La historia de la educación mexicana en el siglo XX es una hazaña que a todos nos llena de orgullo. Sin embargo, en muchos aspectos nuestro antiguo modelo se había agotado, pues no brindaba a nuestros niños y jóvenes las herramientas para cumplir sus metas en el desafiante mundo que les ha tocado vivir. Por ello, el Presidente de la República inició el cambio educativo más importante en décadas. Como parte de ese proceso, el pasado 13 de marzo presentamos el nuevo Modelo Educativo.
A partir de una visión clara del tipo de mexicano que queremos formar, el Modelo delinea la manera en la que estamos reorganizando el sistema educativo para que nuestras nuevas generaciones aprendan a aprender y sean exitosos en la vida. En ese sentido, el corazón de este replanteamiento es el currículo, porque los nuevos planes y programas de estudio — tanto para la educación básica como la media superior— explican no sólo cuáles son los aprendizajes esperados, sino cómo se tiene que transformar la pedagogía en las aulas para lograrlos.
El día de hoy presentamos el resultado de meses de trabajo intenso, realizado conjuntamente entre la SEP, maestros y cien de los especialistas más destacados en diversas disciplinas, incluyendo la lengua española, las matemáticas, las ciencias naturales y sociales, la formación cívica y ética, la educación artística y física, y las habilidades socioemocionales, entre otras.
Siguiendo las mejores prácticas internacionales y tomando en cuenta las últimas investigaciones sobre el aprendizaje, este nuevo currículo tiene cinco grandes innovaciones. En primer lugar, se busca reducir la extensión de los contenidos para evitar la saturación y en cambio aumentar la profundidad en los aprendizajes, conservando aquellos que siguen siendo relevantes. Por otra parte, se incorpora la educación socioemocional como parte del currículo en la educación básica para potenciar, junto con la educación artística y la física, el desarrollo personal y social de los alumnos.
De esta manera, aprenderán desde temprana edad a identificar y expresar sus sentimientos, a resolver conflictos y a trabajar en equipo, y podrán crecer seguros de sí mismos, libres y felices. Además, el nuevo plan de estudios introduce la autonomía curricular para las escuelas. De manera inédita, cada comunidad educativa podrá decidir cómo utilizar una parte determinada de su jornada escolar para complementar los contenidos obligatorios.
Así como podrán enfocarse en reforzar los aprendizajes clave con talleres de lectura o matemáticas, también tendrán la oportunidad de explorar otras actividades con valor pedagógico, estudiar contenidos regionales o desarrollar proyectos de impacto social. Asimismo, se mejora la articulación entre niveles educativos y disciplinas.
Por un lado, se revisó el Marco Curricular Común de la educación media superior para que, respetando la diversidad de los subsistemas, se enfoque igualmente en los aprendizajes clave y de esa manera guarde continuidad con el nuevo plan y los programas de estudios de la secundaria. Por otro lado, se aseguró la congruencia entre los enfoques y contenidos de distintas disciplinas, para facilitar el aprendizaje de los alumnos.
Finalmente, junto con la profundidad de los contenidos, cambia la manera en la que se enseña. En el lenguaje y la comunicación, que son la llave de todos los aprendizajes, se adopta un nuevo enfoque en la alfabetización inicial, es decir la manera en que aprenderán a leer y escribir los niños para que se apropien del lenguaje. Esto permitirá garantizar que sean capaces de entender a profundidad lo que leen y expresarse con fluidez, oralmente y por escrito.
Por su parte, los hablantes de una lengua indígena aprenderán a comunicarse en su lengua materna, además del español, y en todos los casos, se reforzará el aprendizaje del inglés. Por otra parte, el nuevo currículo busca desarrollar el pensamiento matemático. Nuestros niños y jóvenes deben perder el miedo a las matemáticas y aprender no sólo a disfrutarlas, sino a comprenderlas y saber aplicarlas en la vida diaria. Mucho más que datos y fórmulas, las matemáticas son un modo de pensar que permite analizar y resolver problemas prácticos. Esto es particularmente cierto para las niñas, a quienes con frecuencia y de manera equivocada se inculca que las matemáticas son para los niños. Por eso, con el apoyo de destacadas científicas estamos promoviendo que más niñas se interesen por las matemáticas y el estudio de carreras científicas.
En cuanto a las ciencias naturales y sociales, el objetivo del nuevo planteamiento es despertar en nuestros niños y jóvenes su curiosidad, el gusto por investigar y el pensamiento crítico. En el estudio de la historia por ejemplo, el objetivo es que los estudiantes no se limiten a memorizar fechas y nombres, sino que desarrollen un pensamiento histórico, es decir, que entiendan los procesos históricos. El objetivo es que tengan la capacidad de analizar, formular hipótesis e indagar. La instrumentación de estos cambios será paulatina.
En una primera etapa, a partir del ciclo 2018-2019, entrarán en vigor los nuevos planes y programas de los tres grados de preescolar, de primero y segundo de primaria, primero de secundaria y de toda la educación media superior. Posteriormente, en el ciclo 2019-2020, iniciará el nuevo currículo para el resto de los grados de la educación básica. Para hacer realidad esta transformación educativa en las aulas, tiene que cambiar la cultura pedagógica en nuestras escuelas. En ese sentido, los maestros son los actores más importantes, pues ellos son quienes día con día están frente a grupo y tienen la posibilidad de guiar e inspirar a nuestros niños y jóvenes.
Por ese motivo se actualizarán la formación inicial y la capacitación docente y se desarrollarán nuevos materiales educativos, incluyendo un Libro para el Maestro con orientaciones didácticas para cada asignatura. México tiene el potencial para ser uno de los países más exitosos del siglo XXI. Para lograrlo, no hay atajos, ni soluciones fáciles.
Al igual que otras naciones en el pasado, nuestra apuesta tiene que ser la educación. Como país, debemos ponernos metas muy altas y confiar en que nuestros niños y jóvenes tienen la capacidad de sacar a nuestro país adelante. Hoy tenemos la oportunidad de cambiar la educación para hacer realidad la enorme promesa de nuestra juventud y de esa manera, transformar algo mucho más grande: México.
*Secretario de Educación Pública. Texto publicado originalmente en El Universal