En La política como vocación, Max Weber apuntó que: “son tres las cualidades decisivamente importantes para el político: pasión, sentido de la responsabilidad y mesura. Pasión en el sentido positivo, de entrega a una causa”. En su acción política de las semanas recientes, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, expone con ardor los proyectos y hechos de la Reforma Educativa. Insiste en que ésta es su causa, que la candidatura por la Presidencia de la República no lo distrae. “Implementar y consolidar la reforma es mi prioridad única”.
El viernes, 18 de agosto, mi compañera Andrea Meraz Reyes y yo conversamos más de una hora con el secretario Nuño. Grabamos la entrevista en la Biblioteca Torres Bodet, anexa a su oficina. No hubo agenda previa ni restricción. Dio respuesta a todo, hasta con detalle.
Estaba relajado, seguro, sonriente, incluso —pienso— dispuesto a debatir. Pero Andrea es reportera y yo investigador, fuimos a preguntar, no a impugnar. Ella hizo su tarea con rigor: interrogaciones directas, relacionadas con el presente, como el inicio de clases, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Oaxaca, las cuotas, autoridades locales y el financiamiento.
Mis interpelaciones —entre las que incluí juicios de valor— fueron más abocadas a la perspectiva general, los “nudos” que a veces frenan a la SEP y ciertos contrasentidos entre los valores que promueve la reforma.
Con la cita de uno de sus discursos, le pregunté cómo va la “descolonización”. Su respuesta fue lapidaria: “Muy bien”. Refirió cómo limpió la Subsecretaría de Educación Básica de “colonizadores”, criticó a los gobiernos del PAN por conceder prebendas (aunque la colonización tomó décadas, comenzó desde los 50) y ofreció referencias de los logros: 1) no más herencia ni venta de plazas, 2) recentralización del pago de la nómina, 3) recuperación de plazas de comisionados, 4) auditorías a la nómina magisterial “federalizada” y 5) tender puentes entre la SEP y los maestros sin depender del sindicato (ni de los gobiernos estatales, agrego). “Estamos recuperando la rectoría de la educación”, manifestó.
Dada la confianza que mostró el secretario al dar respuesta a la pregunta de Andrea de si el lunes comenzarán las clases en Oaxaca: “sin duda”, dijo, “tengo plena confianza en que las maestras y los maestros no les van a fallar a los niños”. Inquirí que de dónde surgía su entusiasmo, que si eran baladronadas las declaraciones de los dirigentes de la Sección 22 de impedir “a como dé lugar” el inicio de clases. Su respuesta fue más sosiega, ya no tan contundente.
Expresó que es posible que haya acciones de los grupos más radicales, pero que les hará frente con la ley: habrá sanciones. Y “como los maestros de base ya lo saben, no muchos seguirán a sus líderes”. No descartó que haya paros (dos días en algunas escuelas, otros dos en otras), pero que no se generalizarán. “El lunes 21 empezarán las clases en todo el país”, ratificó.
También le pregunté sobre la contradicción en referencia a que los maestros idóneos escogen su lugar de trabajo de acuerdo con el orden de prelación (mérito) y no se les asigna a los lugares donde más se les necesite (zonas pobres e indígenas). Respondió que la SEP tiene un proyecto para ofrecer incentivos a los maestros que resulten idóneos para que vayan a los lugares donde sean más necesarios, pero por el momento no hay recursos.
A pesar de que la respuesta pudo haberla ensayado, cuando Andrea le preguntó de sus ambiciones presidenciales, no se dejó llevar. Mi pasión es la Reforma Educativa del presidente Peña. ¡Ésta es mi sustancia política!, parece decir.
Retazos
En mis dos artículos siguientes trataré del sentido de responsabilidad y la mesura, para seguir con la guía de Weber.