El lunes 17, la Conferencia Nacional de Gobernadores y la Secretaría de Educación Pública dieron a conocer a la opinión pública la existencia de más de 44 mil plazas docentes que no se justifican.
El director general del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, Germán Cervantes Ayala, declaró que, en ese estado, dada la beligerancia de la Sección 22, no se ha podido realizar la auditoría de la nómina educativa. Pero asegura que hay más de seis mil plazas irregulares. Más se tardó el director del IEEPO en asentar su dicho que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en brincar a la arena.
La S-22 declaró que no entregará documentación al IEEPO ni dará información de las plantillas docentes e impedirá la entrada de personal ajeno a la sección a los planteles. Incluso, sus voceros aseguraron que los seis mil puestos irregulares son aviadores extraños al movimiento. Aprovecharon el asunto para venir a la Ciudad de México. El jueves 20 unos cientos de ellos marcharon por el centro para exigir al gobierno federal la abrogación de la Reforma Educativa y la reinstauración de la mesa nacional de diálogo en la Secretaría de Gobernación.
Regresaron a su demanda central, pero utilizan sus armas para emplazar a la SEP y al IEEPO a que reinstalen en sus plazas a los más de 600 maestros despedidos por participar en los movimientos de oposición a la reforma, aunque en realidad el cese fue por ausentarse de las escuelas. El levantamiento no tuvo mucho eco; las vacaciones también tienen sus modos: desmovilizan hasta a los más aguerridos.
En el otro flanco también hace aire. Un personaje sui géneris, Humberto Alcalá Betanzos (HAB), insiste en que nació para ser líder sindical. Fue secretario general de la S-22 después de haber recorrido varios puestos en la jerarquía.
En 2006, al calor del movimiento de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, organizó una escisión de la S-22, obtuvo el apoyo de Elba Esther Gordillo (EEG) —que de ninguna manera fue gratuito—
y formó la Sección 59 del SNTE. En 2006, los disidentes de la disidencia, con apoyo de padres de familia y comunidades, se apoderaron de alrededor de 500 escuelas. La S-22 recuperó unas 400 a los pocos meses. Sin embargo, la S-59 era ya una punta de lanza de EEG contra la S-22.
Diarios regionales reportan, en diversos tiempos, que HAB pronto adquirió dotes de cacique. Colocó a familiares en la nómina y, cuando dejó de ser secretario general, ocupó otra cartera en el comité seccional. También formó un grupo tipo paramilitar denominado La Fraternidad.
El diario local Oaxaca Político publicó una foto de HAB despachando en una asamblea de la población de Santiago Laollaga escoltado por militantes de La Fraternidad, encapuchados y armados con fusiles. No pudo negar la veracidad de los hechos, pero dijo que se preparaban para defender a sus escuelas de los embates de la S-22. A partir de 2013, Alcalá Betanzos se transformó en una carga para el SNTE.
Sin embargo, él no se rindió. Se postuló de nuevo para secretario general de la S-59. Como no gozaba del apoyo de Juan Díaz de la Torre y sospechaba que no tendría mayoría, organizó una asamblea alterna a la oficial, en enero de este año. Acuso al Comité Nacional del SNTE y al IEEPO de intervención, pero su moción no prosperó.
La persistencia tiene beneficios y Humberto Alcalá es persistente; además, tiene experiencia. Organizó otra escisión, esta vez de la S-59, y conformó el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Educación de México (SITEM) sección Oaxaca. Él es el secretario general. El Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje lo reconoció y le otorgó la toma de nota hace dos semanas.
Oaxaca ya tiene tres sindicatos en el sector educativo. Ésa será la nueva normalidad.