La Red de Especialistas en Docencia, Difusión e Investigación en Enseñanza de la Historia (REDDIEH) se pronuncia por recuperar la meta de formar una conciencia histórica ciudadana en la educación básica, la cual queda suprimida en el proyecto curricular que la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha dado a conocer como “Modelo Educativo 2018”.
Así mismo, la REDDIEH se pronuncia por una revisión a fondo del proyecto curricular que la SEP ha hecho público para la formación inicial de docentes en las escuelas normales, particularmente solicitamos a las autoridades de la SEP que se reconsidere la decisión de suprimir los espacios curriculares como “Historia de la educación”, “Educación histórica en el aula” y “Educación histórica en diversos contextos” de las licenciaturas en Educación Primaria y Preescolar, pues consideramos que la formación histórica es una parte fundamental de la formación humanista que los futuros docentes de México necesitan con la finalidad de ejercer una docencia de calidad, basada en el conocimiento pedagógico del contenido y que les permita una actuación profesional con la autonomía necesaria para la toma de decisiones cotidianas en el aula.
Quiénes somos
La Red de Especialistas en Docencia, Difusión e Investigación en Enseñanza de la Historia (REDDIEH) está constituida por académicos universitarios, normalistas, de media superior y básica que dedican sus esfuerzos académicos a enseñar, difundir e investigar la historia y su enseñanza. La REDDIEH se ha consolidado como un espacio de intercambio académico nacional e internacional sobre los asuntos de interés académico señalados líneas arriba y ha logrado realizar relevantes aportaciones al conocimiento de los mismos.
En este marco, los académicos adscritos a la red REDDIEH han seguido con interés profesional las transformaciones que el sistema educativo ha sufrido en los últimos años, en particular los cambios relacionados con la enseñanza de la historia en la educación básica y normal han despertado el interés y la inquietud de las y los miembros de la REDDIEH.
Es debido a este interés académico, pero también ciudadano, que los miembros de la red realizaron el coloquio “Historia, humanismo y formación docente” el día viernes 15 de junio en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Este encuentro académico en el que participaron miembros de la REDDIEH, así como destacados académicos de la UNAM, las escuelas normales, la Universidad Nicolaíta, la Universidad Iberoamericana, la Universidad Pedagógica Nacional, entre otras, permitió realizar un balance serio, ponderado y con el debido sustento teórico – práctico, tanto de los cambios en el currículo de la educación básica, como de la formación docente en las escuelas normales de México.
Nuestros argumentos
El presente pronunciamiento se basa en las participaciones presentadas por las y los académicos que se reunieron en el coloquio “Historia, humanismo y formación docente”, a partir de las cuales fue posible contar con elementos de juicio que permitieron construir la postura expresada en las presentes líneas en relación con los proyectos curriculares que la SEP ha dado a conocer y que pretenden implementarse a partir de agosto del año 2018.
Con la finalidad de presentar de forma clara nuestros argumentos los hemos organizado de la siguiente forma: primero comentaremos los trabajos relacionados con la enseñanza y el aprendizaje de la historia en la educación básica y en segundo lugar los referidos a la formación de docentes.
Las niñas, los niños y los jóvenes ante la enseñanza de la historia
Un primer elemento que nos interesa resaltar es que las investigaciones que se han producido en tiempos recientes dejan claro que la historia es un elemento relevante en la formación en la infancia y la juventud; esto, desde su propia visión, expresada a través de diversos medios como por ejemplo los textos que las niñas y los niños enviaron al gobierno federal para responder al concurso nacional sobre los Símbolos Patrios o en encuestas, grupos focales y entrevistas a profundidad que los miembros de la REDDIEH hemos realizado como parte de nuestras investigaciones.
En estas aproximaciones de la infancia y la juventud a la historia y sus formas de enseñanza hemos podido constatar que para los miembros más jóvenes de nuestra sociedad la historia puede contribuir a la comprensión de la forma en la que la sociedad contemporánea fue constituyéndose a partir de las relaciones sociales del pasado, pero también a comprender la necesidad de un compromiso ético en el presente para construir el futuro.
