Supimos hace unos días que la prueba Planea, que sustituyó a ENLACE y que evalúa los aprendizajes escolares de los alumnos en español y matemáticas, no se aplicará en 2016 de la forma en la que estaba programada. El plan, anunciado el año pasado, era que la prueba sería aplicada por personal capacitado, externo a las escuelas, a alumnos de 6° de primaria, 3° de secundaria y 3° de media superior.
De acuerdo a lo anunciado por el INEE y la SEP, sin embargo, esa aplicación no ocurrirá por motivos presupuestales. Lo que habrá, en el caso de básica, es una aplicación a cargo de los maestros frente a grupo en plan caserito. Se darán a conocer los resultados, pero dado que la aplicación será muy distinta y sin los controles externos del año pasado, esos puntajes no serán comparables a los de 2015 y tampoco serán, en estricto sentido, válidos.
Se entiende que en un contexto de fuertes restricciones presupuestales no previstas, el gobierno tenga que hacer ajustes en su gasto. Con todo, la decisión sobre cuáles rubros se recortan y cuáles no, implica, inevitablemente, un orden de prioridades. La cancelación de Planea 2016 indica, así, que la aplicación de evaluaciones de logro escolar tiene, para el gobierno, menor prioridad que otros gastos en materia educativa.
Las razones para que el gobierno federal le otorgue esa baja prioridad a la aplicación de Planea pudieran ser malas, buenas o regulares; atendibles o no; convincentes o poco convincentes. Lo que queda claro es que la forma de presentar y argumentar esas razones dejó muchísimo que desear.
Cancelar Planea 2016 tiene un costo importante y lo hubiese tenido por mejor que se comunicara la decisión. Elevó sensiblemente ese costo, sin embargo, la falta de coordinación entre las autoridades responsables (SEP e INEE) a la hora de comunicar la decisión y el que la SEP, en lugar de anunciarla y asumir el costo de entrada, haya ido reaccionando, al parecer, sobre la marcha con pedazos de información e intentando, también sobre la marcha, ofrecer razones para justificar la decisión no ex ante, sino ex post.
La cancelación de Planea tiene costos altos en términos de rendición de cuentas y en que priva a las escuelas de información muy útil para saber cómo van, dónde tienen que corregir y/o apretar el paso. El costo mayor, sin embargo, tiene que ver con las señales tan poco nítidas que manda la decisión en lo que se refiere a la importancia concedida por el gobierno a la evaluación del logro escolar y, también, en la prioridad asignada a explicar y a argumentar las razones por las cuales decidió cancelar la aplicación de la prueba este año.
Decir que no hay suficiente dinero no basta, pues lo que hay que explicar es porqué se cancela la evaluación de logro escolar de los alumnos y no otros gastos educativos. Tampoco ayudó nada el que, en lugar de empezar por asumir y lamentar la decisión, la SEP haya, básicamente, reaccionado frente a la crítica detonada por el anuncio del INEE y lo haya hecho intentando minimizar, a posteriori, el costo de la decisión.
Puede ser que aplicar pruebas nacionales de logro escolar anualmente sea poco costo-efectivo, pero habría que argumentarlo aportando buenas razones y evidencia sólida. Pudiera ser que en una situación financiera difícil convenga más atender carencias en infraestructura e invertir más en capacitación docente que gastar en hacer pruebas de logro que, difícilmente, arrojarán resultados dramáticamente distintos de un año a otro, pero, de nuevo, habría que explicarlo, ofrecer argumentos técnicamente robustos e intentar convencer.
No dedicar tiempo a explicar los motivos por los cuales se decidió cancelar Planea 2016 y no generar información clara sobre lo que ocurrirá con esa prueba en adelante ha tenido un altísimo costo. Básicamente, pues, ante los vacíos de información y la falta de consistencia y oportunidad en la comunicación de la decisión, la duda con respecto al compromiso del gobierno de la reforma educativa con la evaluación del logro escolar y la sospecha sobre las motivaciones de la decisión han terminado por apoderarse por completo de la discusión.
Twitter:@BlancaHerediaR