Asimismo, este análisis del CIEP refleja que los niveles educativos que mayores aumentos recibirían, de aprobarse este proyecto de presupuesto, es posgrado y educación media superior (preparatoria), con incrementos de 40.8 y 16.5%, respectivamente, sobre lo recibido en 2013.
La parte más importante del gasto educativo se canaliza al Ramo 11 del PEF, es decir, a la Secretaría de Educación Pública, la cual obtendría 289,972.2 millones de pesos, cifra 7.3% superior a la de 2013; y, dentro de este monto, se incluyen programas como el de “Subsidios federales para Organismos Descentralizados Estatales” para el que se destinarían 69,403.8 millones de pesos; la parte educativa del Programa Oportunidades, que contaría con 28,275.9 millones y el Programa de Escuelas de Tiempo Completo que tendría 12,000.4 millones de pesos.
Uno de los cambios principales que se proyecta en el Presupuesto 2014 sobre el de 2013, es la creación de un Programa Nacional de Becas, en el que se agruparían diversos programas que anteriormente operaban de manera independiente.
El presupuesto propuesto para este nuevo programa es de 14,587.7 millones de pesos, 35.3% más –en términos reales– que lo aprobado en 2013 para el conjunto de programas de becas existentes; de este rubro, la mayor parte de los recursos sería destinada a becas en educación superior (55.3 %), media superior (38.7%) y posgrado (3.2%).
¿A QUIÉN BENEFICIA MÁS?
El estudio del CIEP revela que el gasto en educación básica favorece en mayor medida a la población de menores ingresos (el 40% de los hogares más pobres), mientras que el gasto en educación media superior beneficia más o menos en la misma proporción a todos los grupos poblacionales; y en la educación superior y de posgrado, el gasto favorece más a la población de mayores ingresos (el 40% más rico).
“El hecho de que la población más necesitada pueda acceder sólo a los niveles básico y medio superior, como máximo, es inconveniente para la política de desarrollo social”, asegura Antonio Gómez, especialista del CIEP encargado de este estudio.
“Pues es en la educación superior en dónde se perciben los mayores retornos a la educación”, añade el investigador.
¿INVERSIÓN O GASTO CORRIENTE?
Aunque el aumento general de la Función Educación es de 6.7% sobre lo aprobado en 2013, destaca la disminución de 11.4 %, en términos reales, del gasto de inversión.
El investigador Antonio Gómez detalla que esto refleja que los incrementos en el presupuesto van a gasto corriente, principalmente para el pago de docentes –lo que representa 66.9% de la Función Educación–, pero también va a subsidios y gastos de operación para el funcionamiento de las escuelas.
“El sistema educativo tiene necesidades de infraestructura que no están siendo atendidas, contrario al aumento de plazas de maestros que no debería suceder, pues hay también una disminución de la matrícula en educación básica producto del cambio demográfico”, sentencia el especialista.
Publicado en ADN Polìtico