Juan Carlos Miranda Arroyo
La semana pasada se generó un interesante intercambio de opiniones en medios informativos y redes sociales digitales en torno a la compra que la Secretaría de Educación Pública (SEP) realizó recientemente de una serie de títulos de la biblioteca del educador y pedagogo Paulo Freire. Entre varios de estos títulos se encuentra el libro “La educación como práctica de la libertad”, (Siglo Veintiuno Editores, 1ª. edición, 1969 y 25ª. edición, 1979).
“Sólo en la educación puede (re)nacer la verdadera sociedad humana y ningún hombre (y mujer) vive al margen de ella. La opción se da –dice Freire en ese libro- entre una “educación” para la “domesticación” alienada y una educación para la libertad”.Paulo Freire, “La educación como práctica de la libertad”
El 25 de agosto pasado la profesora Irma Villalpando, de la UNAM, FES Acatlán y quien ha sido crítica de las políticas públicas del gobierno obradorista, aseveró: “No hay libros de matemáticas pero qué tal de Freire, pedagogo del neomarxismo educativo”…”Freire es de esos autores que uno lee con asombro en su juventud pero que después uno supera por lecturas más complejas ¿no?”
Rosa María Torres, profesora ecuatoriana, especialista en aprendizaje a lo largo de la vida. Investigadora y asesora internacional con experiencia en UNICEF y UNESCO, ex ministra de educación y culturas, y quien colaboró con Paulo Freire, mostró su desacuerdo con las expresiones de Villalpando y preguntó: “¿Quién ha propuesto esos nombres de Neomarxismo educativo o pedagogía política?”, luego agregó: “Paulo Freire (PF) no escribió sólo sobre adultos. Es un error encasillarlo en la alfabetización/educación de adultos. Su crítica a la «educación bancaria» aplica a la educación convencional, dentro y fuera de las aulas. La importancia de una educación problematizadora implica a todas las edades.”
La profesora Torres escribió esto último en respuesta al comentario de la profesora e investigadora del DIE-CINVESTAV, Alma Maldonado, quien afirmó ese mismo 25 de agosto, en la red “X”, lo siguiente: “¿Vieron que @MarxArriaga licitó con una editorial privada miles de pesos para comprar libros de Freire?, ¿por qué Freire, quien escribe sobre educación para adultos, y no otros materiales más útiles para el quehacer docente? Acá la nota de @MariaCabadas…” (se refería a una nota publicada en el diario El Universal, con cabeza a ocho columnas, donde se informa sobre la compra de libros de Freire por parte de la SEP. Esto publicó El Universal: “La SEP gasta más de 87 mdp en libros de pedagogía marxista”).
Por su parte, Diana Fuentes, filósofa marxista, feminista, ensayista, académica UAM-X y Filos-UNAM, e integrante del Comité Editorial de la Revista Común y panelista en La Mesa Roja, de Pie de Página, en respuesta a la nota de El Universal afirmó: “El Universal, siendo el Universal!!! Brincos diéramos, periodistas de quinta. Si supieran algo de ciencia social, sabrían de la importancia de los marxismos en el desarrollo del pensamiento contemporáneo. Y estos libros no enseñan pedagogía marxista, mentirosos.”
Otro comentario interesante que registré la semana pasada, en redes sociales digitales y sobre este debate, es el de la profesora Gabriela Arévalo Guízar, de la UNAM, quien comentó: “Sí es igual de chistoso un funcionario que cree que descubrió el agua tibia (se refería a M. Arriaga), que los “especialistas” que dicen que Freire ya está superado (más Freinet y menos Freire dicen…)”… “Hace un par de años, a propósito del centenario de su nacimiento, en (la Revista) Perfiles Educativos (UNAM) editamos un número sobre la vigencia de Paulo Freire en la educación.”
Es importante resaltar que, hoy, en Canadá se ha estudiado recientemente la obra de Paulo Freire y que su enfoque pedagógico se aplica en la formación de docentes. En 2019, el profesor Paul Orlowski publicó, por ejemplo, el siguiente artículo en la revista “The Canadian Journal of Action Research”: “Freirean Conceptions of Participatory Action Research and Teaching for Social Justice – Same Struggle, Different Fronts”. (“Concepciones freireanas de investigación-acción participativa y enseñanza para la justicia social: misma lucha, diferentes frentes”).
