En las viejas películas del oeste se repetía con frecuencia una frase: “Siempre habrá otro más rápido”. No faltará quien señale que el nuevo concurso para plazas docentes, que realiza la Secretaría de Educación Pública, bajo la coordinación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), padece de graves fallas. Tal vez, al igual que en esos filmes, siempre habrá otro método mejor para seleccionar a los maestros de escuela. No obstante, pienso que las comparaciones con modelos ideales sitúa el asunto en la perspectiva incorrecta.
Me parece más razonable analizar el concurso para la selección de docentes que comenzó el domingo pasado con los procedimientos tradicionales: la asignación automática a los egresados de las normales o, peor, la herencia y compraventa de plazas. Hoy hay nuevas reglas, que se derivan de las reformas al artículo tercero de la Constitución.
La SEP y el INEE llevan meses trabajando en la búsqueda de mecanismos y en el diseño de exámenes que permitan que sea el mérito, no el compadrazgo, lo que determine quién obtiene una plaza y quién se promueve a director de plantel, por lo pronto en la enseñanza media.
No será fácil romper inercias. La vieja vía tiene muchos defensores, incluso entre quienes eran críticos de las componendas de los llamados grupos SEP-SNTE, que en la práctica eran SNTE-SNTE, ya que estaban dominados por fieles a las camarillas del sindicato. Hoy, los grupos dirigentes del SNTE se guarecen en los estados y antes de que llegara el concurso acomodaron a miles de fieles en puestos que quedaron vacantes. Lo hicieron con marrullería, disfrazando los retiros con cambios de adscripción, basificación masiva de interinos o temporales y otras mañas más en las que esos dirigentes son duchos. Ciertos gobiernos estatales fueron cómplices, como en Puebla; en otros, los gobernadores cedieron a presiones de las camarillas locales sin importarles quedar mal con el presidente Peña Nieto.
La resistencia feroz se da en los estados donde la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación es fuerte. Nadie sabe qué pasará en Oaxaca, Michoacán o Guerrero, pero se anuncian tormentas. La CNTE defiende los viejos métodos con lenguaje revolucionario, pero las nuevas reglas no le permiten negociar como hasta hace unos meses. El chantaje y la amenaza ya no tienen la misma potencia. La Secretaría de Gobernación no podrá ceder en asuntos clave, como hasta hace unos meses, y con la recentralización del pago de la nómina, los gobernadores tendrán las manos amarradas.
En la realización de los exámenes, la SEP y el INEE no van solos. Tal vez a regañadientes tuvieron que aceptar la participación vigilante de organizaciones civiles, como Mexicanos Primero. Con ese apoyo social para “garantizar transparencia”, a los tramposos se les hará más complicado hacer chapuza, aunque no se eliminará por completo.
No me hago ilusiones de que con los exámenes, por más transparentes y rigurosos que sean, se transformará la educación, los vicios no se agotarán en un sólo ejercicio y es posible que haya errores. Pero es un paso adelante. Los concursos ya no serán como en el sexenio pasado nada más para las nuevas plazas, sino también para las vacantes.
El mérito se abre camino. Las nuevas reglas de ingreso son avances en un proceso igualitario; incluso democrático. Muchos peleábamos por ello. Por cerrarles el paso a las camarillas del SNTE, por el establecimiento de métodos transparentes para el ingreso y la promoción de los maestros. No me convence la tesis de que la eliminación del SNTE en la realización de los exámenes sea una aberración, como dicen algunos. Al contrario, es una garantía de que el Concurso marchará mejor.
Hay un centralismo evidente, que antes se disfrazaba. Mas estas reglas son las que tenemos hoy y, en cotejo con el pasado, son mucho mejores. No le regateo méritos a la SEP ni al INEE.
Retazos
Por falta de teléfono celular no me llevo bien con Facebook. Por ello no puedo dar respuesta a preguntas que surgen en elblog de Excélsior. Recibí en mi correo solicitudes de información sobre la Universidad de Hiroshima, de la que escribí la semana pasada. Se puede obtener información en inglés sobre posgrados y becas en: http://www.hiroshima-u.ac.jp/index.html.
Publicado en Excelsior