Es como de locos. Por un lado, en una mesa, se somete a consulta el Modelo Educativo, y por el otro, en la otra mesa, en la de Bucareli, se concede de todo a líderes magisteriales que no están interesados en solucionar nada. Muchos de sus representados tienen hartos motivos para estar molestos con el aterrizaje de la Reforma, sin embargo, ni se soluciona lo que molesta a los maestros frente a grupo, ni se escucha adecuadamente a los docentes del país.
El Subsecretario de SEGOB, Luis Miranda, produce mucho daño. Ni siquiera pone como condición para dialogar el que se deje de violar la ley en Oaxaca, causando gigantescos daños económicos y sociales. Si dialogara directamente con los maestros, otro gallo nos cantaría.
Es verdad que, si Vasconcelos viviera, ya estaría en algunas de las zonas más alejadas de Oaxaca escuchando a sus paisanos: los maestros, no a los líderes magisteriales, que se arreglan con dinero y con acuerdos con quien se los ofrece en lugar de impulsar la educación. No hay una disidencia. Hay muchas. Hay que escuchar.
El Modelo Educativo que presentó el Secretario Aurelio Nuño el 20 de julio pasado, es aspiracional. No es malo que lo sea. Conviene tener claro qué tipo de estudiantes queremos forjar en nuestro sistema educativo. El documento me parece razonablemente sólido. Muchos de sus contenidos son irrefutables. Las críticas que recibe tienen que ver con la carencia de los “CÓMO”, sin embargo, si no acordamos el “QUÉ”, difícilmente acordaremos nada más. Cualquier camino es bueno para quien no sabe a dónde va.
El problema no está solamente allí. La baja aprobación del Presidente, los nuevos escándalos de corrupción e impunidad, la esquizofrenia del doble juego del gobierno en la educación: “aquí propongo, pero allá concedo”, no abonan a la enorme tarea de Educar que tenemos todos los actores.
Pese a ello, no debemos dejar de participar. He escuchado quejas de diversa naturaleza en el tema educativo: que si los contenidos contra valores familiares, o la tardanza en las recompensas ofrecidas a los docentes que salieron bien en la evaluación, carencias materiales, y un largo etcétera.
Sabemos que hay molestia válida en los maestros debido a la forma en que están siendo evaluados. Es muy complicado diseñar una prueba que busque distintos objetivos: determinar en qué áreas requieren apoyo para mejorar, qué están haciendo bien, y al mismo tiempo, saber cuáles docentes merecen un reconocimiento por su destacada labor. Todo en una misma prueba, que además tiene el nombre de evaluación de permanencia.
La solución puede ser muy simple: separarla. Realizar una para saber qué requieren los docentes en actualización y capacitación, y otra, que podría ser voluntaria, a la cual se inscriban sólo aquellos que busquen una promoción. Al ser una elección del docente, se le quitaría lo amenazante que puede sonar. Esto ya lo están contemplando como opción.
No se necesita ninguna reforma legal. Se requiere modificar de alguna manera la evaluación, para que nadie se sienta amenazado, y especialmente para tener un diagnóstico correcto de lo que se necesita en materia de profesionalización docente. Eso le quitaría pretextos a los profesionales del conflicto, atendiendo cualquier tema que válidamente presenten los docentes, por eso debemos escuchar a los maestros, independientemente de que se escuche a quienes hablan por ellos y a los demás actores educativos.
El mensaje que envía el gobierno federal confunde: por un lado, invita a opinar acerca de un documento razonablemente bien hecho, siempre perfectible. Por el otro, acuerda con líderes que no representan, sino que controlan a sus agremiados, mientras exige el cumplimiento de la Ley a quienes anuncian medidas ante el hartazgo por la debilidad gubernamental y su inutilidad en aplicar el Estado de Derecho.
Y entre tanto, nadie escucha ni mucho menos defiende a los maestros. Por ello, en Suma por la Educación proponemos diseñar uno o varios mecanismos para escucharlos directamente. Siempre está el recurso de ir a las escuelas directamente con ellos, así como mecanismos de comunicación adicionales, y separar la Evaluación de promoción de la de desempeño.