Ya se realizó en Monterrey el foro correspondiente a la revisión de la Educación Media Superior y de acuerdo con lo reportado por la prensa, lo más destacado fue el decálogo de problemáticas de la EMS por cortesía del Subsecretario del ramo.
Hablar de los males que aquejan a la educación, se parece mucho al dicho popular “De mis males estoy muy bien, pero de mis bienes estoy muy mal”. El camino fácil para ganar el aplauso del respetable consiste en eso, en hacer señalamientos al estilo sofista, sin contexto, demagógico.
A los maestros se les acusa de todo, en los tiempos recientes se ha dicho que carecen de ética y en el Foro el Subsecretario señaló que “entre los problemas que aquejan a la EMS está la débil profesionalización de los docentes,… que estos no cuentan con una preparación consolidada.” ¡Qué ligereza de juicio de valor!
En esta tesitura, lo mismo pueden decir los maestros de las autoridades educativas. Los maestros cuentan con documentos que acredita formación inicial como tales y experiencia frente a grupo ¿pueden decir lo mismo, los secretarios y subsecretarios?
Señala el subsecretario “Los estudiantes ven aprendizajes poco relevantes al interior de los centros escolares, lo que les provoca desinterés y abandono escolar.” ¡Afirmación sin fundamento! Los estudiantes ven los programas oficiales elaborados por la SEP y no es el desinterés lo que provoca el abandono, el estudio más reciente realizado por la propia SEP revela que es la pobreza la causa principal de que más de 3 mil muchachos abandonen diariamente la escuela preparatoria.
Ciertamente la eficiencia terminal de la EMS es muy baja, pero lo es también la matrícula de ingreso. Ni las becas, ni las tutorías, ni todas las estrategias de retención oficiales han dado los resultados esperados, y esto no es por falta de interés de los muchachos ni por falta de ganas de los maestros, el tema es multifactorial y apunta al gran fracaso del país para dar a los padres de los muchachos, empleo digno, bien remunerado y con la protección social y legal prescrita en el 123 constitucional. Sería mejor revisar el modelo neoliberal con el que se maneja la economía, que estar restregando a los maestros las culpas ajenas.
Ciertamente la infraestructura, el equipamiento de máquinas y herramientas, conectividad, bibliotecas y el aprovisionamientos de los insumos perecederos para las prácticas son insuficientes, pero esto es responsabilidad del gobierno federal y de los estatales, no de los planteles ni de los maestros. Sin embargo hay ejemplos dignos de amplio reconocimiento realizados en los planteles, mediante gestión apropiada, recursos propios y donativos de personas generosas. Se puede hablar también de ellos.
En cuanto a que sólo 6 de cada 10 estudiantes de preparatoria transitan a la Educación Superior, creo que son menos. Pero este no es un tránsito automático, tiene que ver con muchos otros factores entre los que cito: los exámenes de admisión, llamados eufemísticamente “concurso de ingreso” que no son otra cosa que “desgranadores sociales”; siguen las cuotas impagables; y la falta de cupo.
Ahora bien, eso de que con el tiempo “los estudiantes se inserten de forma precaria en los mercados laborales” no es una constante, no hay relación entre titularse y obtener un empleo. Los estudios más serios sobre el tema revelan que son muy pocos los que consiguen emplearse en el área en la que se prepararon, los más, simplemente toman el trabajo que tienen a la mano porque el desempleo está a la alza, y este tema es más complejo de lo que se piensa bajo la óptica de la inmediatez.
La cobertura ciertamente es baja, no tanto porque el bachillerato excluya a los pobres, (eufemística o candorosamente llamados “vulnerables o desfavorecidos). Los excluye la falta de cupo en los planteles, por eso se están ofertando las opciones virtuales, y las Secretarías de Educación están dando RVOEs a preparatorias que operan en cocheras y aún así, se quedan muchos muchachos sin inscripción.
Ciertamente, el decálogo del Subsecretario es doloroso como él mismo lo definió, pero más doloroso es que no se ofrezcan soluciones y que se perciban como problemas unidimensionales los que son temas complejos y multifactoriales.
Es doloroso también que sólo se piense en desarrollar las competencias que reclaman las empresas, y que se abandone la formación consustancial del ser humano. Las competencias, son solamente una estrategia escolar no la panacea de la educación, nosotros los viejos no estudiamos por competencias y no por ello somos incompetentes.
El subsecretario define la EMS como “insuficiente, desigual e inadecuada” y ofrece como solución “… que la esperanza sea el rasgo definitorio de la EMS… de tal modo que los estudiantes vean en este nivel educativo un escaparate de oportunidades que avive el fuego de sus aspiraciones.”
¿Y las respuestas, las soluciones, las acciones, las políticas educativas?
¡Pobre Educación Media Superior!