Los recursos públicos destinados por los gobiernos a la educación benefician más a los ricos, según un estudio realizado por el Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef).
Y proporciona otro dato, no menos inquietante: los países más pobres reciben 18 veces menos recursos públicos para educación que los más ricos.
Según el estudio dado a conocer en la cumbre de Davos, en promedio 46% de los recursos empleados en educación pública en los países de bajos ingresos beneficia directamente al 10% de los estudiantes más instruidos, mientras que en los países de renta mediana y baja la cifra es del 26%.
Ese desequilibrio favorece desproporcionadamente a los niños de los hogares más ricos que normalmente alcanzan los niveles más altos de la educación, consigna la Unicef.
“Hay cerca de mil millones de niños en edad escolar primaria y del primer ciclo de secundaria en el mundo. Hay por tanto mil millones de razones para invertir en la educación”, dijo Yoka Brandt, Directora Ejecutiva Adjunta del organismo.
Añade que muchos de esos niños no reciben educación de calidad debido a la pobreza, el conflicto y la discriminación por razones de género, discapacidad y origen étnico.
“Para cambiar esto, necesitamos revisar radicalmente las prácticas actuales, proporcionando más recursos y asignándolos de manera más equitativa”, advierte.
No es el único problema, el estudio destaca otra grave crisis en la educación: el progresivo estancamiento del acceso a la educación.
Actualmente 58 millones de niños en edad escolar primaria no van a la escuela, con lo que “está claro que no se cumplirá el Objetivo de Desarrollo del Milenio 2”, de lograr la enseñanza primaria universal, lamenta el organismo.
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