Los docentes deben redefinir los mecanismos para evitar la presentación de ideas que no sean originales; asegurar que si bien los estudiantes utilizan herramientas de inteligencia artificial (IA) al elaborar sus tareas, ensayos, presentaciones, etcétera, no deben sobreutilizarlas para evitar que pierdan sus capacidades críticas, ni el objetivo del aprendizaje, señalaron académicos participantes en el 12º Congreso Nacional de Posgrados en Enfermería.
En el encuentro -que llevó por título El posgrado y su contribución a la ciencia, la innovación y la tecnología, organizado por la Facultad de Enfermería y Obstetricia de la UNAM- la profesora de esa entidad académica, Gandhi Ponce Gómez, afirmó:
Hablar de la IA es tener en consideración que a docentes, alumnos y alumnas nos coloca ante múltiples complejidades y dilemas en torno a determinar en qué situación emplearla, o bien, en la disyuntiva de hacer uso de ella.
En el auditorio 1 de la Unidad de Posgrado de la UNAM destacó que los estudiantes la emplean por tratarse de un instrumento eficaz, y con esta ambos podemos trabajar el cuidado humano.
Al participar en el panel 2, Experiencias del uso de la IA como herramientas en los estudios de posgrado, la docente universitaria resaltó que son múltiples las plataformas de aplicaciones que pueden utilizar en el proceso de enseñanza para precisar y comparar cómo estamos impartiendo la fase de cuidados a enfermeras y enfermeros.
Nunca debemos dejar de lado que se trata de seres humanos, pero también los profesionales de la enfermería en formación deben tener una actitud ética importante al utilizarlas, estimó.
En el ámbito de la comunicación no nos indicará cómo hacerlo, pero sí podemos trabajar con los estudiantes de posgrado y los académicos en cómo mejorar esas habilidades y qué se omitió al comunicarse con la persona del área de cuidados, añadió.
A su vez, Milton Carlos Guevara Valtier, profesor de la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Nuevo León, subrayó que la IA no es algo completamente novedoso, se ha refinado con el paso del tiempo, pues desde hace años existen aparatos que de alguna forma integran tecnología que simula la inteligencia humana y las capacidades de resolución de problemas. Por ejemplo, las primeras computadoras que utilizaban algoritmos para realizar tareas específicas, lentas o rápidas.
Apuntó: en esa casa de estudios estatal, en particular en la Facultad de Enfermería, hacemos uso de ella y de otras basadas en esta tecnología en nuestros planes de estudio de maestría y doctorado en Ciencias de Enfermería, donde formamos investigadores en esa disciplina.
Para ello es indispensable e indiscutible que conozcan a profundidad el método científico, inclusión del planteamiento del problema, metodología, resultados, discusión y conclusiones en las tesis de maestría y doctorado, acotó.
A la par, la construcción de artículos científicos ya que es una actividad esencial en estos programas de posgrado, y junto con ello el apoyo de la IA. Por ejemplo, en el planteamiento del problema; relevancia social y teórica; propósito y generación de un marco teórico en el componente metodológico; diseño del estudio; población; muestra; muestreo; criterio de inclusión; instrumentación; aspectos éticos y estadísticos, entre otros.
A sus alumnos, dijo, les recomienda usar Elicit para uso académico, en particular en tareas de búsqueda, extracción, análisis y síntesis de información científica, así como ChatGPT para generación de texto y respuesta a preguntas. “Es útil en las diferentes etapas del método científico”.
En su oportunidad, Daniel Choperena Aguilar, profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM, consideró que uno de los grandes riesgos de la IA para la educación es que puede conducir a una pérdida de la capacidad humana básica: comprensión de las ideas, incluso de la creatividad, pero también a una dependencia a esta.
Aunque es positiva y tiene la posibilidad de hacer más eficiente y productivo nuestro trabajo, no necesariamente nos llevará a fortalecer dicha capacidad, sostuvo.
Para el experto, en cuanto a su instrumentación en educación no todo es positivo, aunque está integrada a la vida cotidiana: en el teléfono móvil, computadora, incluso en el medio académico podemos utilizarla para ordenar nuestras ideas.
Son mayúsculos los retos de su empleo en este ámbito porque puede ayudarnos a ahorrar tiempo, hacer más eficiente algunos procesos, pero también llevarnos a la pérdida de ciertas capacidades críticas en el estudiantado, alertó.
Si les pedimos que elaboren un ensayo, podrán entregarnos el mejor trabajo del mundo, pero es posible que se haya elaborado con inteligencia artificial; eso no nos asegura que estén aprendiendo en realidad.
“Recordemos que en el posgrado no solo se forman para entregar una tarea, sino que también debe estimularse ese componente crítico; como docentes debemos buscar cómo asegurar que no sobreutilicemos la IA”, resaltó en la sesión en la que también acudió Alejandro Sanders Villa, coordinador de Voces de la Salud México, iniciativa que amplifica las perspectivas de los profesionales de esa disciplina para informar estrategias de salud pública en el país.