En este punto es indispensable señalar que las condiciones actuales de inseguridad, violencia exacerbada, corrupción, deterioro ambiental, entre otras, tienen un alto impacto en la vida de las niñas, los niños y los jóvenes. Para ellas y ellos comprender lo que sucede, así como las condiciones que posibilitaron estas circunstancias puede ayudarles a contrarrestar el miedo y la sensación de desesperanza. Es decir, este anhelo no se debe a simple curiosidad o interés académico, sino a la necesidad de construir las posibilidades de tener una mejor vida y un futuro, tanto para ellas y ellos, como para sus pares en el país y el mundo, pues a partir de diversas investigaciones hemos constatado la conciencia humanista y global de una gran cantidad de menores.
En segundo término, es fundamental precisar que las generaciones en edad de cursar la educación básica, media superior y superior que han participado en investigaciones que los miembros de la REDDIEH hemos realizado, consideran que las formas en las que se concibe y practica la enseñanza de la historia les alejan del conocimiento histórico y rechazan esta visión cerrada, unívoca y de adoctrinamiento de la historia. Nuestros niños y jóvenes nos demandan apertura a nuevas prácticas de enseñanza de la historia que considere sus necesidades de aprendizaje, así como la cultura histórica que han desarrollado en sus ámbitos comunitarios y familiares. Una historia más cercana a la apertura, al debate y a la construcción de interpretaciones diversas y no aquella que se construyó en el Siglo XIX o en el XX con fines políticos, que no tienen cabida en una democracia del Siglo XXI.
Los programas de estudio que se pretenden llevar a la práctica a partir de la última reforma presentan contradicciones que es necesario evidenciar, analizar y superar antes de pretender que se lleven a las aulas: por un lado, en sus planteamientos generales el proyecto curricular de la SEP introduce un enfoque crítico que recurre a planteamientos supuestamente novedosos, pero por otro lado se sigue promoviendo una visión lineal y progresiva de la historia que pone énfasis en los contenidos políticos que siempre se han priorizado. En los hechos se aleja de prácticas concretas que permitan a los sujetos reconocer su historia y que ofrezca maneras de vincularlo con el acontecer actual y la participación ciudadana.
Aunado a lo anterior, nos parece que en el nuevo programa sigue siendo dominante el enfoque positivista de la historia, con pequeños destellos de análisis crítico, a la manera como lo hacen los historiadores, lo que aleja a los educandos de la reflexión sobre sus propias realidades y la generación de alternativas desde sus propias circunstancias; al respecto nos parece indispensable señalar que es necesaria la discusión entre estudiantes y profesores normalistas y universitarios, no sólo en cuanto a la cuestión de los tiempos y contenidos de la historia sino en cuanto a los enfoques con los que se realiza en la práctica su enseñanza-aprendizaje.
A la luz de la revisión de los programas de la educación básica y normal, tal parece que no hay un sentido claro del para qué de la Historia. Nos parece que es impensable que no se considere a la Historia como una herramienta de análisis para conocer los problemas de las sociedades de otros tiempos, así como de cualquier fenómeno político y social de la actualidad, ello mediante el exhaustivo análisis de sus causas y consecuencias. Actualmente, el trabajo con fuentes primarias permite que los estudiantes realicen sus propias interpretaciones y construyan su conocimiento; el objetivo es que puedan aprender operaciones mentales importantes de la conciencia histórica.
La conciencia histórica ha sido definida en varias ocasiones. Destaca la contribución de Jörn Rüsen (1992) que la delimitó para realizar una aproximación comprensiva, metódica y que permitiera realizar investigaciones con base empírica, con el fin de acercarse tanto a su contenido como a los factores que le dan sentido a lo asimilado, lo aprendido y lo aplicado en la vida diaria. La conciencia histórica, como una forma de comunicar una visión del pasado con un proyecto de futuro, encuentra en la escuela uno de los escenarios privilegiados para su construcción.
