Entrelace de humanismo, materialismo dialéctico y filosofía socialista
Alejandro Moreno Lozano
En este Congreso celebrado en diciembre de 1936 en la Escuela Normal de Tenería, Edo. de México se estipuló que: “El Mexe, Hidalgo, fuese la sede oficial del Comité́ Ejecutivo Nacional de la FECSM. Esta condición trajo aparejado un subsidio mensual por parte de la SEP a la agrupación estudiantil hasta la primera mitad de 1960 de acuerdo a la información consultada en los desclasificados del CISEN. En este sentido los dirigentes estudiantiles no refieren carecer de recursos económicos para realizar sus labores de representación por el país” (López, 2018, pág. 76).
La pertenencia y dirigencia de una Federación impregnó de cierto poder al Comité Ejecutivo Estudiantil y a la base de estudiantes de una atmósfera de poder y vitalidad en las decisiones que de cierta manera afectan la vida de todas las normales aglutinadas en ese organismo político. Los discursos que preferían los dirigentes eran en torno de la grandeza del normalismo y única vía de emancipación de los explotados a través de la conciencia de clase y el derribo de los explotadores que detentan el capital y los medios de producción a través de una posición revolucionaria desde las masas organizadas como agente de cambio.
Para llegar a un grado de convicción que permita la operación efectiva de los alumnos requería en ese momento histórico de una base teórica que permitiera ver la realidad de un modo que visibiliza un tipo de injusticia ejercida sobre los sectores marginados de los bienes económicos y culturales. La identificación precisa brindaba el cimiento de toda la construcción que justificaba los fines de lucha de los alumnos se basa en la mirada que niega el acceso a los bienes sociales y al acercamiento con quienes puedan representarlos de manera efectiva: “La insuficiencia de recursos hace a un lado a quienes habrían de participar en los asuntos del espacio público, de modo tal que la marginación imposibilita ser participes en los asuntos que van marcando su vida y por ende no hay acercamiento a los elementos y posibilidades de la representatividad” (García, 2010, pág. X)
Una posición dentro del comité que se denomina con el término de cartera encargada de una labor específica dedicada a adoctrinar en el pensamiento materialista y la identificación de la condición de oprimido era el Comité de Orientación Política e Ideológica (COPI) que operaba activamente, aglutinando alumnos para formar cuadros de activistas que tenían en común el consumo de los conceptos necesarios y la propagación de la ideología al resto de sus compañeros en lógicas de operación clericales, “Era con esta orientación política que muchos estudiantes toman conciencia de lo significativo de sus orígenes y llegaban a cuestionar el sistema que avala su condición de explotación.” (Padilla, 2009, pág. 91). A través de supuesto razonamiento que ponía en duda cualquier posicionamiento que emana de ese campo en circulos de estudios
“Cuando entramos al Mexe, hay un círculo de estudio para revisar lo que es materialismo dialéctico, historia de la FECSM fuentes de Ateneo, entre otros términos, y en la plenaria pues destacamos algunos compañeros y en la primera asamblea que hay de, de, de la comunidad estudiantil en el Mexe que es como en Septiembre, ya entonces nos íbamos a Pachuca y dentro de todos los que entraban, jalaban a tres de nuevo ingreso para que como decían ellos nos fuéramos fogueando” (Avecillas, 2016, pág. 3).
La enseñanza de la obra del Ateneo como figura que hace alusión a un ser con elevados ideales humanos en contraposición al positivismo, ensalza el espíritu sobre el materialismo que se aleja de las pasiones e inclinaciones estéticas que tienen que ver más con juicios de valor propio de lo humano. Desde su nacimiento con Vasconcelos le imprime un sentido místico de la vida “en donde lo estético ejerce la función decisiva” (Ramos, 2019, pág. 78). La sapiencia que se tenga de las obras, parece fundar un pensamiento donde un supuesto humanismo se entrelaza con el materialismo dialéctico y una filosofía socialista.
La seguridad de la visión compartida sedimentó con fuerza los preceptos que configuraban las condiciones para un entendimiento con algunas distorsiones propias del lenguaje. El espíritu contestatario propio de la juventud encontraba una razón que le otorgaba un cariz de justicia y defensa de los más desprotegidos de la población, que proviene de la herencia fundante que adquieren desde la creación de la FECSM, que se distinguen por su participación política y social en el nivel de la práctica sobre todo en la década de los sesenta y setenta del siglo XX, donde sus miembros tuvieron la peculiaridad de encabezar movimientos armados-
El manejo de los mismos referentes teóricos de corte materialista, aseguraba la consolidación de una organización que permitiera un equilibrio en tiempos de normalidad académica y se ponía a prueba en tiempos de movilizaciones estudiantiles donde el grado de convicción de cada alumno marcaba su adhesión de la normal y de todas las acciones que de ahí emanaba. Las acciones emprendidas en las movilizaciones buscaban encontrar el punto de quiebre del gobierno y de los propios alumnos.
En el transcurso de clases normales, se construían las condiciones para cuando se tuvieran movimientos. Una de las principales tenía que ver con asegurar un mínimo de raciones alimentarias y fondos económicos para ser usados en determinado tiempo ya que la experiencia había sedimentado el aprendizaje que en tiempos de contraposición directa con el gobierno del Estado no proveía de los mismos hasta que llegaran a un punto de acuerdo para el cese de acciones que contravienen lo esperable para un estudiante del nivel de licenciatura.
