El debate de la post-pandemia se ha centrado en la educación híbrida y la brecha digital, pero según un especialista en aprendizaje, la dispersión curricular es un problema desatendido y que repercute en un mercado laboral que necesita recuperarse.
La pandemia destruyó cerca de 31 millones de empleos en América Latina y el Caribe, según estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, que confirma que quienes sufrieron más con el fenómeno fueron los más jóvenes, los trabajadores con menos años de escolaridad; los trabajadores informales y las mujeres.
Los efectos del COVID-19 sobre la economía global aún están por verse en su totalidad, pero en países como México ya tienen consecuencias dramáticas: 4.1 millones de personas están en búsqueda activa de empleo, casi 650 mil personas más que hasta marzo de 2020, según cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
La coincidencia entre oferta y demanda laboral tiene muchas variables, pero según Jorge Iñiguez, director de Innovación y Estrategia de producto en Pearson International, el problema está en la formación de los trabajadores. Entrevistado recientemente como parte del equipo de expertos que participaron en las EdXpert Talk de E-Tech Evolving Education – el especialista en soluciones de aprendizaje para la educación superior estima que la dispersión en los programas de estudio es un desafío para superar.
“El mercado laboral demanda estudiantes mejores preparados, con las habilidades necesarias para insertarse, pero tenemos que integrar esas habilidades que hoy en día se enseñan fuera de la educación superior a la oferta educativa de las universidades”, aseguró el ejecutivo de Pearson, la mayor empresa de soluciones aprendizaje del mundo, con sede regional en México.
Según el especialista, la pandemia demostró que maestros y estudiantes podían adaptarse con gran creatividad y rapidez a la educación híbrida (combinación de presencial y digital), pero que el mercado laboral no muestra el mismo dinamismo en medio de un escenario cambiante.
“En Pearson trabajamos con actores del sector privado y del sector público, y nos adaptamos a un mercado de aprendizaje que está cambiando rápidamente. Sin embargo, el principal reto será contar con programas de estudio de calidad que apunten a una educación integral, interdisciplinaria que responda a la diversidad de sus estudiantes, para trascender del conocimiento académico al de habilidades para la vida”, estima Iñiguez, al tiempo que resaltó la importancia de los docentes en este escenario.
“No hay tecnología que logre sustituir el tremendo impacto positivo que generan los docentes en sus estudiantes; seguirán siendo los promotores del desarrollo cognitivo, formadores de talentos y líderes del futuro en el planeta. Lo único que cambiará es que los tiempos actuales obligan a los docentes a desarrollar nuevas formas de enseñanza, a convertir la tecnología en su aliada y usarla a su favor”, explicó el ejecutivo.
Para el experto en aprendizaje, las asignaturas pendientes de la educación superior en México siguen siendo democratizar el acceso a las instituciones y a la tecnología. “Los contenidos relevantes serán los que garanticen a los estudiantes un aprendizaje funcional, y eso debe incluir las habilidades del XXI, que les permitan adaptarse a los nuevos contextos en el ámbito laboral y social”, concluyó el experto.