La conciencia histórica condensa conceptos, representaciones, interpretaciones, comprensiones, perspectivas, valoraciones, experiencias y expectativas que una sociedad tiene sobre sí misma (y de los otros) y que se expresan en narrativas estructuradas del pasado. De esta forma podría analizarse cómo se manifiestan y se comunican tanto la experiencia como la expectativa (Koselleck, 1993) con la conciencia histórica, en un contexto en el que persiste un pasado colonial (y colonializante) mezclado con la incertidumbre del futuro provocada, entre otros factores, por el neoliberalismo.
La historia nacional y la enseñanza de las virtudes ciudadanas al amparo de los valores de la patria habían funcionado hasta que la sociedad en vías de globalización ha mostrado su contingencia y sus contradicciones. Nos parece que ahora se circula entre la imposibilidad de abandonar no ya sólo la historia maestra de vida sino también la historia nacional, a la vez que se sabe que no se puede seguir enseñando historia desde este marco conceptual. En estos años se ha complejizado más el problema en dos direcciones principalmente: la línea metodológica que se inclina hacia los problemas didácticos de la enseñanza de la historia y la que se ocupa de la historia que se enseña en términos de ella misma, o sea en términos historiográficos: ¿qué enseñamos cuando enseñamos historia? Si no están claros el contenido y la función de esta materia en el currículum escolar, no creemos que ninguna metodología pueda resolver el asunto.
Sobre la formación docente
En un sentido distinto, pero complementario al expuesto hasta aquí, es posible plantear cuestionamientos a la forma en la que se construyó el proyecto curricular para la formación docente en las escuelas normales de preescolar y primaria, el papel que juegan la historia de la educación y la historia en general en esta formación, así como la investigación que se produce en las escuelas normales, la cual no encuentra relación con la construcción del proyecto curricular.
Para ilustrar este primer sentido, en el documento de trabajo titulado “Planes y programas de estudio de la Educación Normal. Documento Base. Transformación pedagógica de acuerdo al Nuevo Modelo Educativo”, fechado en febrero 2018, se destaca “la eliminación del programa de Historia de la educación en México, situación que es inconcebible ya que la Historia de la educación es un campo de conocimiento fundamental para la formación inicial de los docentes de educación básica”.
A decir de Ramírez (2018) “La importancia de la asignatura radica en el hecho de que favorece el desarrollo del pensamiento histórico en los docentes en formación; éste les permitirá comprender el presente de la educación a partir del conocimiento, comprensión y análisis de su evolución histórica”.
En este mismo sentido Monter (2018) menciona que “En la última versión de Malla Curricular presentada por DGESPE para la implementación del Plan 2018 en la Licenciatura en Educación Primaria, se observa una reducción a tan sólo dos asignaturas de Historia (Historia y Estrategias para la Enseñanza de la historia) de las cuales los docentes hasta la fecha, desconocemos sus fundamentos, enfoque y contenidos”.
El papel que juega la historia de la educación y la historia en la formación docente son relevantes, pues se relacionan con la conciencia del devenir educativo y la responsabilidad social de quien enseña, tal como señala Luna (2018), “el papel de la historia de la educación y la forma de aprenderla como una opción para el ejercicio de la docencia en la educación básica; el valor cognitivo y disciplinar de la historia; y la formación de la conciencia histórica desde el conocimiento del devenir de la profesión, se conjugan para puntualizar algunos argumentos por la necesaria restitución o permanencia del estudio histórico de la educación y la docencia de la historia”.
Por otro lado, nos parece cuestionable que en un proyecto curricular que se pretende humanista se prescinda de la historia en la formación de las docentes de educación preescolar y aún en otras licenciaturas, tal como argumentan Guerrero y Rodríguez (2018) “la Licenciatura en educación preescolar, en cuya malla curricular (propuesta 2018) están ausentes las unidades de aprendizaje relacionadas con la Historia, lo que nos lleva cuestionar que no es posible que se pretenda brindar una formación humanista e integral, si se carece del conocimiento de la realidad social, de manera que al futuro profesor de preescolar se le está dejando un gran vacío en su formación profesional, misma que se verá reflejada en las generaciones de infantes que este atiende”.
