Aún existe una fuerte vinculación entre origen social, logro educativo y destino ocupacional, un modelo que genera desigualdad e inequidad, afirmó Patricio Solís, Académico de El Colegio de México.
Durante su participación en la mesa de discusión “Desigualdad social y educación”, enmarcada en el XIII Congreso Nacional de Investigación Educativa, señaló que hablar de cobertura educativa ya no es suficiente para abatir esta desigualdad, pues se necesita que la educación que llega a todos los niveles sociales sea de calidad.
En este sentido, reconoce, el origen social y el logro educativo se reproduce en una sociedad como la mexicana.
Puntualizó que la situación se agrava cuando no existe una mayor oferta de calidad, en especial en las instituciones de educación superior, por ejemplo en la Ciudad de México, donde la mayor parte de alumnos desea entrar a instituciones como la UNAM, donde si el alumno no procede de una preparatoría de esta misma institución, sus posibilidades de ingresar a una universidad de calidad, son muy pocas.
Por ello, puntualiza, “deberían garantizar un mayor acceso a la educación superior a los estratos sociales desfavorecidos, reduciendo el acaparamiento de oportunidades asociado a ventajas sociales de origen en recursos económicos, capital social, y condiciones de educabilidad.”
Por su parte, Marisol Silva Laya, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (Inide), coincidió que uno de los principales indicadores de esta desigualdad, es que no todos los jóvenes mexicanos tienen la oportunidad de ingresar a reconocidas instituciones de educación superior.
Por ello, abundó se presenta una doble tragedia: quienes menos recursos tienen, menos posibilidades de ingresar a una educación de calidad. Por lo que propone haya una perspectiva de compensación de desigualdades, a fin de que todos tengan acceso a las mismas condiciones y oportunidades que ofrece la educación superior.
Para Roberto Rodríguez Gómez, integrante del Seminario de Educación Superior de la UNAM, la educación superior se debe considerar un bien público, y este debe estar respaldado por la constitución.
“Será un bien público cuando se cuente con un amplio nivel de cobertura, no sea discriminatorio y elitista, sea asequible a la población y tenga bajas o nulas condiciones económicas para su ingreso.”.
Sin embargo, recalcó que lo principal tendría que ser la calidad de la misma y que prepare correctamente a sus egresados para incorporarse exitosamente al mundo laboral.
Finalmente, Manuel Gil Antón, académico de El Colegio de México, señaló que para poder hablar de igualdad educativa deben existir dos elementos fundamentales: primero, que nadie carezca de la educación básica obligatoria definida por la Constitución, y que sea de buena calidad en un ambiente escolar digno y seguro; y segundo: que de manera paulatina si se quiere, pero sensible, cada vez sea más baja la asociación entre origen social y logro educativo, medido por aprendizaje y nivel alcanzado.