La Dra. Claudia Sheinbaum es la virtual presidenta electa de nuestro país. Por primera vez, una mujer llega a este cargo en medio de un gran respaldo del electorado en el marco del proceso electoral más grande de la historia mexicana.
Está definición, además de ser un acto histórico y avance para los movimientos democráticos feministas, nos da un panorama más claro sobre cuáles son los caminos que se tomarán respecto a ejes cruciales de desarrollo nacional.
En materia educativa, uno de los temas más relevantes de la vida pública nacional, existen muchos pendientes, retos, obstáculos y oportunidades que merecen un análisis profundo sobre el futuro de nuestro Sistema Educativo Nacional.
Durante la campaña, la próxima presidenta hizo una serie de promesas y propuestas en la materia que requieren mucho debate y pasos claros para su implementación.
En marzo del 2024, la entonces candidata acompañada por Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM; Rosaura Ruiz, ex Secretaria de Educación de la Ciudad de México; Roberto Rodríguez Gómez, investigador de la UNAM y Viridiana Aydeé León Hernánde, rectora de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, presentó un eje de trabajo titulado “República educadora, humanista y científica”, el cual contempla siete puntos cruciales para su plan de gobierno: Salarios justos para maestras y maestros, Becas para estudiantes, Centros públicos de educación inicial, Apoyo a la educación primaria y secundaria, Fortalecimiento de la educación media superior, Crecimiento de la educación superior y Vinculación de la ciencia con sectores prioritarios.
Adicionalmente, durante el debate y las conferencias de prensa, insistió en darle continuidad a la “Nueva Escuela Mexicana” y los libros de texto, explicando que estos representan un modelo que fomenta la participación de los niños en lugar de la memorización, desarrollado en colaboración con el magisterio.
Ante ello, ¿cuáles son los pendientes en materia educativa que enfrentará la próxima mandataria?
En primer lugar, atender, de raíz, el tema de las desigualdades e inequidades que persisten en el sistema educativo. Aún hay miles de niños que no cuentan con los servicios, herramientas y condiciones básicas para ejercer de manera plena y oportuna el derecho a la educación. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México hay 934 mil hogares donde alguna niña o niño no come en todo el día o come una sola vez al día y el 54.3% de niñas y niños en primera infancia se encuentra en situación de pobreza, frente al 52.8% de la población de 6 a 11 años y el 51% de las y los adolescentes.
Adicionalmente, existen escuelas y centros educativos que, de igual forma, no tienen la infraestructura básica para el desarrollo de las actividades. Según datos de la misma Secretaría de Educación Pública (SEP) y organizaciones civiles, de las más de 201,500 escuelas públicas de nivel básico que hay en el país, 12% no cuentan con servicio de electricidad, 26% no tienen agua potable, 20.6% no cuentan con lavamanos y 24.8% sin sanitarios independientes
Otro tema relevante es la verdadera revalorización del magisterio. Desafortunadamente aún existen procesos y condiciones que no se han resarcido y que son herencia de sexenios pasados. La precarización de las y los trabajadores de la educación, la gran carga administrativa y las condiciones de inseguridad de las escuelas, son elementos fundamentales por atender.
Además, se tiene que brindar atención más puntual a los elementos de bienestar integral del profesorado: la salud física y mental, así como el ingreso digno y la seguridad social aún son reclamos de los profesionales de la educación.
Finalmente, es necesaria una verdadera democratización de los sindicatos, especialmente del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE). No debe pasar de largo que el pacto corporativo que se prometió romper cuando Elba Esther Gordillo fue encarcelada, sigue perpetuando con otros personajes y nuevas dinámicas de poder.
Los liderazgos nacionales y seccionales como la 36 del Valle de México han caducado desde hace años y no permiten la renovación. Incluso estos dos líderes, Alfonso Cepeda Salas y Rigoberto Vargas Cervantes son ahora legisladores por Morena, quienes el sexenio pasado levantaban la mano a José Antonio Meade, ex candidato del PRI a la presidencia. Es decir: gracias a esta actitud camaleónica, son aliados del gobierno en turno y pareciera que dejan a un lado la defensa de los derechos del magisterio y ponderan los intereses partidistas y del poder.
Los retos que enfrentará la próxima presidenta y a quien designe al frente de la Secretaría de Educación Pública son tremendos, sin embargo, la posible continuidad de las políticas educativas pueden ser un buen panorama para ver los resultados o fracaso de dichas acciones.
Mientras tanto, es necesaria la participación activa y crítica de toda la comunidad educativa y un seguimiento puntual, transparencia y rendición de cuentas de quienes estén al frente en la toma de decisiones.
*Periodista especializado en temas educativos. @elErickJuarez