En palabras de una Profesora de la Licenciatura en educación Preescolar “un análisis del modelo de educación histórica (suprimido en la propuesta 2018 de la SEP), implementado en la formación de profesores y profesoras de educación preescolar y primaria con el Plan de estudios 2012 que se opera en las escuelas normales a nivel nacional da cuenta de cómo los estudiantes para profesores y profesoras, tuvieron la posibilidad de comprender la importancia de la enseñanza de la historia desde otra perspectiva, en la que se develó cómo los alumnos fueron cambiando sus representaciones, mismos que tuvieron un impacto de gran alcance en su desempeño profesional con niños de preescolar”.
Las estudiantes de tres generaciones elaboraron portafolios de evidencias que develan el nivel de logro obtenido con el enfoque de educación histórica en el aula y educación histórica en diversos contextos. Por primera vez en la licenciatura de educación preescolar se contempló en la curricular, cursos que permiten acercar a los profesores noveles al conocimiento de la disciplina de la historia, su enseñanza y su trascendencia en el trabajo en educación básica.
“Sobre estos resultados y el impacto en la práctica docente de esta formación histórica, se han presentado ponencias en congresos nacionales e internacionales, tales como el Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE), organizado por el Consejo mexicano de Investigación Educativa (COMIE), el Encuentro Internacional de Historia de la Educación, entre otros, en los que señalamos los resultados logrados”. Nos parece relevante señalar que la investigación realizada en las escuelas normales debería fortalecer el diseño y la implementación de proyectos curriculares y la voz de los propios docentes normalistas ser escuchados. “Pedimos que se sigan contemplando dichas asignaturas (Historia de la educación, educación histórica en el aula y educación histórica en diversos contextos) en la formación de profesores en la licenciatura de educación preescolar y primaria”.
Una Profesora de la Licenciatura en Educación Primaria señala que debe considerarse “La importancia de la investigación sobre la enseñanza, la difusión y el aprendizaje de la historia en el diseño de proyectos curriculares”. Pues al obviarse la investigación realizada en las escuelas normales se inhibe su desarrollo, “resulta fundamental reflexionar sobre cuáles son los principales factores que han influido para impedir que se dé cumplimiento a las actividades sustantivas de la educación superior en las escuelas normales. Se trata de prácticas de diversa índole, pero que en conjunto han limitado el desarrollo de la investigación y con ella, de su difusión”.
Conclusión y pronunciamiento
Las preocupaciones y argumentos expresados nos permiten señalar que suprimir la historia de la educación y los enfoques novedosos, basados en la investigación y la reflexión sobre los fines de la enseñanza de la historia acarrean riesgos graves para la formación de las y los docentes de educación básica, concretamente de las licenciadas en educación preescolar y primaria.
En vista de lo cual la REDDIEH hace un respetuoso, pero firme llamado al Secretario de Educación Pública, Dr. Otto Granados Roldán; Al Subsecretario de Educación Básica, Maestro Javier Treviño Cantú; al Subsecretario de Educación Superior, Dr. Rodolfo Tuirán Gutiérrez; a la Directora General de Desarrollo Curricular, Maestra Elisa Bonilla Rius y al Director General de Educación Superior para Profesionales de la Educación, Licenciado Mario Chávez Campos para que suspendan la implementación o bien que se reconsidere la decisión de eliminar los espacios curriculares de “Historia de la educación”, “Educación histórica en el aula” y “Educación histórica en diversos contextos” y la formación de la conciencia histórica para la convivencia ciudadana del proyecto curricular 2018 para la educación básica (llamado “Modelo educativo”) y el correspondiente para la formación inicial de docentes con la finalidad de realizar una consulta participativa que considere las voces de los docentes de educación básica, así como de los académicos de las Escuelas Normales y universidades y específicamente a los investigadores en enseñanza de la historia del país, a fin de contar con los mejores elementos para el diseño de una propuesta curricular a la altura de las demandas de nuestros tiempo y de la sociedad mexicana.
ATENTAMENTE
Miembros de la REDDIEH, académicos, docentes y ciudadanos interesados.