El 11 de julio tuvo lugar el cuarto encuentro entre la representación de la CNTE y las autoridades de la Secretaría de Gobernación. A diferencia de las reuniones previas, en que la interlocución se centró en el planteamiento de posiciones, la gubernamental y la de la disidencia magisterial, sin registro de acuerdos, en esta ocasión se consiguió pactar una ruta de diálogo orientada hacia la negociación de temas específicos. Así puede interpretarse, al menos por ahora, la declaración del titular de la Segob, Miguel Ángel Osorio Chong, al término de la jornada.
Según Gobernación, el acuerdo general convenido consiste en la instalación de tres mesas de trabajo. En la primera mesa, programada a partir del 13 de julio, se abordarán temas de política. La segunda se concentrará en la reforma educativa y se instalará el 19 de julio, mientras que la tercera, que se refiere a temas sociales, comenzará a sesionar el 21 de julio. Aunque en la reunión se discutió el contenido de dichas mesas, se convino en que la agenda definitiva será determinada y comunicada al momento de iniciar formalmente sus trabajos.
De este resolutivo destacan dos elementos. El primero y principal es la opción de discutir en el marco de los diálogos CNTE-Segob la problemática educativa en torno al conflicto. Ello es una novedad si se toma en cuenta la postura gubernamental previa de evitar el debate educativo en el contexto de estos encuentros de interlocución. Cierto es que, con anterioridad, la posición de Gobernación había sido la de “facilitar un proceso de negociación con la Secretaría de Educación Pública en torno al modelo educativo” (Proceso, 5 de julio 2016), y eventualmente apoyar el diálogo entre la CNTE y el Congreso.
Aunque esa puerta se haya abierto, no parece muy probable que entre las partes puedan lograrse acuerdos específicos en materia educativa, menos aun la que se mantiene como demanda central de la CNTE, es decir la abrogación de la reforma educativa como tal. Tal vez en la mesa alcancen a ventilarse y conseguir acuerdos en materia de contextualización de los procesos de evaluación, así como en torno a la incorporación de planteamientos pedagógicos de la disidencia magisterial en el marco de la revisión del modelo educativo de la reforma. Es una incógnita el auténtico margen de maniobra de Segob sobre el ángulo educativo del conflicto, pero parece muy complicado, dados los antecedentes inmediatos, que se pongan en juego las atribuciones de la SEP en la materia.
La segunda novedad en la coyuntura, aunque coherente con procesos de negociación entre el gobierno y la CNTE en otras circunstancias, es la segmentación del conflicto en diferentes aspectos, que se refleja en los temas sugeridos para las mesas. Ello va a permitir, si progresa la mecánica del diálogo, conseguir acuerdos parciales aun cuando se dejen en suspenso las demandas centrales del movimiento. La opción trasciende el todo o nada que, hasta el momento, ha marcado la movilización disidente.
Al margen de la pista SEP-Segob se abrió un segundo escenario relevante, abierto con la presentación de un pliego de demandas del SNTE en torno a la implementación de la reforma. La semana pasada el sindicato nacional hizo entrega al titular de la SEP un documento con 12 resolutivos acerca de principales irregularidades que advertidas por la representación gremial en el proceso de evaluación docente, la asignación y entrega de estímulos, así como la integración de la bonificación por resultados con el programa de carrera magisterial. En el contexto del conflicto magisterial, lo principal del pliego de demandas SNTE consiste en la demanda de evitar cualquier efecto punitivo en la aplicación de las evaluaciones.
Ya tuvieron lugar dos sesiones de trabajo SEP-SNTE para la aclaración de los resolutivos planteados y se tomó el acuerdo según el cual la SEP propondrá, a la brevedad, soluciones específicas para resolver la problemática planteada. No sobra añadir que el gremio, como es usual, respalda la política gubernamental en el campo educativo así como la orientación y contenido de la reforma. A las sesiones de diálogo SEP-SNTE se añade una reunión del Comité Ejecutivo Nacional con las autoridades del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, asimismo sobre el tema de la operación, logística y proceso de implementación de la evaluación docente. Dicha reunión tuvo lugar el pasado lunes. De acuerdo con la comunicación del INEE, el SNTE explicó sus demandas para mejorar el proceso evaluativo y discutió con los consejeros del instituto algunas vías de solución.
Por último, una nueva pista de negociación se ha abierto con el pronunciamiento de los senadores de la izquierda institucional (PRD, Morena, PT y Convergencia) en el sentido de revisar la normativa de la reforma para evitar las consecuencias adversas de la evaluación. La propuesta consiste en dialogar con la disidencia magisterial y en particular revisar la opción de abrogar o reformar la Ley del Servicio Profesional Docente aprobada como parte de la reforma educativa.
Las próximas semanas veremos cómo se desarrollan los nuevos escenarios y cuál son las posibles combinaciones entre ellos. Puede concluirse que el conflicto está alcanzando niveles de complejidad sobresalientes pero también que parecen abrirse algunos caminos de solución. Si se quiere provisionales, pero no es poco.