El ejercicio práctico de solventar los requerimientos económicos y materiales necesarios para un movimiento estudiantil, no son privativos del alumnado del Mexe, sino que aparecen reiteradamente en todos aquellos movimientos que levantan la voz para exigir a los gobernantes que viren sus políticas que favorecen al capital por otras de tipo social que les ayuden primero a sentirse tomados en cuenta en las decisiones y luego la sensación de ascenso a un lugar donde su futuro sea mejor con referencia al actual. Luis de Alba (1968) narra su experiencia en el movimiento emblemático del 68 como a través de la concienciación política del estudiantado se logró con diversas estrategias para que el movimiento fuera sostenido económico por ellos. (Ávila, 2016)
La lucha se torna contra la figura que proveé lo necesario en lo que se refiere a alimentación, alojo, cobijo y estudio se convierte en contraposición en un sentido. Es luchar contra el padre que dota según sus medios para la subsistencia. Conceptualizar al estado como enemigo de la clase explotada requería de un esfuerzo problematizador profundo que solo se encontraba en el análisis metódico de las múltiples relaciones en la dimensión política, económica, social y cultural principalmente, que los llevaba a ubicarse en instrumentos del mismo estado para adoctrinar a las mentes jóvenes cuando ellos ejercieran la función profesoral a la que estaban socialmente destinados a ejercer funciones más enfocadas a adecuar la currícula normal a las capacidades de los estudiantes a la manera de (Tyler, 1986).
El ejercicio intelectual de mirar sobre la apariencia requería de insumos conceptuales que la corriente filosófica denominada materialismo dialéctico en sus dos vertientes: histórico y dialéctico proporcionaba con las hibridaciones correspondientes derivadas de la adecuación de quienes la estudiaban con los sesgos inevitables que la procedencia, educación y medio social les permitían. El sinsentido aparece ocasionalmente como producto del proceso de la obediencia acrítica o irreflexiva a una estructura de poder jerárquica o a un mando u ordenamiento formal de carácter ya sea legal o ilegal, pero que en última instancia se considera legítimo (Arteaga & Arzuaga, 2017).
Los movimientos estudiantiles generados después de la preparación de las condiciones mínimas necesarias que permitieran su ejecución, se pasaba a la parte operativa que era discutida ampliamente por los que encabezaban el Comité Ejecutivo y socializan a los jefes de grupo y ellos a toda la base estudiantil en una figura que recuerda a las dinámicas actuales de gobierno que sólo usó la democracia para efectos de elección pero en las decisiones se usa de un grupo cerrado para su discusión y el diseño de estrategias para su concreción efectiva.
“Las reuniones de comité te pudiera decir, se fraguaba de dos maneras, una que era la cúpula, la cúpula eran cuatro o cinco personas, no mas, los de mayor confianza, dicen sabes que, vamos a hacer esto ¿como ves?, se viene esto se va a hacer esto, que hacemos, cuando bajábamos a la reunión de todas las carteras que éramos dieciocho, ya decían el problema se viene así, pero nosotros ya llevábamos una propuesta de qué hacer, antes de llegar totalmente al arrebato y después de esa reunión nos íbamos a los jefes de grupo, y ya cuando llegaba a los grupos era porque ya iba todo, ya bien estructurado, bien armado” (Leyva, 2016, pág. 10).
Al grupo que conformaba el Comité Ejecutivo Estudiantil, se le encargaba de facto, proteger los intereses del Mexe, sin entender de manera precisa cuáles eran estos. Sin embargo, podría entenderse que la existencia del estado de cosas y prácticas tal como se hacían era necesario que siguieran reproduciendo con varianzas de diverso calado que garantizaran la continuidad. Para la reproducción es necesario nutrir de nuevos elementos a la estructura existente, siendo los mínimos esperables que los nuevos adeptos demuestren un conjunto de disposiciones que auguren una conservación de la cultura.
La entrega de la clase política dentro del internado, rebasaba en algunos casos a la académica que se veía subsumida a las exigencias que demandaba ser integrante del comité de tiempo completo en reuniones que duraban todo un día y gran parte de la noche. La resistencia física que se requiere se emparejaba con el ímpetu que da la juventud para soportar las largas jornadas:
“Cuando me levantaba a las cinco de la mañana, entrar a las seis y media, pero para dormir, como a las dos de la mañana, como a las dos, a que hora terminaban nuestras actividades, a las diez de la noche y de ahí nos íbamos al Casco, al Comité, a ver algunas cuestiones y sino pues a analizarle y sino pues a hacer tu tarea y a dormirte a las dos, tres de la mañana” (Leyva, 2016, pág. 4)
Bibliografía
Ávila, M. (2016). Formación, organización y escritura de algunos representantes del Consejo Nacional de Huelga del movimiento estudiantil del 68 durante su estancia en la cárcel de Lecumberri. Revista Mexicana de Historia de la Educación, IV(7), 1-24.
Arteaga, N., & Arzuaga, J. (2017). Sociología de la violencia . México : FLACSO.
Avecillas, C. (9 de Abril de 2016). Primera generación de educación especial. (A. Moreno, Entrevistador)
Flores, Y. (2019). Escuelas Normales Rurales en México: movimiento estudiantil y guerrilla. Iztapalapa, Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 2005-226.
García, D. (2010). Dignidad y exclusión: retos y desafíos teórico-práctico de los Derechos Humanos. México: Porrúa .
Leyva, M. (3 de Diciembre de 2016). Normal Rural “Luis Villarreal”. (A. Moreno, Entrevistador)
López, M. N. (2018). Los estudiantes Normalistas Rurales y el Partido Comunista Mexicano en la historia política del siglo XX. Anuario Mexicano de la Historia de la Educación, 67-84.
Padilla, T. (Marzo de 2009). Las normales rurales: Historia y proyecto de nación. El Cotidiano, 85-93.
Ramos, S. (2019). El perfil del hombre y la cultura en México . México : Colección Austral .
Tyler, R. (1986). Principios Básicos del Curriculo. Argentina : Troquel .