Wenceslao Vargas Márquez
Diversas asociaciones civiles (un total de nueve) se pronunciaron el lunes 15 de octubre por frenar todo lo que, desde el nuevo gobierno, viene en contra de ese agravio nacional que fue la reforma educativa. Plantearon el lunes que no desaparezca el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, que más que un instituto evaluador se ha comportado como una fiscalía, una Fiscalía Especializada en Calidad de la Educación (INEE, por sus siglas en inglés).
Llama la atención que entre las nueve agrupaciones que firmaron que no desaparezca la Fiscalía Especializada en Calidad de la Educación (INEE, por sus siglas en inglés) se halla un ente llamado Fundación para la Cultura del Maestro (Fucum), dependiente del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE. La Fucum, firmante del desplegado del lunes 15 que pide que el INEE no desaparezca está reglamentada en su funcionamiento en el artículo 126, fracción III, del manoseado Estatuto del SNTE en vigor. En el llamado a que el INEE no desaparezca el CEN del SNTE se llevará otra derrota de los moribundos líderes magisteriales porque el INEE desaparecerá.
La Fiscalía Especializada en Calidad de la Educación (INEE, por sus siglas en inglés) puede y debe desaparecer por varias razones. En primer lugar, se convirtió en fiscalía. En segundo lugar, durante su existencia, se prestó a la broma pesada de aplicar a los docentes una evaluación que no evalúa. Saben los dirigentes del INEE que lo que aplican para la permanencia de un docente en su empleo no es una evaluación sino una broma de mal gusto porque no contempla ni la observación en el aula ni la revisión del expediente administrativo. En julio de 2016 y en el reciente septiembre de 2018, Schmelkes, del INEE, y Granados, de la SEP, reconocieron la ausencia de estas herramientas. En tercer lugar la desaparición del INEE en nada perjudica al país.
Las atribuciones de la Fiscalía Especializada en Calidad de la Educación (INEE, por sus siglas en inglés) pueden ser absorbidas, en lo elemental, por la Comisión Nacional del Servicio Profesional Docente que depende de la SEP, pero si no se quiere que sus fúnebres restos mortales se hallen bajo el mando directo del ejecutivo federal todavía hay otros dos caminos. Pueden subsumirse una parte de las actuales atribuciones del INEE en uno de dos (o en ambos) organismos autónomos, a saber: el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi). No hace falta más. Al final, como al pie de la Cruz, las ropas del INEE pueden ser sorteadas en los espacios ya citados de la administración pública federal, con las adecuaciones legales que convengan al artículo 26 constitucional, y por supuesto al tercero.
Las elecciones nacionales del primero de julio fueron una marejada de la que no se reponen aún los espacios tradicionales del poder. De los espacios sindicales ni caso hablar pues no salen del marasmo, del shock, además de que no hay cómo ayudarles. En el caso de los dirigentes del SNTE todo lo que defienden se les muere. Defendieron diputaciones, senadurías y reforma educativa y todas ellas fallecieron. Defendieron al difunto partido Nueva Alianza y se les murió en los brazos. El CEN del SNTE defendió el 15 de octubre la existencia de la Fiscalía Especializada en Calidad de la Educación (INEE, por sus siglas en inglés), camuflado el CEN en la figura de la Fundación para la Cultura del Maestro y, además, camuflada la Fundación en un grupo fotogénico en el que quisieron pasar desapercibidos formándose en segunda fila, detrás del alumnos más alto. Aún camuflado el CEN del SNTE por partida doble descubrimos sus huellas dactilares; es que no tenemos nada qué hacer.
Es el caso que el presidente electo le contestó al CEN del SNTE y a su Fundación que el INEE desaparecerá. Según cierto portal de noticias (bit.ly/2RUzF6E) el presidente electo dijo el martes 16 que “el régimen corrupto sólo crea institutos, como el INEE, para colocar a sus allegados y asignarles salarios superiores a los 200 mil pesos mensuales. En ese sentido, adelantó el fin de esa dependencia y consideró que los procesos de evaluación deberían aplicarse a todos los funcionarios púbicos y no sólo a los maestros”. La medida del nuevo gobierno parece derivar de la negativa del INEE a posponer la evaluación de noviembre, posposición a la que se le exhortó y a la que se negó alegando que en el sexenio federal que acaba nadie ha violado la ley (ni la de tránsito), y ellos, los del INEE, no serán los primeros en violar la moralidad pública que ha prevalecido.
Hace bien López Obrador en desaparecerlo, es por el bien de niños y jóvenes, es por el bien de todos, incluso por el bien del PRI, pero al PRI la medida le llega demasiado tarde. De los otros espacios de poder, de las asociaciones civiles que firmaron junto con la Fundación del CEN del SNTE el desplegado del 15 de octubre debemos decir que han sido adversarios ideológicos sobresalientes en la pelea por el sano futuro de la educación pública pero nos parece que no han tenido una lectura completa y adecuada de lo que ocurrió en las elecciones del primero de julio. Ocurrió una marejada de consecuencias incalculables y no han visto ni la marejada ni sus consecuencias. A veces me da la impresión de que no leen periódicos.
Twitter @WenceslaoXalapa