En resumen, esto afirma Orlowski en el ensayo mencionado: “Existen supuestos similares entre la investigación acción participativa (PAR por sus siglas en inglés) y la enseñanza para la justicia social (TSJ, en inglés). Gran parte de este artículo se centra en la influencia del educador brasileño Paulo Freire tanto en la PAR como en el TSJ. Anécdotas personales tanto con PAR como con TSJ de mis veinte años de experiencia como formador/investigador de docentes, en el oeste de Canadá, demuestran los enfoques freireanos. En sus encarnaciones más exitosas, tanto el PAR como el TSJ utilizan la teoría crítica para deconstruir la hegemonía, utilizar el análisis crítico del discurso y participar en la crítica ideológica. Ambos apuntan a desafiar las fuerzas que dan lugar a una falsa conciencia política. PAR (Investigación acción participativa) se concentra en la subjetividad y las experiencias vividas de los participantes de la investigación. El enfoque TSJ que empleo también se basa en la experiencia vivida por los estudiantes. Las concepciones freireanas de concientización política, o conscientização, son parte integral tanto del TSJ como del PAR. El modelo de Freire para el TSJ promueve un papel más progresista de la escuela que abarca una pedagogía basada en la investigación crítica. Las escuelas deben revelar y transformar las prácticas opresivas y los acuerdos sociales creados por jerarquías sociales injustas creadas por el patriarcado, la supremacía blanca y el capitalismo no regulado. Freire destacó el concepto de praxis en su teoría educativa para la emancipación…” (Trad. de Miguel Ángel Díaz Delgado)
El profesor canadiense Paul Orlowski es docente en retiro e investigador de la Universidad de Saskatchewan. Ha sido colaborador del Centro para el Estudio del Currículo e Instrucción de la Facultad de Educación, en dicha universidad. Fue profesor asociado del departamento de “Educational Foundations”, en el College of Education en la misma institución y actualmente colabora de manera libre en diversos proyectos educativos.
En la misma línea teórica, el profesor Henry Giroux, de McMaster University, Canadá, señala en uno de sus ensayos más recientes: “Como Martin Luther King Jr., John Dewey, Paulo Freire y Nelson Mandela han afirmado, no hay proyecto de libertad sin educación, y el cambio de actitudes e instituciones está interrelacionado. Central para esta idea es la noción avanzada por Pierre Bourdieu de que las formas más importantes de dominación no son sólo económicas, sino también intelectuales y pedagógicas, y están del lado de la creencia y la persuasión. Esto sugiere que los académicos tienen cierta responsabilidad al reconocer que la lucha actual contra el autoritarismo y el nacionalismo blanco emergentes en todo el mundo no es sólo una lucha por las estructuras económicas o las alturas dominantes del poder corporativo. También es una lucha por visiones, ideas, conciencia y el poder de cambiar la cultura misma.” (Ver: Giroux, Henry A. (2023). “Resisting far right and neoliberał agendas in education: The stance of critical educators” (“Resistiendo las agendas de la extrema derecha y el neoliberalismo en la educación: La postura de los educadores críticos”). Critical Studies 12: 65–74). Texto que ha sido retomado, por cierto, en España por el profesor Manuel Fernández Navas, de la Universidad de Málaga.
Paulo Freire ¿“Superado”, “rebasado”? Podríamos o no estar de acuerdo con la recuperación de las ideas y la obra de Paulo Freire que, por ejemplo, están incluidas en la fundamentación del cambio curricular más reciente para la educación básica (SEP, 2022), o con las compras de libros por parte de la propia SEP, que hace a través de la Dirección General de Materiales Educativos, sin embargo, es un exceso o un despropósito señalar o afirmar que la obra y las ideas de Paulo Freire no son vigentes o que han sido “superadas” o “rebasadas”. Además, esa no es la única obra a la que tienen acceso las y los profesores.
Primero, no es así porque las obras de la literatura pedagógica, que son diversas y tienen diferentes niveles de profundidad analítica, no se “rebasan” ni se “superan”, sino que se discuten, se interpretan, se analizan y, en su caso, se aplican, o no. Y, segundo, la posibilidad de que las y los docentes revisen la obra de Freire y de otros autores o autoras con perspectivas pedagógicas diversas, es una entre las muchas obras, títulos o libros que la SEP ha adquirido para enriquecer la biblioteca de las maestras y los maestros de la escuela pública (es una biblioteca que se ha adquirido y construido a lo largo de los últimos 25-30 años).
Para no dejar en el aire mi posición teórica al respecto de este debate, diría que la obra de Paulo Freire es importante tanto por sus aportaciones al acervo de la cultura pedagógica como por sus ideas para poner en práctica en cualquier nivel educativo. El problema que encuentro en esa obra es, sin embargo, su tendencia a interpretar irreductiblemente al acto educativo sólo como “reproductor de la ideología socialmente dominante” (tesis althusseriana). Ello me parece una limitante, porque dicha visión no describe ni explica las rupturas sociales que han surgido desde las aulas y se queda corta frente a la visiones que postulan los papeles de resistencia, de antirreproducción y de contra cultura que representan las escuelas públicas en las sociedades contemporáneas (tesis de M. Apple o de H. Giroux, etc.).
Adenda: sugerencias para dar más pluralidad a los libros que adquiera, en el futuro, la SEP. Esto con la finalidad de enriquecer las bibliotecas de las profesoras y los profesores de educación básica y media superior (M.S.): por ejemplo, propongo las obras de Michael Apple, Henry Giroux, Georges Snyders, Mario Manacorda, así como la colección de libros que han publicado el IISUE de la UNAM y el DIE del CINVESTAV sobre educación básica y M.S. También son de alto valor pedagógico los libros de Juan Delval, María Antonia Casanova, Elena Martín, Francesc Imbernón, José Gimeno Sacristán y César Coll, entre otras y otros. Todo esto, sumado a la biblioteca de Paulo Freire recién adquirida por la SEP.
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