Los resultados de la prueba PISA 2015 merecen los siguientes comentarios generales:
1. Países y provincias del Oriente lejano, representado por Vietnam (número 1 en Ciencias entre 70 participantes), Macao (2), Hong Kong (4), Singapur (5), Japón (6), Taiwán (9), Corea (10), continúan siendo los reyes de la educación mundial. Su eficacia educativa les asegura seguir gozando de niveles superiores de vida y de actividad económica.
2. Naciones de Europa, representada por Estonia (3), Finlandia (8), Irlanda (11) y Dinamarca (13) mantienen altos niveles de aprendizaje y por lo tanto de bienestar general.
3. Canadá (7) es el mejor sistema educativo en el continente americano. Estados Unidos (28) continúa lastrado por su incapacidad para incorporar a sus minorías, hispana y afro-americana, a rendimientos educativos más elevados.
4. Vietnam y varias provincias de China, así como Polonia (15) y Portugal (18) en el contexto europeo, continúan su rápido ascenso en la tabla educativa. Alientan la esperanza para todos los países en vías de desarrollo de que el avance no sólo es necesario sino posible. Llama la atención el caso de Vietnam, pues su PIB per cápita -que hace apenas unos años estaba por debajo de Oaxaca y Chiapas- es todavía inferior a nuestro promedio nacional, pues México alcanza un monto de 10,302 USD contra 6,022 del país del sudeste asiático.
5. Latinoamérica sigue decepcionando las aspiraciones de sus jóvenes a una mejor vida. El mejor ubicado es Chile (44), seguido de Uruguay (47), Costa Rica (54), México (56) y Colombia (57). La falta de preparación de su juventud postra a Latinoamérica. También explica en parte su altísimo nivel de desigualdad y su falta de movilidad social. La carencia de educación de calidad es el “talón de Aquiles” de nuestra región.
6. PISA 2015 sirve como la “línea de base” para medir la ambiciosa reforma educativa que México ha emprendido, misma que entró en vigor a principios del año 2014.
7. Comparado con ejercicios previos de PISA, estamos estancados en comprensión lectora y ciencias y hemos mejorado ligeramente en matemáticas. El desglose de los resultados indica que 8 de cada 10 jóvenes mexicanos reprueban o pasan con el mínimo puntaje la prueba de ciencias, comprensión lectora y matemáticas. En ninguna de las tres materias tenemos siquiera al 1% de los estudiantes en los niveles de excelencia.
8. En México la desigualdad en resultados educativos entre los que más y menos tienen es atemperada por los pésimos resultados de los primeros, los más privilegiados. El 10% más rico de México puntea por debajo del 10% más pobre de Canadá a los 15 años, y lo mismo sucede cuando nos comparamos con el decil más bajo de ingreso de Vietnam o Estonia. Los hijos de los mineros del Reino Unido alcanzan el mismo promedio que los hijos de empresarios y funcionarios de México, con todos sus privilegios. No tenemos una base preparada, pero tampoco una élite preparada. Si bien el mayor de los esfuerzos se debe poner en entregar oportunidades a quienes más las necesitan, no podemos dejar de señalar que ésta es una fuerte llamada de atención para la educación privada de nuestro país.
En resumen, un sistema educativo que le falla a entre tres cuartas partes y cuatro quintas partes de cada generación, es un sistema fallido. Tenemos que transformar a fondo dicho sistema, venciendo resistencias y reticencias. Oponerse a la reforma para conservar prebendas indebidas y corruptelas, como lo hacen la CNTE y otros grupos políticos y de interés, es traición a la Patria.
PISA 2015 nos grita en la cara: ¡adelante con las reformas! Tenemos que incrementar el paso y la profundidad de la transformación educativa, particularmente en lugares como Oaxaca, Chiapas y Michoacán. El gobierno federal tiene que imprimir mayor eficacia y contundencia a sus acciones, y aislarlas del contexto electoral que se avecina. Los gobiernos locales tienen que hacer mucho más. Es pasmosa la irresponsabilidad de muchos mandatarios locales. Es hora de llamarlos a cuentas.
La batalla para transformar nuestro sistema educativo apenas comienza. Es indispensable hacer de la implementación de la presente reforma al Tercero y las leyes secundarias el piso sólido sobre el cual construir muchas reformas más, que acaben de transformar normal por normal, aula por aula, la experiencia de cada niña, niño y joven de nuestro país.
Sin educación no hay ciudadanía y libertad posibles; y sin libertad y ciudadanía no puede haber democracia, Estado de Derecho, justicia y prosperidad perdurables.
No le fallemos a las siguientes generaciones. No hay tiempo que perder.