesidades, así como la definición de aquellos aspectos que quedan pendientes para otros proyectos.
Es un proceso de ida y vuelta y de muchos aprendizajes, pero quienes participan, deberán estar involucrados tratando de lograr lo planteado en los proyectos porque significan un beneficio para todos, sin duda es un proceso que hay que ir recreando en la práctica a partir de las experiencias. Existe un banco de datos, que he colocado en las referencias, donde es posible identificar la cantidad de proyectos comunitarios que se han realizado en comunidades y escuelas de nuestro país. Conozco varias experiencias que han logrado prácticas exitosas. En mi último artículo escribí sobre el Proyecto Roberto, en específico, sobre el Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) de Zacatlán, Puebla.
Ellos realizan dentro de la línea estratégica Desarrollo comunitario, una vinculación con el programa de “Educadoras Comunitarias”, donde se Incluyen talleres de desarrollo familiar, fomento a la economía familiar, mejoramiento del hábitat y autosuficiencia alimentaria, que contribuyen para mejorar la calidad de vida de niños, niñas y adolescentes (NNA) y sus familias en procesos formativos basados en la sustentabilidad socioambiental, el desarrollo humano local y la economía solidaria, así como la impartición del plan de formación para la promoción comunitaria, que se ha estructurado en dos fases. En la primera fase se diseñan tres líneas temáticas: desarrollo humano, líneas estratégicas y capacitación técnica. En la segunda fase cuatro líneas: organización y participación comunitaria, salud, agroecología y educación.
Una de las acciones que tuve oportunidad de conocer fue el de la agroecología, donde se utilizan técnicas específicas para producir alimentos y trabajar la tierra a partir de la identificación de los procesos sociales y culturales involucrados, es decir, no se produce solo por producir. Actualmente, además de los propios del Proyecto Roberto, se atienden cinco grupos comunitarios y cuatro escuelas trabajando en huertos escolares y en cuidado del medio ambiente.
Tres personas trabajan específicamente en este tema: un agroecólogo demostrativo (Ingeniero en innovación agrícola sustentable), que es el encargado de todo el centro demostrativo y los diferentes módulos que se tienen: como cultivos tradicionales, frutales, hongos seta, invernadero, gallinero, compostas, lombricompostas, así como huertos lúdicos.
Un agroecólogo comunitario (Ingeniero Agrónomo), que se encarga de capacitar a los grupos comunitarios en diferentes temas como: producción de hortalizas, cajas de ahorro, construcción de ecotecnias, manejo de conflictos grupales y comunitarios y también el proyecto de huertos escolares. Una coordinadora (Ingeniera en Agrobiotecnología) en área vegetal, que coordina la parte administrativa y técnica a ambos, agroecólogos y sus áreas.
Se siembran en general hortalizas como col, brócoli, lechugas, acelgas, cilantro, rábanos, zanahoria, calabaza, etc. El primer destino de la productividad es sumar a la dieta familiar en autoconsumo, posteriormente, para la venta y el trueque. Cuando se venden las hortalizas el dinero va destinado a la caja de ahorros o apoyo a la educación y salud de los NNA.
Visité algunos huertos, tanto del Proyecto Roberto donde también hay un invernadero, como en una telesecundaria y en una familia de la comunidad. En ellos hay camas biointensivas a doble excavación, donde su función es tener varias hortalizas en un espacio que permita tener asociación y escalamiento de cultivos.
Tanto en el CONAFE como en el Proyecto Roberto, se trabaja en colectivo y con la comunidad, de no ser así todo proceso de intervención no funcionará, porque el proyecto se hace a partir de lo que piensan los docentes que necesita la escuela y la comunidad, lo que no funciona, porque todo proyecto busca alcanzar el desarrollo y perfeccionamiento del modo y las condiciones de vida de los miembros de una comunidad, a partir de propuestas de transformación social.
Referencias
Coordinadora de Desarrollo Comunitario dentro del Proyecto Roberto del CDC de Zacatlán Puebla. Ing. Lorena Felipe Domínguez.
Banco de datos. Seguimiento a proyectos de desarrollo comunitario 2022-2023