Rosalía Nallelí Pérez Estrada
Los foros de consulta que promueve el gobierno buscan la participación ciudadana para intercambiar ideas y buenos deseos, de lo que debería ser, en un estado reformado para vivir en paz. En ellos, la queja y la propuesta de expertos y de aficionados son constantes y el ejercicio es muy enriquecedor porque quienes participan practican la tolerancia, aunque los arrastre el torbellino de la diversidad de pensamientos.
Sin embargo, en esta última ocasión, en el estado más pequeño de nuestro país, cinco invitaciones por diversos medios no fueron suficientes para que deseara involucrarme en el de educación, porque asistir significaría desperdiciar un valioso tiempo familiar, ya que el juego de luchas de poder de los que organizaban y los que iban a participar, iba a ser intenso.
Ya el año pasado había participado en dos foros y en este año participé en el de la paz. En uno, mis propuestas fueron implantadas pero jamás se me informó de su adopción. Cundo descubrí que las estaban llevando a cabo sentí la patada del desagrado porque jamás me avisaron de ello. No deseaba ningún premio, simplemente que alguien me informara que mis ideas no estaban tan perdidas y eso me hubiese ayudado en mis egos y a seguir intentando. De repente me vi inundada por la decepción y frustración por más de 24 horas, a pesar de que llevo intentando meditar, auto conocerme y autorregularme con técnicas diversas. Esta y otras razones de credibilidad y confianza me impidieron acudir a este nuevo llamado, sobre todo cuando se visualizaba un panorama de centralismo y compadrazgo con algunos elementos que sí participaron
Por otro lado, pensé que he hecho algunas propuestas en diversos medios impresos y que mi asertividad no había rendido frutos y quizás era hora de ceder el paso a quien pudiese ser escuchado para lograr un cambio. Por lo tanto, en esta ocasión, me perdería la gran oportunidad de regodearme con la crema y nata de la educación convocada, que sin saber, acudiría y se mezclaría, en cuestión de segundos, con el enojo acompañado de manifestaciones, crítica, gritos y de actitudes retadoras en una carencia de auto medición, que querían impedir la participación de alguien que, desde su perspectiva, no debería de ser escuchado. Tampoco deseaba compartir mi energía con quien no escucha al que le pide ayuda y mucho menos quería ser cómplice del robo de ideas de quienes publican libros o investigaciones de manera desmedida, mientras sus alumnos son los que les hacen las investigaciones.
La intención de fomentar los foros es magnífica y se aplaude la iniciativa de escuchar a la gente, de igual manera que los padres escuchan a sus hijos, para calmar sus inquietudes y darles la satisfacción de ser escuchados mientras despiertan su confianza y su autoestima. Recordemos que, por el contrario, cuando el papá no escucha al hijo, surge el enojo y la rebeldía por no sentirse apreciado. El ejercicio ayudará indudablemente a quienes necesitan la palmada del papá ausente durante muchos años, para que mantengan la calma y el equilibrio durante otro rato. Por otro lado, escuchar a la gente es una práctica bastante fructífera que podría ayudar al gobierno, tal como lo practican las empresas en sus juntas organizacionales, y que constantemente comparte Carlos Kasuga, presidente del Consejo Directivo de Yakult, quien invita a los empresarios a tener una comunicación horizontal constante y atiende, tanto al que es gerente de su empresa, como al que le barre la entrada o le limpia los vidrios, pues él sabe que esta práctica sirve porque todos se involucran en el crecimiento de su empresa y tiene a su gente contenta. A la vez, esa gente es reconocida por sus propuestas. Estas y otras prácticas empresariales sirven para seguir compitiendo en el mercado global y que a la vez le reditúan gente con la camiseta puesta. Para esto, es inminente decir que, quien participe en los foros quedará contento porque le pusieron atención, pero quedará complacido si además su esfuerzo es reconocido y se le hace saber. Por lo que la tarea exige, para los organizadores, la implantación de un proceso de calidad en estos foros, con el estudio, la sistematización de las propuestas, informar las propuestas adoptadas y el reconocimiento y la gratitud para quienes se esforzaron por pensar en qué decir. Posteriormente a la publicación de las propuestas, sigue la implantación y esto exige un segundo o tercer momento de evaluación, para ver si lo propuesto ha funcionado, lo que nos lleva a pensar que si se sigue un orden en el estudio de los buenos deseos, entonces se tendría que pensar como el Kanban establece, que no se puede abrir una nueva tarea sin finalizar la otra, para poder hacer otros foros más, en los siguientes años y también la obligatoriedad de medir la efectividad de las propuestas.
Finalmente, sabemos que además de la participación ciudadana, el principal reto del nuevo gobierno en México es proponer una reforma educativa que atienda diversos aspectos, pero que en el área de la pedagogía deje de estar basada en contenidos para privilegiar aspectos de reflexión y de actuación del ser, desde la complejidad en la que se inserta. Esta nueva forma de educación tendría que atender cuestiones que ayuden a resolver problemas cotidianos, mediante proyectos flexibles, como lo propone la Socioformación, para verdaderamente ayudar al estudiante y futuro profesionista a vivir, a convivir y a participar en sociedad y dejar de privilegiar la memorización, la competencia entre pares y la repetición de hechos que ya no son significativos, por las diferencias del contexto.
Rosalía Nalleli Pérez-Estrada. Directora de Universidad Santander, Campus Tlaxcala. Profesora por asignatura, de la Universidad Politécnica de Tlaxcala. rosalia_na@hotmail.com. Investigadora invitada por CIFE
https://www.iebschool.com/blog/metodologia-kanban-agile-scrum/